El secreto de mikrax

Escena 6-El despertar del tercer vinculo

El amanecer llegó cubriendo el campo con una neblina espesa. Las brasas del combate aún humeaban, y el aire olía a hierro y ceniza.
Alexandra permanecía inmóvil, observando cómo el resplandor del Símbolo del Recuerdo vibraba sobre su pecho, recordándole las palabras del guardián:
“Encuéntrame en el Valle del Eco…”

Dio un paso y el suelo tembló bajo sus pies. En la distancia, un segundo brillo respondió: era el Símbolo del Olvido que llevaba Mikeyla, encendido sin que ella lo notara.
Durante unos segundos, ambos símbolos resonaron en perfecta sincronía… y de ese vínculo invisible nació una tercera energía, un pulso que atravesó los cielos y abrió un portal entre los dos mundos.

El aire se desgarró con un sonido antiguo, y de la luz surgió una figura masculina, envuelta en destellos dorados.
Tenía los cabellos oscuros, los ojos como el ámbar al sol, y en su frente brillaba una marca en forma de estrella: la fusión de ambos símbolos.
Cuando habló, su voz era tranquila pero profunda, como si llevara siglos esperando ese momento.

—Soy Kael, el que une lo perdido y lo recordado.
—¿Eres el guardián del que habló la sombra? —preguntó Alexandra, retrocediendo un paso.
Kael asintió. —No solo guardián. Soy el eco de lo que ustedes fueron… y la clave de lo que serán.

Mientras hablaba, Mikeyla, lejos de allí, sintió el aire volverse pesado. Una visión cruzó por su mente: Alexandra frente a un extraño de mirada dorada, y un fuego azul conectándolos a todos.
Su corazón latió con fuerza.
—¿Por qué siento que lo conozco? —susurró, temblando.

De regreso en el campo, Kael extendió la mano hacia Alexandra.
—Tu hermana está cambiando, y tú también. Lo que el destino dividió ahora intenta unirse otra vez. Pero si no controlan el poder que las une, el mundo de Mikrax será consumido por el equilibrio roto entre memoria y olvido.

El Símbolo del Recuerdo volvió a arder con fuerza, iluminando el rostro de Alexandra.
—Entonces enséñame, Kael. Quiero salvarla… aunque eso signifique perderme a mí misma.

Kael la miró con una mezcla de compasión y pesar.
—Salvarla es salvarte. Porque tú y ella… son las dos mitades de un alma que alguna vez fue mía.

El viento rugió, el suelo tembló, y el nombre que selló su destino resonó entre los ecos del amanecer:

“My Crux.”



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En el texto hay: fantasia, accion, ficion

Editado: 25.10.2025

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