El secreto de su voz

Capítulo 1

 

PRIMERA PARTE

Los Secretos de Harrison

 

 

1

 

 

Se había cumplido ocho meses desde que él se fue y aún no sabía por qué no lo había olvidado. Desde su partida no había sabido nada de él, ni siquiera recibí una carta con su disculpa hasta ese momento.

Caminé en dirección al Locaut, la cafetería que se encuentra en el centro del pueblo. Se aproximaba el invierno, las calles estaban frías. Me coloqué mis guantes y saqué mi reproductor, colocándome después los auriculares. Subí todo el volumen a la música. Crucé mis brazos por el frío que hacía y cerré mis ojos mientras el viento tocaba mi rostro.

Llegué al Locaut y abrí lentamente la puerta, había muchas personas ahí. Miré cómo el humo salía de sus tazas de café. Respiré profundo y caminé hasta la barra, quitándome los guantes un momento.

Me senté en uno de los bancos, mirando el menú. Un chico se dirigió a atenderme, pero yo solo miraba fijamente el menú.

‹‹ ¿Por qué quiero venir al Locaut después de tanto tiempo?›› me preguntaba.

El chico esperó unos segundos y me preguntó qué iba a pedir, yo guardé silencio un momento y volvió a preguntar.

—Quiero un chocolate caliente para llevar —dije sin mirarlo.

Él se movió y escuché cómo el chocolate cayó en el envase. En cuestión de un par de minutos lo trajo, yo agarré el chocolate, le di el dinero y me retiré.

La última vez que fui al Locaut, había sido una semana después de que él se marchase, con la ilusión de que él estuviera ahí. Pero no fue así.

Me pareció increíble lo mucho que había cambiado el Locaut. Caminé hasta la salida examinando todo su nuevo aspecto, pasando mi dedo índice por el borde del envase del chocolate.

Mis padres estaban de viaje, llegarían el siguiente día en la noche, así que no me di prisa por llegar a casa.

Al salir de Locaut miré cómo se estacionaba Lisa Conde junto a sus amigas, ella es la chica con más dinero del pueblo, un estatus que le hace creer que tiene el dominio de todo. La miré de reojo y ella pasó por mi lado dándome en el hombro. Yo respiré profundo y continué caminando mientras caía la noche.

Lisa y yo crecimos juntas; un año atrás habíamos sido inseparables, pero todo eso cambió la última noche del verano.

Si tan solo no hubiera llegado a ese lugar, quedándome a esperar a Lisa, tal vez si me hubiera ido con Sebastián, no sentiría todo esto.

Desde ese momento todas las personas del pueblo me miraron con desprecio. Antes era la niña linda del pueblo, ahora soy una amenaza, una golfa mentirosa e irresponsable. Me puse a pensar que tal vez todo ese cariño era hipocresía.

‹‹ ¡Cómo odio aquella noche!››.

Decidí caminar hasta mi casa, estaba colocando la música al máximo, y había pocas luces en la carretera. La luz de un auto me reflejó mientras caminaba. Me detuve y vi que era el auto de Mathius Copelman, el líder del equipo de baloncesto, siempre pensé que no era más que un patán arrogante que aún no controlaba su agresividad, esta vez estaba acompañado de sus amigos, así que seguí caminado.

— ¡Nita, Nita! ¿Me harías un masaje en la espalda? —dijo él con voz burlona y se rieron sus amigos. Caminé con cara de enojo, pero me persiguió con su auto.

— ¡Oye! Me dijeron que lo haces muy bien —lo secundó Facundo Larrá, tocándose el cuerpo como si fuese una mujer.

Traté de subir más el volumen.

‹‹ ¡Quiero que esta mentira acabe!›› espeté en mi cabeza.

Después de unos minutos insoportables, se fueron a alta velocidad.

Me desvié de mi ruta, dejando el camino más cerca de casa, para tomar el más largo. Mientras caminaba miles de recuerdos se agolparon en mi mente, uno detrás de otro, sin darme un respiro.

Me tiré al suelo y arranqué el césped con mis manos para desahogar mi impotencia de ver cómo toda una vida perfecta se destruyó en una noche. Sentí como si todo ese tiempo estuve caminando por senderos de clavos.




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