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Me estaba asustando todo eso. Mis manos temblaban mientras caminaba, seguí leyendo. Respiraba pausadamente tratando de relajarme, pero, solo temblaba.
Escucha lo siguiente. Las notas ya me aburren. Pero no te asustes. Respira tres veces antes de entrar.
Respiré tres veces. No porque él me lo pedía, sino porque necesitaba hacerlo.
Coloqué la mano en la manecilla de la puerta y la abría suavemente. Había una radio encendida. “Presiona reproducir” estaba escrito en la radio.
Luego comencé a caminar alrededor de la radio con desespero y miedo.
La radio se encontraba en el medio de la habitación y al parecer era de batería, no estaba conectada a nada. Tomé un último respiro y me agaché, con mi cuerpo temblando. Mi mano izquierda empuñada la coloqué cerca de mi boca. Era tan espantoso lo que estaba sintiendo en ese momento. Me llené de valor y apreté reproducir.
¡Hola Nita!—gritó, después hizo silencio.
Mi corazón se exaltó y comenzó a latir muy fuerte. La impresión fue muy dura. Su voz estremeció mi cuerpo y colapsó mis nervios en cuestión de un segundo. Segundos funestos que estaban a punto de hacerme sollozar.
Mejor no grito más.
No fue mi intensión asustarte, perdón.
Bueno, perdón, debí decirte minutos después de nuestra discusión y no lo hice.
Ahora es tarde.
Tirada, en el suelo traté de pasar el susto. Por mi mente solo pasaban pensamientos opuestos y confusos. ‹‹ ¿Tarde? ¿A qué se refería? Él aún podía venir y decírmelo››.
No sabes cuánto daría por tener otro segundo más contigo.
Me incliné hacia delante y me arreglé.
‹‹ ¿Qué ocurre?››. Se oía triste, nostálgico, su voz se quebraba a cada segundo.
Te dije que me escucharías, y aquí me tienes. Ahora presta atención y haz todo lo que pida al pie de la letra. Me enteraré si no lo haces.
‹‹ ¿Qué es todo este juego?››.
Él dejó de hablar y yo me comencé a preocupar. Moví mis piernas y las crucé. Dejé las cartas al lado de la radio y esperé intrigada a que él siguiera hablando.
Estaba escuchando sonidos de autos chocar.
‹‹ ¿Qué era ese sonido?››.
Algo subía y bajaba en mi interior.
Esto es lo último que escuché de la calle en donde fui feliz.
El accidente de aquel día yo lo vi.
Me hizo recordar el accidente. Lo ocurrido con Julián una hora después de que Sebastián se despidiera de mí.
…
Venía corriendo por todo lo que Sebastián me hizo y dijo, pero me detuve. Por mi lado pasó una ambulancia en dirección a mi vecindario. Corrí a ver qué pasaba. Cuando llegué, era el auto del papá de Julián Torres, acababa de chocar con un camión. Me coloqué las manos en la cara de la impresión.
Había mucha gente cerca. Se escuchaban gritos. Eran de la madre de Julián. Pero el esposo estaba con ella, así que él no manejaba. Volteé hacia el carro. Los paramédicos iban a sacar a alguien. Había sangre en el vidrio del auto.
Julián tenía la cara destrozada y toda su ropa llena de sangre. Había muerto a escasos metros de su casa.
…
Aquel día fue muy desastroso para muchos. Todavía en mi mente se mantenía viva la imagen de Julián ensangrentado.
Pobre Julián, no debió reaccionar de esa manera. Ellos no tenían la culpa, más bien debió agradecerles.
Sentía que había un mensaje oculto detrás de esas palabras.
Natalie… al comenzar a reproducir este CD no hay vuelta atrás, quiere decir que estás dispuesta a todo. Hay reglas que debes cumplir y seguir. No importa el resultado. Será para tu beneficio.