El secreto de su voz

EL RECUERDO DE MIGUEL

EL RECUERDO DE MIGUEL

 

(Presente)

 

 

 

Me quedo en silencio unos segundos, estoy mirando el tapiz del suelo; es vinotinto con cuadros color crema. Estoy tratando de ordenar mis ideas, son tantos detalles que apenas logro recordar el orden de los sucesos.

—Natalie. —Ella pronuncia mi nombre suavemente— ¿Te sucede algo?—La ignoro— ¡Natalie!—eleva un poco el tono de su voz y yo la miro.

—No sucede nada, estaba pensando en Miguel. Es como si al querer recordar algo en especial, hace que miles de memorias vengan rápidamente y no me dejaran pensar con claridad.

—Entiendo… —Me dedica una pequeña sonrisa—. Me podrías hablar de él, quiero comprender que sucedió el último día que lo viste, tal vez así entenderé cómo te sientes.

—Está bien. Aunque no recuerdo mucho de nuestra conversación ese viernes… Aquel día se celebró el aniversario de la escuela. El estadio de béisbol se llenó de estudiantes, había globos morados y blancos en representación del equipo, y el emblema de la escuela. El evento estuvo lleno de música y baile. La presentación de los jugadores y un sentido discurso del director, habló sobre la vida y lo difícil que puede ser vivirla. Incluso se atrevió a nombrar a mi hermano, como la más sentida pérdida que tuvo el equipo. Yo estaba sentada en el quinto asiento de la última fila de las gradas, desde ahí podía ver todo el lugar.

››Con la mirada intenté encontrar a Sebastián entre la multitud, pero no funcionó. El evento aún continuaba, pero ya no quería estar ahí sola. Las personas que estaban a mi lado hacía lo posible para no tener que cruzar palabra conmigo, y eso me hizo sentir muy incómoda. Los rumores sobre mi reputación llegaban a más personas por segundo. Me levanté y me marché de ahí. Comencé a caminar a casa. A medida que me alejaba, el bullicio se hacía más bajo y eso me reconfortaba de alguna manera. De pronto Miguel se apareció, dándome un buen susto. Colocó sus manos en mis hombros y me decía que tuviera calma, sonreímos y él me preguntó si no me molestaba que me acompañara hasta mi casa.

Un poco de compañía no me vendría mal” le contesté y le hice señas para continuar la marcha.

Creí que eras de esas chicas que se queda hasta el final de un evento”. Me comentó y yo sonreí mientras negaba con la cabeza.

Me equivoqué… ¿Te has sentido mejor?”. Preguntó y le contesté que me encontraba muy bien y agradecí su amabilidad. Luego posó su brazo en mis hombros. Tal como lo hacía Will cuando no quería darme un abrazo completamente.

— ¿Recuerdas algo más que te haya dicho Miguel?, algo que te hiciera pensar que podría suicidarse. Aunque la reproducción de Sebastián haya dicho lo contrario. Sigo consiente del informe de la policía del pueblo.

—Entiendo —respondo de manera tajante—, pero no. Nunca dio indicios de que quisiera quitarse la vida. Me habló sobre sus proyectos de vida y lo feliz que se encontraba—Miro mi muñeca y toco el brazalete plateado que llevo puesto—. De hecho, ese día me regaló este brazalete, dice: “mejores amigas por siempre”, acompañado de un infinito. Cuando me lo dio reí inmediatamente. Así que, me aclaró que era un obsequio de su hermanita, ahí todo tuvo sentido. Me pidió que lo conservara, me da- ría suerte y me protegería—Ella escribe algo en su libreta y causa mi enfado—. ¡Si no quiere creerlo, no lo haga! Yo sé que lo que dijo Sebastián es cierto. —Nota mi alteración y se sorprende.

— ¿Cómo estás tan segura que no te mentía en esa reproducción? Por lo que me has dicho estabas descubriendo la otra cara de tu mejor amigo.

—Porque los conocí a ambos… Miguel, al igual que Sebastián, se había vuelto un ángel guardián para mí... Él también conoció a Will, y desde su muerte había tratado de animarme, y darme pequeños detalles de vez en cuando. Decía que yo le recordaba a su hermanita, y por eso se preocupaba por mí. Fue un buen amigo en tiempos difíciles y desde ese día nunca me he quitado esta pulsera… Pero creo que usted jamás entenderá algo así.

Se queda mirando su libreta en completo silencio. Se quita sus lentes y lo coloca en la pequeña mesa de su lateral. No entiendo sus actitudes, no entiendo qué quiere lograr con esto. Está aquí para confirmar mi demencia, pero no obstante, parece creer en mi sensatez.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.