El secreto de su voz

Capítulo 11

11

 

 

Traté de ver su rostro, pero estaba todo oscuro. Solo pude notar los cortes de su franela blanca y el largo de su cabello. Me escondí un poco más, se acercaron unos chicos. Eran los que vi drogándose la noche anterior, antes de que llegaran las cosas de Sebastián. Entre ellos se encontraba Andrés Cruz.

‹‹ ¿Qué hacía él ahí?››.

Me quedé escondida donde estaba. Ellos entraron a la bodega que mencionó Sebastián. Salí y caminé con cuidado. Traté de no hacer ningún ruido. Entré a la bodega.

Por dentro no parecía que estuviera abandonada. Desde donde estaba podía ver una cartelera en la cual había varias fotos. Las visualicé con calma. Reconocí algunas, habían sido tomadas en fiestas a las que asistí. Había un pequeño mapa, que marcaba la dirección de una casa cercana a la cabaña. Cerca de la entrada había cajas cerradas, me entraba la curiosidad por saber qué tendrían dentro. Me asomé a ver qué hacían. Estaban hablando entre ellos. Manuel se levantó y le dio un sonoro golpe a la pared. Parecía muy enojado, su mirada mostraba incertidumbre y miedo, tal vez rabia, más que todo.

— ¡Cómo es posible que no se sepa nada del infeliz de Sebastián! —dijo Manuel. Me quedé sorprendía, mis ojos se agrandaron y tragué en seco por lo que acaba de escuchar—Ya han pasado ocho meses y nadie ha podido dar con él. ¿Saben lo peligroso que es no tenerlo vigilado? No darle respuestas al jefe sobre él, es una bomba de tiempo.

—Olvidemos a Sebastián, mejor que esté lejos. Lo que quiero saber es si cumplieron con lo acordado —dijo ella, tratando de calmar los humos de Manuel he intentado que la atención se concentrara en su asunto.

Su voz se me hizo familiar a pesar de notar que estaba algo ronca. Posteriormente a eso, hizo un juego con sus dedos. Miré cuidadosamente hasta que sonó mi celular y salí corriendo de allí.

Me escondí.

Miré hacia la guarida cuando ya estaba algo alejada, vi que salieron dos de los chicos a ver quién estaba cerca.

 

Las mentiras duran poco, pero la decepción mucho más que poco.

 

Recordé de un momento a otro lo que Sebastián dijo.

‹‹Debo buscar a alguien que me ayude››. Fue lo primero que pasó por mi mente en aquel momento.

‹‹Si hablas de tus mentiras, Sebastián, la decepción que comienzo a sentir me duele mucho››.

Al final me retiré sin más.

A medida que caminaba hacia la casa recordaba la reproducción.

‹‹ ¡Fuiste tú, miserable Mathius!››.

No quise seguir caminando, así que tomé un taxi para que me llevara a casa. No quería estar más ahí, no quería seguir así.

En cuanto el chofer se detuvo y le pagué lo que correspondía, salí corriendo a mi casa. Abrí la puerta. Subí muy deprisa a mi habitación.

Era imposible contener más las lágrimas. Mis padres estaban en casa, empero no habían notado mi llegada.

Cerré la puerta de mi habitación con mucha fuerza, le pasé el seguro y me tumbé sobre ella. Poco a poco me fui cayendo hasta sentir la frialdad del suelo y lloré con más fervor. Comencé a tirar todo al piso, rompí la cajita de vidrio que me regaló Sebastián hacía un par de años. Cuando escuché el ruido de los vidrios romperse, me agaché a observar los pedazos.

Los recuerdos de esa noche, los insultos, las infinidades de noches en donde únicamente lloraba. De los castigos que yo misma me hacía, las cortadas en mi muñeca, inducirme el vómito, las miradas a mi alrededor y de él; todo eso se volvía hacia a mí en forma rápida, era como si los recuerdos decidieran atacarme, sin yo tener ni una simple arma de defensa, estaba devastada y derrocada por mis propios pensamientos enemigos.

— ¡Nita! ¡Nita! —gritó mamá desde la puerta, tocaba muy fuerte y movía la manilla— ¡¿Natalie Fleming, qué sucede?! Abre la puerta ahora mismo, escuché un estruendo. —Siguió empujando la puerta y yo seguí llorando en silencio— ¿Por qué no estás en la escuela? Nita, se me está acabando la paciencia…

—¡Cállate! ¡No te abriré! —grité al fin con mucho dolor. Ella dejó de golpear— ¿Con qué derecho vienes a imponerme cosas? —Me levanté—. No tengo por qué decirte nada y no insistas, porque no te abriré.




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