El secreto de su voz

Capítulo 14

14

 

 

 

En los dos siguientes días, Mat y yo nos fuimos juntos a la secundaria, tratamos de averiguar para qué eran los códigos y qué pasaba realmente con las imágenes. Estaba empezando a confiar más en Mat, pues hacía mucho tiempo que no hablaba tan seguido con alguien.

En uno de los recesos entramos a la sala de informática. Mat, intentó entrar en la página que Tim había creado.

Él trababa de hackearla, pero, estaba todo muy complicado. En ese momento me acordé de algunas frases que solía repetir mucho Sebastián  “Todo plan tiene su mecanismo”. Era del libro Verdades entre secuestrados.

Debo señalar que ese libro era de un autor anónimo y era una historia basada en una entrevista a la única secuestrada que logró escapar. Por alguna razón, Sebastián había escogido esa historia.

Debido a eso dejé a Mat en la sala de informática y fui a la biblioteca. Busqué los hechos periodísticos de ese año, en el cual, el libro salió a la venta. Había algo muy peculiar, los secuestradores no buscaron personas diferentes, sino que aprisionaron exactamente a un grupo de conocidos, podría decirse que vivían en un mismo vecindario. Se encargaron de saber toda su información a través de hackeos de cuentas virtuales e información recibida por otras personas cercanas a ellos. Todo plan tenía su mecanismo y el de ellos eran las redes sociales, hackear, usar códigos y ver qué tanto provecho podían sacar de ello. Pensaron muy bien, la mayoría del grupo eran hijos de personas adineradas y una minoría de cinco o seis personas era de escasos recursos, como para que la policía pensara que solo había secuestrado a un grupo al azar, cuando en realidad era para sacar ganancia de los ricos.

Tal vez los códigos eran para descifrar algo oculto dentro de esa página que crearon o para encontrar asuntos relacionados con las muertes de ese último año; fui de nuevo a la sala de informática y  le comenté mi hipótesis a Mat.

—Es una muy buena teoría, pero, ¿cómo haríamos para saber con exactitud las cuentas? —preguntaba mientras trataba de entrar a la página.

—Yo tengo una lista de nombres que me mandó Sebastián deben ser esas cuentas.

—Aunque fueran, deberíamos extraer información de una de esas computadoras o tener una madre que contenga toda la información. —La computadora dio una alarma—. ¡Rayos! Ese bendito código no me sale, tratar de descifrar a Tim es más difícil.

—Tal vez, no sea a Tim a quien debas descifrar, puede ser a Sebastián, él es el co-creador de la página. —Agarré tres códigos—. Usa estos tres códigos de aquí, algo me dice que tienen que ver con Sebastián.

—H3#S0—leyó los códigos en voz alta—TLA52 y N174-#28 ¿Estás segura de estos códigos? No les veo sentido.

Mat colocó el primer código  y no funcionó, el segundo tampoco y el tercero dio justo en el clavo. La página abrió completamente y entré a los archivos: había fotos y nombres. Estaba entre ellos, Lisa Conde, me sorprendí mucho. Luego Mat colocó otro código para que aparecieran archivos ocultos. Estaba una fotografía en donde salían todos ellos, Lisa y hasta Sebastián.

‹‹ ¿Por qué Lisa está en esa foto?››. Me temía lo peor.

—Ya entendí… tiene que ver contigo—expresó Mat y yo volteé a verle—el tercero es un forma numérica de tu nombre, tu eres su código.

Al observar mejor lo comprendí. El siguió revisando archivos ocultos y encontró una nota que decía que toda la información estaba respaldada en una máquina madre. Habían pruebas de las drogas que tenía Andrés en su casa y videos de cómo abusaban de chicas dopada. Mat tomó una memoria y empezó a guardar todo en ella. Como evidencia en caso de emergencia.

Si el código sirvió, eso quería decir que los demás también. Por primera vez en tantos días creíamos tener las cosas claras; Mat, con lo poco que sabía de tecnología y decodificación, logró bajar la información. Hasta ese momento solo dos códigos sirvieron  y Mat estaba seguro que todo lo que necesitábamos estaba en otro lugar. En un respaldo que esa máquina madre poseía, ya que no era más que un archivero.

—Ya no hay nada más qué decodificar. —Estaba tenso y su expresión en el rostro me decía que trataba de hacer todo lo posible—. No hay más información aquí, debemos conseguir esa máquina madre, piensa un poco, Nita.




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