El secreto de su voz

Capítulo 24

 

Regresé a casa, un poco agotada y con ganas de tomar un baño largo, después de dos días armando y pensando nuestras jugadas. Aparqué mi auto en el garaje y apagué el motor. Me quedé ahí mirando hacia la puerta.

— ¡Will! ¡Nita! Pueden dejar de correr, el auto no se va a ir y la escuela tampoco —exclamó mi padre desde la puerta de entrada, miró su reloj de pulsera. Sostuvo muy fuerte su maletín y le dio un beso a mi madre de despedida—.Te amo, cielo… no nos extrañes tanto. —Se dirigió al auto.

— ¡Te queremos, mami! —dijimos Will y yo al unísono. El auto arrancó y solo quedó en mi mente aquella expresión de mi madre en mi primer día de escuela en el tercer grado de primaria.

Respiré profundo, retiré la llave y salí del auto. Le agregué el seguro y caminé hacia la puerta. La abrí con cuidado, con la cabeza agachada, no observé la casa. Cerré la puerta y caminé hacia la cocina por un poco de agua. Mi madre estaba sentada en el comedor, dejó de leer los documentos del trabajo para mirarme llegar. Abrí el refrigerador y me serví un poco de agua en el vaso, posteriormente me volteé hacia ella.

—Ya sé cuál será tu pregunta—hablé al comprender su silencio—. Estuve de paseo, fui a San Carlos a visitar a un compañero de clases y ayer volví a Belisa. —Dejé el vaso en la mesa luego de tomarme el agua.

Caminé en dirección a mi habitación, estrujándome los ojos del cansancio y respirando tranquila. Sentía que si tocaba mi cama caería dormida por largas horas, quizás un día.

—No es que me debas alguna explicación —respondió mi madre a mis espaldas y volteé rápidamente hacia ella—, me hubiese gustado saber dónde estabas, al menos hubiera dormido más tranquila… me preocupé, eso te iba a comentar. Lo siento.

— ¡Gracias por preocuparte! No debiste molestarte… no tenía batería por eso no te llamé. Espero que no te hayas pasado la noche en vela. —Di unos pasos hacia mi habitación pero giré de nuevo— Madre, ya no pidas disculpas por cada cosa que haces, lo comprendo.

Subí las escaleras y abrí la puerta de mi habitación. Estaba realmente desordenada, no me había dado tiempo de arreglarla; no, en realidad quería que mi habitación estuviera así. La arreglaría cuando mi vida estuviera arreglada. Caminé hacia el baño y me desvestí. Abrí la llave de la bañera y esperé que se llenara, quería darme un baño, quería relajarme.

Entré en la bañera y dejé que todo en mí fuera aligerándose, cerré mis ojos y solo pensaba en cosas buenas. Me imaginaba una vida en donde no hubiese existido todo este juego. Sebastián siendo mi mejor amigo, mi hermano regresando de la universidad una vez al mes, hablándome sobre su novia y lo bien que se sentía con ella. Lisa viniendo a casa cada tarde para hablar sobre cualquier tontería. Seguir siendo la mejor estudiante y conservar el respeto de los profesores. Papá y mamá llegando a casa cada noche, preparar la cena y sentarnos a ver televisión. Salir a caminar por el vecindario y recibir sonrisas y abrazos al saludar. Sentir que tenía la mejor vida.

Me levanté de la bañera, tomé la toalla y me sequé primero el rostro. Me la coloqué alrededor de mi cuerpo y salí con cuidado del baño. Caminé por mi habitación tratando de no caerme con alguna de las cosas que estaba en el piso. Abrí el armario y agarré mi pijama azul. Me la coloqué, a continuación me acerqué a la ventana, observé todo el paisaje antes de acostarme a dormir. Algo atrajo mi mirada, era la silueta de una persona cerca de los arbustos del jardín. Me estaba observando, pero mi primera acción fue hacerle creer que no lo había notado. De reojo traba de divisarlo, pero mis intentos eran en vano. Me retiré de la ventana y tomé mi celular.

—Mat, soy Nita… no sé qué pasa, pero creo que hay alguien en el jardín observándome —informé algo apresurada

—Tranquila, ¿viste bien?

—Sí, he visto bien, pero no logro verle su rostro ¿puedes pasar por aquí o qué sé yo?

—Estaba en camino al supermercado pero pasaré por tu casa, solo debo desviarme un poco, no estoy tan lejos.

—Te llamaré en cuanto vea tu auto pasar por la calle. Trataré de no acercarme mucho a la ventana.

Colgué la llamada y me acerqué de nuevo a la ventana, aún la persona estaba ahí. Caminaba por mi habitación para despistarlo ¿Por qué razón alguien me espiaría? A los pocos minutos vi pasar el auto de Mat lentamente por la casa. Tomé mi celular y lo llamé.




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