Estoy en mi cuarto, ha pasado un día y Samara se marcha hoy, llegaré tarde, pero Sam lo vale.
— Te ayudaría a convencer a Samara que se quedé un día más, pero mamá en algún momento se tendrá que marchar. Solo prolongas tu sufrimiento — digo rendida por doblar tanta ropa de Samara.
— Entiendo, de acuerdo.
— Mamá ¿Alguna vez pensaste en volver a casarte?
— ¿Por qué preguntas eso? Cariño sabes que yo amé a tu padre y no podría reemplazarlo.
— Nadie está hablando de reemplazar a nadie.
— ¿Desde cuándo no tienes ... ¿Ya sabes? — pregunta una voz en la puerta.
— ¡Samara! — réplica mi madre.
— Mamá, responde la pregunta.
— Oriana, soy tu mamá, y ya basta.
Samara, Argos y yo la miramos dolidos.
— Dejen de verme así.
Samara y yo intercambiamos miradas, y comprendemos que mamá ya se había molestado.
— Pues termináramos, es hora de irme — pronuncia Samara con cierta voz nostálgica.
La miró fijamente, recuerdo que de pequeña mi sueño era ser como mi tía Samara, con un gran sentido del humor, bonita, con esos ojos verdes que cautivaban a cualquiera, además que es poseedora de un gran intelecto.
— Las voy a extrañar — pronuncia al ver que mi madre y yo estamos en un pequeño trance de recuerdos —, pero tengo que volver en un mes.
— Lo sé, pero no soporto que tengas que irte — dice mi mamá —. Después de todo eres mi hermana menor.
Abrazamos a Samara y yo me siento cálida y feliz.
Ah mamá se le escapa una lágrima y se escusa diciendo que tal vez se vaya a resfriar.
* * *
— Creí que no ibas a venir — dice en tono Melo-dramático.
— Sí, es que Samara se fue hoy.
— Ya veo.
Lía tiene una sonrisa extraña, sé que me tiene que contar algo por la forma en la que se comporta.
— ¿Tienes que contarle algo a tu mejor amiga?
— No.
— ¿No? ¿Segura?
— Sí, solo tengo que contarte algo a ti — bromea —. En realidad, son 2 cosas.
Me gusta la manera que tiene Lía para expresarse, es muy natural y divertida.
— ¿Qué es? ¿Te gusta Jaxón? Lo sabía.
Me mira fijamente y sé que quisiera golpearme, pero sus intereses justo ahora es decirme lo que aún no me cuenta.
— Creó qué soy bruja — pronuncia en voz baja.
Quiero reírme, pero su expresión seria borra ese deseo.
— ¿Estás bromeando?
— No, es verdad, oh talvez me vuelvo loca. Hoy en la mañana comencé a jugar con una vela que está en el baño, comencé a ducharme y recordé una de tantas historias que mi abuela había contado cuando era pequeña, me concentré en tocar el agua y la vela se prendió, nadie la tocó, solo se prendió.
— ¿Te drogas?
— A diario — bromea con una risa nerviosa.
— La verdad, no creó en eso Lía, y el hecho de que crees que suceda, me asusta.
— Lo sé, también a mí, me gusta creer en esto, pero no qué me pasé.
— ¿Qué era lo segundo qué me ibas a contar?
— Es sobre Evan, ayer faltaste y él también lo hizo, hoy llegas tarde y recién se aparece en la escuela, por otro lado, todos nos conocemos en Winesburg y jamás había escuchado hablar de Evan.
— Tienes razón con lo último que recién pronunciaste.
— Hay algo extraño en él — dice con una sonrisa nerviosa —, cada vez que estoy cerca de él una corriente me recorre el cuerpo.
— Se le llama enamoramiento — bromeó.
Lía me da una mala mirada y entiendo que habla enserio.
— No te preocupes, tengo que conocerlo cómo quiera — la tranquilizó.
Pero al parecer no es suficiente para ella.
— Oriana, hay algo que de verdad no me gusta.
Jaxón camina hacia nosotros y eso evita que yo tenga que responder ante las sugerencias, quejas o lo que sean de Lía. Y para mí gran sorpresa Evan también lo hace.
— Chicas el señor Beer, quiere que hagamos un proyecto de quiénes somos — dice Jaxón tratando de explicarnos.
— Se supone que nosotros 4, somos equipo y yo tengo que escribir quién es cada uno de ustedes y así sucesivamente — termina de explicar Evan.
— ¿Para cuándo quiere esto? — pregunto.
— Tenemos 1 mes, pero mañana quiere un adelanto de nuestros gustos — contesta Jaxón.
— A mí me gusta, la pizza — dice con sarcasmo Lía.