El secreto del Alfa

Capítulo III: Vida normal

Capítulo III

Verano de 2018, mundo Humano.

Me preparaba para otro día de escuela, me puse mi uniforme, me maquille con un poco de polvo, mascara de pestañas y por supuesto no podía faltar mi labial rojo favorito.

Si es rojo, no, no parezco una zorra.

Bajo al comedor y ahí está mi padre viendo su celular, supongo que está viendo las noticias, mientras mi madre nos sirve el desayuno.

–Buenos días, cariño– saluda mi madre, sentándose frente a mí. – ¿Farah vendrá por ti?

–sí, solo espero que no llegue tarde.

–Yo te podría llevar– sugirió mi padre para después tomarle a su café.

–Sí pero te desviarías mucho para ir a tu trabajo.

Farah toca el claxon en cuanto llega, tomo mi mochila y mi almuerzo y me despido de mis padres para salir rumbo al carro de Fa.

– ¡¿Qué onda amigaa?! – dice gritando Fa cuando subo al auto.

–amiga no es necesario gritar.

–Es para que despiertes–dice con gracia para después arrancar.

La escuela no queda muy lejos por lo que no tardamos en llegar, nos estacionamos y como quedan todavía unos minutos nos ponemos a chismear con nuestros amigos,

–No puedo creer que estemos a una semana de terminar el semestre–dice sorprendida mi amiga Margot– pronto estaremos en la universidad.

–Pronto me liberare de ustedes zorras–responde Jaqueline a broma– La verdad ya quiero salir de este pueblucho y vivir en la ciudad.

–Creo que voy a extrañar a mis padres–dije con nostalgia– Lo bueno es que Jeremy vendrá conmigo a NY.

–Vaya… tú y Jeremy–dice Margot levantando continuamente sus cejas rubias– aquí huele a amor.

Jeremy es mi vecino, no puedo decir que es mi mejor amigo, porque me gusta demasiado para considerarlo así, pero es de las pocas personas que me conoce bien y confío mucho en él.

–Pues si se animara– dije desanimada– si andaría con él.

–Yo creo que si le gustas– dice Fa tratando de animarme– Cada vez que te ve se le iluminan esos ojazos azules que se carga.

–Hablando de ojos bonitos…– menciona Margot viendo hacia atrás de mí, trato de voltear disimuladamente y si ahí venia mi rubio favorito –Vámonos para dejar a la parejita.

– ¡no! Esperen…

Pero ya era tarde mis amigas se fueron corriendo para la escuela por lo que no me quedo de otra más que esperar a Jeremy.

– ¡Hey! – me saluda el rubio cuando llega a mi lado.

–hola.

–Mañana habrá una fogata en el bosque– dice con esa seguridad que lo caracteriza– ¿quieres ir conmigo?

– ¿una fogata? – Pregunte emocionada– No sé si mis padres me dejen ir.

Yo tratando de ser difícil pero sé que él sabe que voy a ir sí o sí.

–Ya sabes que tus papas confían en mí– dijo par después de soltar una risa– Tu déjamelo a mí.

–Entonces voy contigo– dije con una pequeña sonrisa acercándome hasta tal punto en que por poco nuestro labios se tocaban.

Jeremy me toma de la cintura pero contra todo pronóstico me da un pequeño beso en los labios.

–Lo siento– dijo rápidamente y soltando mi cintura– No debí hacer eso.

Concluye de decir eso y se va corriendo rumbo a la escuela, yo me quedo todavía en sorprendida por el cambio repentino, un momento después el timbre suena y yo también me dirijo a mi salón.

 

Camino de regreso a casa, no queda lejos la escuela pero Fa tenía cita con el doctor y además tenía que caminar ya que tarde hablando con unos amigos y el camión me dejo. En fin el día se mostraba nublado, lo cual era muy raro ya que aquí siempre estaba soleado, faltaban dos calles para llegar a mi hogar cuando me entra una sensación de que alguien me observaba, volteo hacia atrás y se encuentra un hombre vestido con una gabardina negra, pantalón del mismo tono, no lograba ver su rostro por el sombrero.

Comienzo a caminar más rápido, volteo a la derecha y hay otro hombre y como casualmente estaba nublado no había gente… pinche suerte me cargo, justo cuando no traigo mi gas pimienta.

Aunque soy tan torpe que yo me rociaría el gas a mí misma por los nervios.

Dejo de lado mis pensamientos al ver que una camioneta se detiene.

Ya valió barriga, señor barriga.

–Carajo– murmuro cuando chocó contra un pecho, se me pone la piel de gallina al ver que me intercepta uno por el frente cabe destacar que era demasiado pálido y con unos ojos… rojos. – Disculpe.

Inocentemente trato de rodearlo cuando su pálida mano agarra mi brazo, intento zafarme de su agarre pero él me clava sus horrorosas uñas.

Demonios.

– ¿Quiénes son? – trato de liberarme pero él me clava más las uñas– ¿Qué quieren?

–Muy fácil–dice el paliducho sonriendo maliciosamente, mientras me arrastraba hacia  una camioneta blanca– Te queremos a ti luna.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.