Era media noche, los oscuros pasillos del castillo estaban desérticos y lo único que se escuchaban eran los zapatos de una mujer demasiado peculiar, sus ojos morados demostraban los nervios que sentía, sus manos temblaban y trataba de que nadie escuchara su respiración.
Louisa salió lo más rápido posible del castillo y una vez que estuvo afuera soltó un gran suspiro, corrió al bosque y se quitó la ropa para después convertirse en una loba blanca.
La mujer llego a su destino, una pequeña cabaña escondida en medio del bosque, en la puerta la esperaba ya su amiga desde hace años, Rowina siempre la había ayudado y había guardado todos los secretos relacionados con su hija.
–Espero que sepas en lo que te estas metiendo, Louisa– dijo la bruja sirviéndole té a su amiga, ambas estaban preocupadas– La más perjudicada será Aurora.
–Es su destino, Rowina– se defendió la rubia por la desconfianza– tu misma lo has dicho, de una u otra forma Aurora sacara a Erick.
– ¿a qué precio? Si se entera Richard la matara.
–Tal vez debimos decirle toda la profecía. – Louisa le tomo a su té.
–No la hubiera aceptado en Cuxem.
– ¿Terminaste la llave?–pregunto Louisa esperanzada.
–Eso no se pregunta, querida. – Ambas se encontraban frente a frente tomando su té, cada una pensando en el futuro de la pelirroja– La llave esta lista pero solo la daré con la condición de que me llevaran para abrirla.
–Se supone que ira Aurora, Henry y Liam, parten mañana.
–Esos cachorros, me necesitaran. – Rowina se levantó de la mesa y se dirigió a un pequeño librero de ahí saco el libro que le habían proporcionado y se lo tendió a Louisa–Mañana iré a Cuxem y aprovecharemos para crear un plan y esperemos que salgamos ilesos de esta suicida odisea.
Al día siguiente Rowina se dirigió a Cuxem tal como había prometido, lo difícil no era entrar a Vancorium, lo difícil seria salir, pero tomaría el riesgo, la vida de una bruja nunca ha sido fácil y Erick siempre la ayudo, se sentía en deuda con él.
En el castillo ya la esperaba Richard, el joven Alfa no sospechaba de nada, pobre no sabía lo que su Luna estaba haciendo a sus espaldas y la pobre Aurora tratando de salvar un ser que solo pensaba en la siguiente reencarnación de su amada.
–No te esperaba tan pronto, Rowina– dijo Richard guiándola a su despacho– espero que traigas el aro.
–A eso vine, alfa– dijo la bruja con inocencia. – Quisiera hablar con Aurora ¿puede llevarme con ella?
–Claro, está en la biblioteca estudiando– Richard se sentía orgulloso de su Luna parecía que se estaba adaptando bastante bien– parece que esas clases le han ayudado mucho.
–Es una licántropo, se iba a adaptar sí o sí.
Llegaron a la biblioteca y Richard dejo a la bruja con su Luna para darles más privacidad, no sabiendo lo que se avecinaba en su familia.
–Aquí está la llave, tal como prometí– dijo Rowina una vez que llegaron los padres de Aurora y Liam– ¿saben la localización exacta?
–La cripta se encuentra en un castillo al sur de Vancorium– dijo Liam con seriedad– Aunque hasta donde yo sé ahí no hay ninguna cripta o algo que se le parezca.
–debe estar por debajo– menciono Fred mirando el mapa antiguo que se extendía sobre la mesa– Lo fácil es entrar, lo difícil es salir.
–A mí me preocupa más lo que pasara después. – Dijo Aurora tomando el relicario– una vez que logremos sacarlo él querrá tomar el trono y Richard… oh Richard no me perdonara por ocultarle esto.
–Eres su mate, no puede hacerte nada. – Dijo Liam con obviedad– Esta noche nos vamos, ocultaremos nuestro olor para no ser detectados por nadie y trataremos de salir lo más rápido posible.
–Tenemos una ventaja, ya no hay muchas comunidades en el Sur de Vancorium. – Dijo Henry– nadie nos vera y con suerte no nos toparemos con ningún vampiro.
Aurora
Entre a mi habitación, Richard se encontraba sentado en la cama leyendo un libro, quería disfrutar este momento quien sabe si todo lo que he visto en sueños se haga realidad, aunque siendo realistas… Richard no volverá a confiar en mí.
–Sara dijo que no asiste a la clase de hoy– dijo sin levantar la vista del libro– ¿alguna travesura por la cual deba preocuparme?
–Nada interesante– le conteste inocente mientras gateaba para quedar encima de él– Solo una pequeña bromita a la señorita Taylor.
–Ya pronto se ira, demonio– Richard seguía enfrascado en su libro.
Me puse sobre su abdomen, le quite el libro y lo avente por si ningún lado; después me quite mi blusa y mi sostén, ahora si tenía toda su atención y como mi mate solo estaba en bóxer sentí su erección sobre mi centro así que comencé a frotarme contra él.
Acerque mis labios a los suyos y lo bese intensamente, mientras seguía con mis movimientos, ambos gemíamos y en algún momento el me quito de encima y se puso sobre mi pero solo para quitarme el short de la pijama, después él se quitó su bóxer y volví a ponerme encima suyo.