El secreto del Alfa

Capítulo XXIV: De hadas y amantes

–Es el peor plan que he escuchado en toda mi vida– Liam se encontraba frente a su buen amigo Vladimir en una taberna de Daebris, la corte de los demonios o como mejor se le conocía la tierra de nadie por lo que no había ningún problema en que un licántropo y un vampiro estuvieran haciendo planes. – Mi primo puede que haya perdonado a su Luna pero en cuanto te sienta dentro de su corte, seguro te corta la cabeza.

–Mi estimado amigo, tengo un as bajo la manga. – respondió Vlad para después darle un trago a su cerveza.

–Mi sobrina todavía no nace y ya la estas poniendo en peligro–Liam se sentía confundido desde la noticia de la nueva integrante y no era el único, media corte se sentía embrollada por la noticia.

–Sera mi pareja, su vida estará en constante peligro– el vampiro se encogió de hombros y sonrió de manera extraña–  Esa niña me va adorar.

–Si crees que Ross te dejara ver a su hija estas muy equivocado– pidieron otra ronda de cerveza, ambos personajes eran más de un buen wiski o una copa de vino pero en Daebris lo mejor era la cerveza– centrémonos en lo importante, necesitas hablar con mi primo pero es ilógico tu plan, si antes Ross te tenía en baja estima ahora peor.

–No tengo la culpa de tener esta conexión con Aurora.

–No pero tienes culpa de haber hecho uso de ella.

–Es su destino, sin ella no estaría aquí.

–espero que sepas lo que haces.

–Aurora se asegurara de que Ross se encuentre solo y así podre probarle mi inocencia y...

–Y de que besaste a su Luna y que te metes continuamente en sus sueños, además de que la convenciste de que te sacara de la cripta y además dentro de unos años serán familia.

–Comenzare a llamarle suegrito– Tanto Liam como Vlad dejaron salir una carcajada en todo su esplendor– ya quiero ver su cara.

–ironías de la vida.

 

Aurora se encontraba recostada sobre el pasto, admiraba el cielo nublado, pareciera que en cualquier momento comenzaría a llover pero a la pelirroja no le importaba ya que tenía que aprovechar aquellos momentos de soledad y tranquilidad. Porque si le habían quitado la incómoda mascara y también la habían sacado de su confinamiento pero aun así se sentía la mala vibra, pareciera que ya nadie confiara en ella.

Excluida.

Así es como se sentía, en ocasiones había reuniones y ya no la tomaban en cuenta e incluso el propio Richard ya desconfiaba de ella porque ya ni la dejaba salir, básicamente la pelirroja ya no era más que solo la portadora del futuro Alfa, tal vez si las cosas seguían así tendría que hacer una estrategia aunque escapar no era la mejor opción pero si la estaba considerando.

– ¿Un día muy triste no es así?– pregunto Richard acostándose a su lado–pensé que eras de días soleados.

Aurora se quedó callada, pensando en que tenía que decirle, últimamente sentía que tenía que pensar dos veces antes de hablar porque cualquier comentario lo podrían tomar de mala manera.

–Me gustaban esos días– contesto sin mirarlo– mi única preocupación era mi examen de estadística y entrar a la universidad.

–no siempre obtenemos lo que queremos, Aurora– Aurora así es como la llamaba Richard recientemente como si ya no compartieran lazos afectivos. –Pensé que ya te habías acostumbrado a este estilo de vida.

–Supongo que en eso estábamos errados. – Aurora se levantó con cuidado para no marearse porque ese era el síntoma más fuerte que tenía actualmente.

– ¿Desde hace cuánto no comes?– Richard también se levantó pero con más rapidez, la tomo del brazo y la obligo a que lo mirara a los ojos– te ves más delgada.

–Almorcé hace un momento– Aurora esquivaba aquellos ojos verdes que tanto le encantaban– Y gracias, me costó llegar a mi peso ideal pero con este chamaco pronto perderé mi figura.

–La cocinera me dijo que solo haces una comida al día, recuerda que no llevas a cualquier cachorro…

–si lo sé, es tu cachorro, tu heredero, el próximo Alfa, dime algo que no sepa.

– ¿Desde cuando tienes esa actitud?– Richard no lo soportaba más, estaba cansado y al parecer su pareja también–si esta es una estrategia para ayudar a aquel vampiro o para escapar no te…

–Libera a mis padres y a mis amigas– interrumpió Aurora a Richard.

– ¿y permitir que huyas con Enys o al mundo humano? No soy tonto.

–entonces no puedo hablar contigo, no hasta que liberes a esas personas que son inocentes.

Tal vez a Aurora la hayan liberado pero a su familia del mundo humano no, seguían encerrados en quién sabe dónde, no sabía nada de ellos y eso la ponía demasiado histérica.

–No puedes seguir así, mi Luna– dijo Richard con preocupación– todo esto lo hago por nosotros y la manada.

–no–Aurora hizo una pausa y soltó un suspiro–todo esto lo haces porque no confías en mí y porque me quieres tener encerrada en este castillo.




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