El secreto del Alfa

Capítulo XXXII: Fenómeno

Richard se encontraba dando vueltas por toda la sala, en ella había una mesa redonda que desde hace tiempo no se usaba pero las cosas en el campo de batalla no iban bien, para la decepción de todos los vampiros llevaban ventaja.

–Necesitamos una nueva estrategia– murmuro Richard sin dirigirse a nadie– ¿Qué estamos haciendo mal?

Vladimir ya estaba harto de ver al licántropo dar vueltas y vueltas, el vampiro tenía el presentimiento de que había infiltrados pero además tenía un mal presentimiento, una sensación que tenía que ver con Aurora, algo no iba bien pero no podría identificar el que; había estado tentado en ir a buscarla pero había estado tan enfocado en el plan contra Derian que no había tiempo de ir a buscarla aparte de que si iba por ella se metería en un problema con su principal aliado.

–Tenemos que ir por ella– dijo Joseph, el demonio al lado de Vladimir.

–no, todo menos eso– respondió inmediatamente Richard.

–Sabes que la necesitamos, Richard– añadió Rowina– díselo Vladimir

– ¿decirme que? – dijo el Alfa mirando fijamente al vampiro.

–en dos días una de las lunas se tornara roja mientras que la otra será en tono amarillo gracias a este fenómeno los poderes de Aurora aumentaran, por eso es importante ir por ella.

–tiene que haber otra manera de ganar la guerra. – refuto Richard sin hacer mucho caso en ir por su Luna. – aparte Aurora no sabe usar bien sus poderes.

–Mejoro muchísimo gracias a Rowina– alego Vladimir– dale una oportunidad creo que lo mejor sería ir mañana inmediatamente por ella…

Pero ninguno se esperaba la interrupción de Edward y Jeremy en la sala de juntas. Ambos rubios se veían preocupados y cansados.

–tenemos un problema. – fue lo primero que dijo Jeremy al entrar estrepitosamente a la habitación.

– ¿Qué sucede? – pregunto Vladimir. – ¿Dónde está Aurora?

–Ese es el problema, no sabemos dónde está mi hija– dijo Edward mirando hacia el Alfa esperando su reacción.

–Explíquense– respondió Richard posicionándose frente a ambos licántropos. –ahora.

–El viernes salió Aurora con sus amigas–comenzó a explicar Edward– Se suponía que todas se quedarían en mi casa pero ninguna llego, llame a cada una y lo único que pude rescatar es que la dejaron sola.

– ¿A dónde fueron el viernes? – pregunto Vladimir al notar que el alfa se estaba tratando de controlar.

–A un antro, se llama Lordurime– respondió Jeremy de inmediato.

Sin poder evitarlo, Richard se tensó completamente, apretó fuertemente sus dientes e hizo puños sus manos y apretó hasta que sus nudillos estuvieron blancos, todos estaban ante la expectativa de lo que haría a continuación.

–Supongo que estabas haciendo algo sumamente importante como para dejar a tu Luna sola– dijo con fingida calma. – hasta donde yo se te ordene que la cuidaras.

–lo siento, Alfa– dijo Jeremy bajado la cabeza con respeto.

–un lo siento no traerá a mi Luna de vuelta.

– ¿tienen alguna idea de donde puede estar? – intervino Henry por primera vez.

–Lordurime– Vladimir saboreo las palabras y rasco su barbilla con seriedad, sin más giro su cabeza hacia Eleonora quien era su consejera– Lord Urime… ¿te suena a algo Eleonora?

–Era el mote que le pusimos a Derian hace siglos– susurro Eleonora con cierta desconfianza– ¿crees que el antro sea de Derian o sea territorio de vampiros?

–Podríamos localizarla con un hechizo–dijo Rowina hacia todos los oyentes– no tardara mucho y es mejor que estar adivinando.

La reunión se dio por terminada después de eso, la sala se fue quedando sola hasta que solo quedaron Jeremy, Vladimir y Richard.

–Creo que tu plan de alejarla salió un poco mal– dijo Vladimir con resentimiento– solo espero que no sea tarde cuando la encontremos, buenas noches cachorros.

Ambos licántropos vieron salir al vampiro con elegancia.

–Mañana hablaremos de tu castigo– dijo Richard a su beta antes de salir de la sala.

 

Aurora

No sabía cuánto tiempo había estado encerrada, lo único que pedía era que todo saliera bien en el campo de batalla. Mis pensamientos trataban ser positivos que sinceramente ¿Quién vendría a buscarme? Nadie sabía que estaba desaparecida, así que había de dos sopas: ser damisela en apuros o ser mi propia heroína y puedo decir que la última me convencía más.

La habitación donde estaba era totalmente blanca, las paredes lucían acolchadas como si fuera un manicomio y no podía identificar en donde estaba la puerta, lo único que podía distinguir era una pequeña compuerta donde de vez en cuando me pasaban comida, la cual era horrible, pero que esperaba son vampiros.

–Buenas noches dulzura– dijo Derian entrando a mi celda– Siempre imagine el día en que te tuviera al gran águila encerrada en esta prisión, la hizo Vladimir para mí, imagínate estuve medio siglo encerrado aquí.




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