El Secreto del Alfa

Capítulo 17: Puedes quedarte

En una pequeña mochila guarde un par de prendas que me servirían al estar una temporada con mis padres, tuve que solucionar varios pendientes antes de marcharme de mi apartamento, entre ellos trasladar unas cuantas cosas a la casa de Elaine, renunciar a mi trabajo y tener que pagar el último mes de renta de mi apartamento.

Jamás había pensado en darme un respiro después de todo este tiempo y más si se trataba de volver a mi casa, aquella en donde he tenido buenos y malos recuerdos; por un lado me siento alegre pero en otra confundida al no poder lograr ir a otro lugar que no sea acorralarme en la casa de mis propios padres, es algo increíble que esté tomando una decisión tan precipitada y rápida cuando debería pensar muy bien las cosas, pero creo que no me queda otra alternativa, después del amargo momento que pase ayer con cierto sujeto.

El dolor que siento en el pecho no se compara a otras veces que yo he sido quien ha apartado a los demás de mí, esta vez no habría más oportunidades, lo único que deseo es irme y restaurar mi vida y de nuevo poder tener esa seguridad y confianza al tratar de vivir sola.

Todo era menos complicado cuando solo era yo y los únicos dos vecinos que se mantenían callados y en ausencia, pero con la llegada de Caden, descontrolo mi vida, al grado de tratar de ayudar a los demás antes de haber sido egoísta y solo haber pensado en mí. Quizás si hubiera sido solo yo siempre, nunca me hubiera acercado a Caden, hubiera dejado desapercibido lo de los lobos y también, Elaine, seguiría siendo humana. Pero yo fui la que complico todo desde un principio y no medí las consecuencias hasta llegar al grado que Caden tuvo que asesinar a un hombre.

Agarro el cierre de la mochila y empiezo a moverlo hasta que esté termina por cerrar la abertura de está, me la cuelgo en la espalda y empiezo a ver por última vez aquel apartamento en donde comenzó mi propia vida como una chica independiente, no puedo decir que logre mucho viviendo sola pero eso sí, por lo menos intenté sobrevivir siendo solo yo y nadie más.

Extrañaría las tazas de té en la tarde mientras me sentaba en la ventana mirando el atardecer y las calles llenas de personas caminar de un lado hacia el otro, también las incontables veces que me senté en aquel sofá lleno de polvo y de la mesa que siempre se tambaleaba cuando traía las compras. Fue un buen lugar tanto que, a pesar de haberlo valorado poco fue un buen lugar en donde lo consideré un hogar adaptado a mi vida antes que mi propia casa.

Debía de entregarle las llaves al vigilante del edificio, así que mientras salía y terminaba por ponerle llave a la puerta, escuché como alguien salía de su apartamento.

— ¿Te vas de viaje?—me di la vuelta para verlo a los ojos.

—No. Me voy, Elaine me ofreció su casa para que viviera en ella, así que dudo tener que seguir viviendo aquí y pagando por un apartamento cuando tengo una casa para mí y con meses pagados por adelanto. —Intenté sonreír pero al final hice una mueca.

—Bueno, por lo menos no te vas de Portland. —Asentí.

—Sí...—musito.

Nos quedamos callados por un momento mientras que el silencio del pasillo provoca un eco del sonido de los ascensores subir y bajar cada piso del apartamento.

—Vamos di la verdad—elevé la mirada.

Miré los ojos de Vernon y estos exactamente me transmitían esa seguridad de poder contarle la verdad cuando no deseaba que cualquiera la llegara a saber, de todas formas, como poder mentirle a él cuando es un hombre lobo y sabe de alguna u otra forma cuando le están mintiendo; aunque le dijera miles de mentiras o excusas, es probable que él terminaría sospechando al grado de hacerme hablar, pero no para saber el cuento del porque me voy sino para ayudarme.

—Ya que no puedo mentirte... Me voy de Portland por una temporada. —Le anunció.

Vernon, aquel joven que hace unas cuantas semanas nos llegamos a conocer pronto se queda atónito y callado ante mi respuesta, hasta el gesto de su cara me muestra que le parece extraño que me marché así por así, sin algún motivo racional para dejar mi apartamento, mi trabajo, mis amigos y ahora Portland.

— ¿Hablas en serio?—asiento sin negarme— ¿Por qué?—pregunta precipitado.

—Necesito un respiro, últimamente no me siento bien—esta vez intervengo para no decirle la verdad.

— ¿Caden te hizo algo?—le di una mirada avergonzada.

Si supiera que ese es el verdadero motivo por el cual quiero alejarme un tiempo de Portland sería muy cobarde de mi parte ser yo quien me rinda en vez de haber sido Caden cuando él es quien acaba de llegar a la ciudad y yo llevó tiempo en vivir aquí. Por lo cual, él necesitaría irse y yo quedarme pero no discutiré con él sobre ese asunto, él mismo hizo saber que si no me alejaba, uno de los dos debía de marcharse y conociéndome, será difícil que yo sea quien no lo busque cuando ambos vivimos bajo el mismo techo y solo nos separa una pared.




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