Aún no me acostumbro a la idea de tener que levantarme temprano para ir a trabajar mientras que en la noche me quedo en mi casa haciendo cualquier cosa, es una rutina diferente que con el tiempo podré acoplarme a ella, sé que no debería hacerme ilusiones en quedarme en Maryland pero últimamente las mareas que se habían comenzado a desbordar en mi vida han comenzado a tranquilizarse que puedo respirar sin necesidad de preocuparme por tener tantos problemas en el día.
Mis padres querían que me quedará un tiempo en casa, ayudándoles con cualquier deber del cual puedo encargarme pero mayormente mantener la mente ocupada es mejor que estar siempre en el ambiente en el cual por mucho tiempo quise librarme, así que preferí buscar un trabajo temporal y lo bueno fue, que lo encontré para unos tres a cuatro meses, así que eso afortunadamente hará que además de colaborarles a mis padres en pagar algunos gastos de la casa, también pueda tener ahora dinero sin necesidad de estar pagando el alquiler de un apartamento el cual me quitaba mucho dinero.
Volver con mis padres ha sido bueno y malo, lo bueno es que han cambiado su aspecto conmigo al modo de poder dejar que pueda decidir por mi vida y mayormente ser independiente y aprender de mis pequeños errores con solución; el lado malo es que aún me sobreprotegen un poco pero creo que cualquier padre se preocupa por cualquier cosa con su hijo, así que en ese lado no me quejare pero tampoco espero que ellos lleguen a sobrepasarse de la línea que aún se mantiene abajo con los cuidados que me tienen.
Con las tres semanas que ya llevo viviendo con mis padres, he podido sobreponerme de todo y aunque en la segunda semana Justin se comunicó conmigo para hablar sobre Elaine, al final solo aproveche en mencionarle que no sabía de ella desde que me marché de Portland, que lo único que había recibido era unos documentos que testificaban que ella me dejaba su casa; pero por lo demás preferí mejor no mencionar ni una sola palabra, ya que como había prometido a Caden, Adrién y Vernon, no hablaría nada sobre los hombres lobo y dicha manada suya.
Por el momento, no he llegado a saber nada de Caden, quizás sea lo mejor después de todo lo que me sucedió al saber su secreto, ese secreto que jamás debió de ser revelado a una humana, pero ahora, me toca cargar con ese trabajo, de no solo ocultar ese increíble secreto que ha sido inesperado, sino que también por preservar a esas criaturas que hasta el día de hoy siguen ocultándose entre todos los humanos ordinales del mundo. Aunque por un lado, también lo hago por Elaine, porque ahora ella también forma parte de esa manada y a su vez, su sangre ahora es de una mujer lobo. Y si alguien sabe de aquel secreto, es probable que quieran atrapar a todo hombre o mujer lobo, a lo cual, no puedo arriesgarme que Elaine sea una de las primeras en ser atrapadas.
Siento como unas gotas de mi helado de fresa se resbalan en mis dedos haciendo que estos se endulcen y queden pegajosos, hace un poco de calor que preferí comprar algo frío cuando salí de trabajar y creo que no fue mala idea, por lo menos, el fin de semana ya llegó y puedo hacer mi actividad favorita, la cual es dormir.
Antes de llegar a casa, observó a Kilian junto con dos niños mirar un árbol, los tres parecen estar conversando mientras que señalan unas ramas, en el paso que me voy acercando a ellos, me doy cuenta como una pelota de plástico se ha quedado entre medio de unas ramas altas; Kilian no tardó mucho en observar el objeto para pronto dar un enorme salto, que hizo que se sostuviera de una rama gruesa y de ella, diera un giro que provoco que de nuevo saltara pero ahora mucho más alto hasta que tomó la pelota y cayó al suelo sin que tuviera que golpearse o caerse accidentalmente.
Los niños se quedaron asombrados que no tardaron en aplaudirle y elogiar las maniobras que él hizo para tener la pelota en sus manos. Dejé ir una risa mientras que Kilian le regresaba la pelota a los niños y ellos volvían a jugar en la calle.
—Fantástico, quedé asombrada con esos movimientos—me acerqué a él.
—Gracias—dijo él apenado.
Kilian se limpió las manos frotándoselas en sus jeans, en su cabello hay unas cuantas hojas pequeñas que agarre y se las quite haciendo que él no se moviera hasta que ya no tuviera ninguna que quitar de su cabello entre castaño y rubio.
— ¿Dónde aprendiste eso?—pregunté interesada.
No es que tuviera que predecir que Kilian fuese un hombre lobo pero de algo que aprendí de Caden es observar muy detenidamente a quienes se encuentran a mi alrededor y ahora a quien tengo en vista es a Kilian, ya que la única forma que él puede hacer esos movimientos con mucha agilidad y destreza es que sea un tipo de agente secreto o que haya sido entrenado en una academia policial o también, que le guste jugar con su vida con deportes extremos.
—De niño mis padres me enseñaron a ser flexible en ciertas actividades físicas, así que creo que se debe a eso—entro sus manos en los bolsillos de su jeans.