Me estremecí cuando escuché lo que pedía Elly para darme a un cachorro lobo; no entendía muy bien porque está pidiendo la primogénita de Caden pero en especial de Aneu... En pocas palabras yo.
Ese nombre ya lo he escuchado muchas veces, no solo en mis sueños sino que también en Tahiel; pero sigo sin comprender porque me llaman Aneu cuando mi verdadero nombre es Gemma. No recuerdo alguna vez que mis padres me hayan llamado así, o que tuviera un tercer nombre del que desconocía y nunca lo haya escrito en mis exámenes o que probablemente haya sido eliminado de mi acta de nacimiento. Además, no soy adoptada para decir que ese es un nombre del que antes fui reconocida, todo parece me parece extraño y confuso porque hasta el momento, tampoco creo que este embarazada.
Intento darme la vuelta para ver a Elly pero una mano me detiene y es la de Tahiel, quien con palabras silenciosas como si tratara de leer el típico mensaje de labios me hizo saber que no lo hiciera y que mucho menos intentará buscar enfurecer a la bruja que tenemos detrás de nosotros.
Me mantuve en mi postura mientras sentía una respiración fría por mi hombro, mi piel se erizo y mi corazón palpito más rápido. No estaba segura de querer hacer eso, una parte de mí me decía que huyera porque no es el camino que debo de tomar pero otra parte de mi ser me suplicaba que lo hiciera, no por mí sino por Caden quien debe de seguir vivo para liderar su manada.
Un peso invisible empecé a cargar en mis hombros, aunque no sea yo la que estará asesinando a un cachorro lobo eso me impide estar inquieta de mente y cuerpo cuando sí, lo estoy condenando a una muerte. No importa si está enfermo, solitario o tenga una mala conducta que pueda ser una amenaza para la sociedad humana, en todo caso es un niño y no merece que su vida termine de esa forma.
Quizás... Haya una mejor opción...
— ¡No! ¡Juro que si no haces lo que te digo...! —Tahiel reprimió un ruido al cerrar los ojos.
— ¿Tahiel? —lo mire impresionada de cómo se retuerce del dolor.
— ¿Qué le haces? —le pregunté a Elly molesta.
— ¡Ay! —gruñó Samay también.
Mire como Tahiel y Samay caían al césped con dolor, se agarraban la cabeza y reprimían varios gruñidos que le provocaron que sus ojos aparecieran con aquel singular color que los identificaba como un alfa y un beta.
La brusquedad con la cual ellos rugían y se arrastraban en el suelo con dolor me dejo aturdida, tanto que quise ayudarlos pero Tahiel estuvo a punto de morderme el brazo si no hubiera sido porque me alejé y termine por caer en el suelo al tropezarme con un ladrillo; Tahiel me daba una mirada como si fuera su enemiga, tanto que apenas podía moverse y lo hacía a mi dirección mientras que me gruñía y me enseñaba su afilada dentadura.
—Es hora, ¡elije! —La voz de Elly resonó muy cerca de mi oído.
— ¡Pero yo no soy Aneu! Además, no estoy embarazada. —Intenté no verla.
—Lo sé, pero tomaré a tu hija una vez que nazca y será mía. —Su voz se tornó casi como el de una serpiente. —Ahora, acepta el trato.
No sabía si Elly es la causante del dolor de Tahiel y Samay pero no puedo seguirlo viendo de esa forma mientras que de sus orejas empieza a salir también sangre.
En el momento en que estuve a punto de aceptar el acuerdo, apareció un lobo corriendo y seguido de ello se lanzó detrás de mí, logrando que Elly dejará ir un gruñido.
Conocía ese lobo y no tarde en visualizar como con él, llegaba otro lobo a ayudarlo. Agarro a Samay y la puso en su espalda y seguidamente se la llevo, alejándola de nosotros mientras que Kilian seguía luchando ante Elly. Se escuchaban gruñidos y palabras en otra lengua, al ver hacía atrás me di cuenta que la bruja del bosque, no es como me lo imaginaba sino más bien en vez de ser una anciana, parecía mucho más joven, casi de una edad de cuarenta y cinco años.
Nuevamente el mismo lobo que parece ayudar a Kilian regreso y pronto se llevó a Tahiel, donde él ya está inconsciente de lo sucedido. Al marcharse, Kilian se acercó rápido a mí y antes de que la bruja nos hiciera daño, hizo una señal que me subiera a su lomo, lo cual hice hasta tener que sostener cuando la velocidad de sus movimientos cambio repentinamente, teniendo que agarrarme muy bien de su pelaje para escaparnos del ataque de la bruja.
Considerando la situación, mire hacia atrás dejando atrás el bosque, la casa y la bruja haciendo que en un destello fuerte de luz, todo desapareciera en un segundo como si lo hubiera imaginado.
—Kilian. —Lo abracé.
Pronto llegamos fuera del recorrido del bosque, exactamente donde Tahiel dejó su camioneta, ahí tanto él como Samay ya se encontraban en el auto. Con los ojos cerrados y la respiración agitada.
Me tuve que bajar del lomo de Kilian para ver como el pronto dejaba de ser hombre lobo para transformarse en humano y cambiarse de ropa en menos de dos minutos. El lobo que lo había ayudado pronto desapareció y nos dejó en aquel lugar donde ya solo se escuchaba el sonido de las copas de los árboles al moverse y de unos cuantos cantos de los pájaros y sonido de unos insectos.
—Súbete, tenemos que llegar pronto a la casa. Ambos han sido hechizados y tenemos que liberar la magia negra en ellos. —Dijo alterado logrando que subiera instintivamente rápido al auto.