El Secreto del Alfa

Capítulo 40: Sobrevivir

Otra vez, las náuseas aparecen, los mareos no me dejan en paz y los dolores de cabeza empiezan a martillarme haciendo que no pueda conciliar mi paz, pero siendo sincera, cómo podría tener eso ahora que acabo de descubrir que me encuentro embarazada en el momento menos deseado, más cuando no tengo a nadie a mi alrededor que me pueda ayudar a tener una estrategia de protección o supervivencia; la verdad el cachorro no es el problema, más bien, es la reacción que tendrá mi enemigo una vez que se entere de la noticia porque sin dudarlo, Caden no podrá mantener esto como un secreto cuando querrá decírselo a su familia y es ahí, en donde mi vida y la de este pequeño bebé lobo estará en peligro.

Me a recuesto en el sofá mientras que espero que Caden llegue a casa, la verdad es que tengo que hablar este asunto con él y también, revelarle quien soy en realidad, porque no puedo seguir con esta mentira cuando lo único que puede ocasionar es que el problema se agrande y quizás, se encuentre esa probabilidad de que pueda protegerme siendo su mate; además, si el otro druida se encarga de mi caso, pronto sabrá la verdad y se la llegará a contar a él y de ser posible antes que a su abuelo, ya que no tengo duda que él está muy interesado con respecto al efecto de la mordida, por ello, empiezo a creer que nunca había sentido tanto temor en mi vida hasta el día de hoy, porque ni siquiera cuando me mordieron o vi la primera vez a un hombre lobo, fue lo que ocasionó algo similar de lo que estoy sintiendo ahora.

Doy varias vueltas en círculos dentro de la habitación, quisiera tener un plan B o C pero a estas alturas ya es demasiado tarde para planificar algo que se acaba de dar de forma imprevista, desde luego, ni siquiera tengo seguridad de que esté embarazo se conllevé de la manera más adecuada como positiva cuando la misma historia que la madre de Caden comentó no me da la seguridad que el cachorro pueda llegar a nacer al ser un híbrido de dos lobos diferentes.

Esto solo ha ocasionado un caos, debí de haber sido inteligente en haberme protegido pero fue estúpido de mi parte no haberle tomando tanta atención a las veces que Caden y yo mantuvimos relaciones sexuales cuando tenía que haber demostrado algún interés por ello a sabiendas que de alguna u otra forma podía quedar embarazada sin importar que fuese una mujer lobo.

El miedo me carcome por dentro, ni siquiera ya me siento segura en este lugar cuando soy una presa fácil para una enorme manada de lobos, eso sin decir que, no tengo alguna escapatoria por el momento ya que encubrir mi olor sería inútil si no poseo las fórmulas y plantas necesarias para escabullirme de acá; pero hasta la idea suele ser arriesgada cuando estoy hablando de hombres lobos quienes detectan olores, tienen una enorme fuerza brutal, son veloces y de por sí, tienen instinto asesino cuando se lo proponen ante el enemigo.

Para el momento en que descubrí que era Aneu tenía que haber creado algún plan de escapatoria, pero creo que me la llevé de valiente en todo este tiempo en preferir quedarme para buscar una forma de vengarme del enemigo antes de saber cómo protegerme. No quisiera precipitarme pero estoy cansada de tener que huir de todo cuando se supone que mi meta no era volver a hacerlo y de nuevo lo estoy pensando. Sin embargo, está vez lo hago por una sola razón necesaria y esa es porque estoy embarazada donde a pesar que la idea no me encante todavía, eso no significa que debo darme por vencida cuando tengo que luchar.

Mis oídos pronto detectan el sonido de una puerta abrirse, por lo que suspirando e intentando controlar mi reacción desesperante de miedo compulsivo, me quedo sentada en la cama esperando a que pronto Caden llegué para poder hablar del asunto. No obstante, percibo un olor extraño y unas emociones que están variando como si fueran desde lo triste a lo molesto y de último a lo desconcertado; quisiera poder creer que nada de lo que estoy sintiendo es real, es más, que solo se trata de toda la locura que estoy pasando por la noticia del embarazo, pero en sí, sé que así como los perros presienten las emociones de sus dueños, también los hombres y mujeres lobo tenemos ese poder.

Podía haberme sentido peor si hubiera sido el abuelo de Caden u otro enemigo del que viene a asesinarme, pero reconozco muy bien ese aroma que ocasionó que me quedará en mi lugar, pero eso no manifestó que todo estuviera bien cuando ya presiento que algo ha sucedido que exactamente no lo trae de un buen humor. Apenas suelto un suspiro en el instante en que abre la puerta de la habitación para darme cuenta como viene hecho un desastre; su cabello viene desordenado, su ropa desmarañada y con varias manchas que mi olfato detecto que es lodo y... ¿sangre?

Enarqué mi ceja a punto de que caminará hasta él para poder reflejar unas gotas de sangre en algunas partes de su pecho, su respiración es agitada y puedo ver un cierto vacío en su ojos como si hubiera sucedido algo que lo ha dejado en shock; intento tocarlo pero cuando estoy a punto de ponerle un dedo encima, agarra desprevenidamente mi muñeca haciendo que dé un salto de la sorpresa al ver esa actitud agresiva que ha llegado a tomar, tanto así que, achica sus ojos y pronto puedo ver como estos se van tornando un poco rojos.

—Caden, ¿qué te sucede? Me lastimas... —Jale mi brazo con fuerza para que me soltará.

— ¿Cuándo pensabas decírmelo? —Agito mi cabeza a los lados al no entender.

Mi corazón se detiene un instante al creer lo peor, aunque en sí, no sé cuál de todo lo que ha estado surgiendo en mi cabeza es lo que pueda haber descubierto, ya que no sé si será que soy Aneu Hewlett o es que alguien le pudo haber comentado mi embarazo sin que me diera cuenta, y pienso en esto porque últimamente siento que me vigilan a punto de que es probable que ya no esté sola ni segura donde quiera que vaya.




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