El Secreto del Alfa

Capítulo 5: Te me haces conocido…

Normalmente no suelo despertarme temprano pero este día fue la excepción solo por Elaine quería que la acompañara al gimnasio, menciono que necesitaba de mi ayuda para mantener mi mirada en un chico del cual a ella le atrae pero necesita que él se dé cuenta de su presencia y no exactamente sintiendo la mirada acosadora de Elaine sino dándose cuenta que ella está ahí y que existe.

Por un lado no le gustaba la idea de ser yo los ojos de Elaine, de tener que observar al chico de una manera acosadora mientras mi amiga distrae su mirada o se concentra en hacer ejercicio en las máquinas del gimnasio; no me parecía buena idea eso y más porque el chico puede llegar a sentir mi mirada acosadora y yo no quiero ser por un lado parte del plan si no llega a funcionar.

Yo solo decidí acompañar a mi mejor amiga por el hecho que pensé que necesitaría apoyo pero en mi vida no imagine que ese apoyo se convertiría en una ayuda de la cual ya no puedo librarme; ya que si le digo no a Elaine sé que ella terminará por dejarme ir y se irá desilusionada al gimnasio y recordando cómo es ella, se irá con una carita de perrito regañado que cualquiera se detendrá y le preguntará que le pasa. Y aunque esos gestos no tienen efecto en mí, solo me dispongo a pensar en que las amigas se ayudan para todo hasta para hacer que el chico que le gusta a tu mejor amiga, se fijé en ella para al final convertirse en algo así como tu futuro cuñado.

Entramos al gimnasio y la más alegre en ir a las máquinas de ejercicio es Elaine, ella dio su tarjeta para pagar las horas de ella y las mías para luego hacerme una señal para que la acompañará a los vestidores; cruzamos unos pasillos que contenían ventanas de vidrio transparente donde podía a ver personas haciendo ejercicio, otras bailando y otras concentrándose en el yoga; hay tanto tipos de ejercicio, máquinas y profesores que no es hasta que me doy cuenta que el lugar parece ser costoso.

Alcanzo a Elaine y me doy como ella se camina pero se queda observando una ventana donde se encuentran varias máquinas de correr, pesas y spinning. No puedo diferenciar entre todos los hombres que se encuentran en el lugar, cual es él que Elaine le atrae y por si fuera poco la mayoría de ellos tienen unos grandes músculos de brazos, piernas y abdomen que se les marca con las camisas que se pegan a su cuerpo.

Trago fuerte e intento concentrar mi mente en algún pensamiento o alguna recordatorio para no tratar de imaginar de nuevo aquellos buenos cuerpo bien hechos y construidos. Me doy cuenta que Elaine me ha llevado a la misma tentación y es cuando me pregunto si ella realmente viene aquí para hacer ejercicio o solo para admirar aquellos cuerpos.

Cuando entramos en los vestidores observó cómo solo hay tres chicas más en el lugar además de Elaine y yo; ellas mientras se ataba los cordones de los zapatos o se enrollan el cabello con una cola de cabello, escuchó como mi amiga empieza a abrir la mochila en donde trae sus cosas de ejercicio para luego sacar la ropa y los tennis; pero después de que los deja en la banca, observó cómo saca otra ropa y otro par de tennis de los cuales me quedó admirando por un buen tiempo, ella que no me da la mirada hasta que me pone en frente de mí sus pertenencias, hace que enarque mi ceja y retroceda un centímetro para verla de manera confundida.

— ¿Qué quieres que haga con la ropa?—ella empezó a reír.

—No me digas que pensabas que solo vendrías al gimnasio a ver y no hacer algo imperativo—dejé ir un gruñido.

—No, ni loca haré ejercicio aquí—me negué a tomar la ropa.

—Ya pague por ti para que usaras cualquier máquina así que ahora, no pienses en quedarte parada mientras observas al chico sino esta vez sí dirás que lo estas espiando—achine mis ojos molesta.

Lo haría solo porque ya pago el servicio de usar las máquinas no porque estuviera emocionada de hacer ejercicio; tomé su ropa y me di cuenta que se trataba de un conjunto de licra negra y un top color rosa, casi mis ojos se salen de su lugar al ver la ropa que ocuparía y cuando intenté protestar observé como Elaine empezaba a quitarse sus jeans y su blusa para ponerse su ropa deportiva.

Si ella por lo menos me hubiera dicho que no solo vendría a observar sino que hacer la mentira de hacer ejercicio, hubiera traído mi propia ropa para no sentirme tan incómoda con las próximas miradas; así que mientras me quitaba el suéter y la camisa, puse el top que me quedaba tres dedos abajo de mis pechos y con la licra sentí casi mi cuerpo apretado porque se ajustó a mis piernas y a mi trasero; así que al ponerme los tennis y esperar a que Elaine se terminará de hacer un moño en el cabello, termine por verme en el enorme espejo que había en los vestidores, podía ver como mi cuerpo no necesitaba de mucho ejercicio por la idea de que sigo siendo delgada y no quemaría mucha grasa además de que fuera en otras partes de mi cuerpo.




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