El Secreto del Alfa

Capítulo 11: Aullido

—Lamento por haberte pedido exactamente a ti que me enseñaras Portland—dijo nervioso Vernon.

—No importa, de todos modos, no tengo nada que hacer por ahora—le respondí después que nos adentramos a otra calle.

—En el mapa se ve pequeño pero al estar aquí...—reí al ver su gesto de sorpresa.

Realmente Portland es una increíble ciudad aunque se encuentre entre las más pobladas de Oregón, además, las personas, la comida y los lugares turísticos le dan más la ventaja a este Estado del país; eso es lo que me atrajo esta ciudad, por eso es que no me quejo de nada porque es un ciudad de la cual vale la pena mudarse.

Ya llevamos cuatro horas caminando de un lado hacia el otro mientras yo le iba a explicando a Vernon donde se ubicaban los restaurantes famosos, los supermercados, las cafeterías, las calles que podía tomar para ir al edificio del apartamento, en realidad, todo lo esencial que podía servirle mientras se quedará en Portland.

—Desde cuánto tiempo conoces a Caden—escuché preguntar cuando nos detuvimos al ver el semáforo de los peatones en rojo.

—No mucho, unas considerables semanas que ha sido mi vecino pero pocas veces nos hemos dirigido la palabra—le comente.

Desde la mañana, Vernon ha sido la persona más paciente, tranquila y buena que he conocido; no obstante puedo decir que en actos de minutos me pregunta cosas sobre Caden o sobre mí que en ciertas ocasiones me resulta incomodas y poco favorables para mencionarlas porque aunque Caden y él parecen conocerse, no puedo decir que me pueda fiar también de Vernon cuando en algún momento llegue a fallarme.

— ¿Cómo es que conoces a Caden?—le pregunte con atrevimiento.

—Nos conocemos desde la infancia aunque Caden es mayor que yo por tres años—no siguió comentando más.

—Pero él parecía no verse alegre al verte—seguí con el mismo asunto.

—Caden es un tanto reservado que no le gusta que personas de su alrededor estén dentro de su círculo de vida—podía entender esa razón.

— ¿Son seleccionadas? Porque su mejor amigo y su amante parecen rodearlo a cada momento—murmuré con desdén.

Él pareció darle risa lo que le decía, es extraño que no haya llegado a defender a Caden por mis palabras pero parecía que comenzaba a coincidir conmigo con respecto al humor de nuestro mismo vecino.

—Adrién es demasiado cercano a Caden, así que será imposible que los veas separados es como su cuartada más fiel y Zöe... cree que estar al lado de Caden la hará convertirse en su mate—rasque mi cuello de forma nerviosa.

— ¿Mate?—dije confundida.

—En nuestro hogar así le llamamos la esposa o la mujer de un... hombre—enarque mi ceja.

—Bueno, supongo que sí. —No podía ser de una mujer porque de eso podía estar segura.

¿Mate? No es la mujer de un hombre lobo. Sería extraño que Vernon lo haya mencionado y de un momento a otro quiso cambiar la conversación, lo cual no me pareció normal.

—Es mejor que volvamos a casa, tengo que estar pendiente de mi amiga—no quería dejar muchas horas solas a Elaine más porque hoy está más cerca de Adrién.

—Está bien.

Tomamos uno de los caminos a casa mientras pensaba que después de darle una mirada a Elaine, descansaría un rato, ya que la noche anterior además de ser casi atacadas por un lobo, me quede vigilando a mi amiga por si ella terminara necesitando mi ayuda, de todas formas, tampoco quería ser una sombra más o una incomodidad en la vida de ella, ya que Elaine siempre ha podido ser independiente, simplemente en ocasiones es bueno darle una mano para que no se descarrile de sus problemas.

(...)

Me di una vuelta en lo que suponía que sería mi cama pero mi mano toco algo extraño que hizo que me levantara; pero en vez de eso, al abrir mis ojos, me encontré en un lugar oscuro, uno en el que desconocía y pronto me di cuenta que no estaba en mi casa, en mi cama y en un sueño.

No sabía cómo había llegado al bosque o qué es lo que estaba haciendo yo en este lugar; no comprendía nada de lo que está sucediendo ni mucho menos lo que puede suceder; mis ojos intentan encontrar una dirección exacta para salir de aquel terreno lleno de árboles, tierra y neblina pero apenas puedo ubicar la sombra de todos los troncos y de otras siluetas que esperaría que de todas fueran solo de arbustos o pequeños árboles; di una vuelta completa a mi alrededor pero algo me decía que quedarme estática en aquel lugar solo sería el comienzo de peligro que corría al estar sola y sin obtener ayuda de alguien; no sabía si gritar serviría de algo o correr sería la manera adecuada para escapar de mis propios miedo, porque por más que intento de darle vueltas al asunto, no tengo una respuesta hacia la duda más importante de mi cabeza...




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