Londres, Inglaterra 1870
Bow Street.
Lord Uriel era el Conde de Westhampton, un hombre que acabó de cumplir los treinta años hace una semana. Él es alto, tenía un cabello de tonalidad rubia heredado de su madre, tenía los ojos negros azabaches, su cuerpo estaba marcado por el constante ejercicio que le exigía ser detective. Era el tercero de cinco hermanos y el tercero en la sucesión del título si sus hermanos mayores-Westhampton y Marsias-no engendraran hijos, lo cual queda descartado porque su cuñada Becky, esposa de su hermano Marsias, estaba encinta. Uriel a menudo disfruta de gastarles bromas a sus hermanos, mucho más a sus hermanas que son siempre el blanco de este. Por el contrario en Bow Street era el hombre más peligroso si alguien se interponía en su camino, no tenía piedad con nadie y lo único que le importaba era si esa persona es inocente o culpable.
Secretamente era detective en Bow Street y el reemplazo de Sir Simon Wallase, el magistrado de todo Bow Street, cuando este se ausentaba. Sólo su hermano Marsias y su esposa, sus hermanas menores y un pequeño grupo de amistades sabían su secreto. Por el contrario su hermano mayor, el duque de Westhampton, no podía enterarse. Uriel es lo suficiente mayor como para tomar sus propias decisiones con respecto a su vida, pero Westhampton era un déspota y regía su mundo con tiranía, simplemente no le haría ninguna gracia que el conde de Westhampton deambulara las calles más peligrosas de Londres, persiguiendo asesinos y ladrones por igual; Westhampton tenía el poder suficiente como para hacer que Wallase no lo admitiera allí jamás.
Uriel se encontraba en su despacho en Bow Street, junto con Gervase. Este era uno de los detectives más antiguos que tenía Bow Street, era un hombre de cuarenta y cinco años, piel bronceada, era mucho más alto que Uriel, su cabello era negro y sus ojos azules.
-un año y más investigando y no he podido hallar nada-protestó Uriel mientras dejaba con suma brusquedad una cantidad de papeles.un año y más
-¿Acaso los volantes con el rostro de la chica no fueron expuestos ya?-le preguntó este
-no, aun no. Scotland Yard cree que debemos manejar esto con "prudencia" pero joder tenemos ese maldito rostro ¿por qué no alborotar todo? Lo peor de todo esto es que Wallase se ausentará por un buen tiempo y él es el único que puede dar esa autorización.
Gervase asintió-la salud de su esposa está delicada, supongo que ni siquiera querrá recibir cartas.
-Así es-coincidió Uriel
- lo más extraño de todo esto es que no logro concebir como esa chica se coló en una fiesta del lobo
-que no se te olvide Gervase que también lo hizo en Buckingham y mató al marqués de Sussex
En ese instante irrumpió alguien la estancia. Eran Justin y Alex, agentes de Bow Street.
-¿Qué es ese modo de entra a mi despacho?-los reprendió Uriel
-lo siento milord-se disculpó Alex-pero esto es sumamente importante
-dimos con una mujer que tiene las mismas características que la asesina que estamos buscando milord-le informó Justin
Uriel se puso de pie-¿Qué? ¿Dónde está? ¿Quién es?
-hay un hombre de la calle señor, vive dos cuadras arriba del edificio y afirma que conoce a la mujer-le dijo Alex
-¿podemos confiar en él?-preguntó Gervase
-sí señor-le respondió Justin-yo lo conozco y siempre me da información veraz sobre ladrones y rameras
-él dice que muy pocos le han visto el rostro-continuó Alex-pero el sí varias veces y que tiene un collar con el dije de una A.
-Justin y Alex-los llamó Uriel- tienen la siguiente tarea: necesito que le saquen todo a ese hombre y cuando me refiero a todo es como se llama la chica, donde vive, que significa la A, si tiene perro, su estado civil o cualquier dato que me sirva respecto a ella.
-¡Si milord!-respondieron ambos hombres y al decir esto se marcharon de inmediato.
-Gervase-le dijo Uriel-tengo que irme a Westhampton House, mis hermanas llegaron ayer y quiero verlas. Por favor dile a Lizzie que prepare mi habitación, me quedaré aquí para interrogar a la sospechosa.
-Bien-le dijo Wallase
Uriel salió del edificio del magistrado de Bow Street, su cochero le abrió la puerta y se puso en marcha. <<Gracias Dios... al fin una pista>> sabía que no podía darse ilusiones pero por lo menos estaría cerca de algo, esa chica se había desvanecido como agua en sus manos y la reina los estaba presionando. Por otra parte se sentía frustrado porque estos dos meses había estado viviendo como un monje, no había podido saciar sus necesidades carnales. Hace varias noches le apetecía ir al burdel más vulgar de Londres y darse un buen revolcón con la prostituta más sexy de todas.
El carruaje se estacionó en la entrada de Westhampton House y se adentró a la casa. Marco, el mayordomo fantasmal de Westhampton le informó que sus hermanas se encontraban tomando el té en Westhampton Room y este se dirigió hacia allá.
Westhampton Room poseía los retratos de cada familia Westhampton desde el siglo XIV, cuando entró a la estancia Georgia e Iuola dirigieron su mirada hacia él.