El Secreto Del Conde

Capítulo 2

El carruaje de Uriel iba directo a Bow Street. Siempre le hacía bien visitar a sus hermanas, siempre había sido más apegado a ellas que a sus hermanos mayores. Por lo general Westhampton y Marsias pasaban más tiempo juntos que con él, éstos se parecían más en el físico. Uriel era el único de su familia que era rubio, no era que le molestara la cabellera que le había heredado su hermosa madre pero si le molestaba ser diferente a ellos; usualmente la sociedad hacía comentarios sobre él y sobre su hermana Georgia ya que ésta tenía la piel bronceada dándole un toque canela que para la opinión de Uriel la hacía ver hermosa.

El carruaje iba dar la vuelta se encontró con unos disparos, Uriel maldijo entre dientes ya que no llevaba su arma. Corrió la cortina y vio al cochero salir huyendo, Uriel se agachó y esperó que los disparos cesaran entonces salió del carruaje y miró por debajo ocultándose detrás de este. Tres hombres se adentraron a un callejón oscuro, Uriel se planteó la idea de seguirlos o llegar a Bow Street por un arma después de todo no estaba tan lejos, visualizó la zona y se die cuenta que estaba en East End la zona marginal de Londres, la mayoría de los habitantes de esta zona son llamados cockney, según la alta sociedad eran personas ignorantes con modales campestres pero Uriel había estado nueve años en las calles saliendo de su confort de la buena cuna para saber que éstas personas eran de todo menos ignorantes.

Uriel suspiró y se adentró al callejón, se escuchó un disparo y se escondió tras una pared.

-¡Puta!-oyó que exclamó un hombre-¡Atrápenla inútiles! ¡Tiene la mercancía!

Uriel miró a su alrededor y vio huecos en la pared donde podía escalar y lo hizo hasta llegar al techo. Desde allí vio como una mujer se deshizo de tres hombres con suma facilidad sin siquiera usar un arma, el callejón estaba oscura pero Uriel pudo ver que era rubia. Había un hombre frente a ella a una distancia prudencial, él le dijo algo y ella soltó una carcajada; Uriel caminó a través del tejado saltando uno a otro y luego salto y cayó en el suelo.

Hizo una mueca de dolor-es obvio que esta damisela no está en apuros...-susurró

Este se colocó de pie y entonces fue donde la vio. La luna llena iluminaba su rostro y Uriel tragó saliva mientras sonreía.

-Te encontré...-susurró este. Aquella mujer era tal cual como la había dibujado según las descripciones de Becky. A continuación Uriel miró su pecho, en él colgaba un collar de oro con el dije de una A., tal cual como se lo había dicho Alex. Tenía que ir con cuidado, esta mujer había asesinado a un marqués en el palacio de Buckingham y le había disparado a Marsias en Bristol y había entrado a Westhampton House desapercibida.

Pero Uriel era conocido como la navaja sin filo de Bow Street. Uriel podía cortar todo a su alrededor y sus pisadas eran silenciosas, así que cuando estuvo detrás de ella, el hombre emitió un grito ahogado; Uriel no la dejó actuar y presionó sus manos contra el cuello de ésta.

-si sólo aplico un poco más de fuerza, podría partirte el cuello-de inmediato dejó de luchar y el hombre salió huyendo. Uriel aflojó el agarre y ella dio media vuelta y lo miró.

El callejón estaba oscuro pero aquellos ojos esmeraldas tenían un brillo peculiar.

Ella miró los labios de Uriel y se saboreó los suyos, sus ojos eran hipnotizadores simplemente no podía dejar de mirarla y fue allí donde ella lo besó.

El beso lo tomó por sorpresa así que ella forzó el agarre, la misteriosa Srta. A. metió su lengua y acarició la de él y en ese momento ella le dio una patada en los testículos.

-alcánzame si puedes hermoso-le dijo ésta mientras corría.

-Maldita sea...-susurró Uriel. ¿Cómo pudo haber caído en un truco tan viejo? <<Georgia lo hace a diario ¡Por Dios!>> Uriel esperó pacientemente a que se le pasara ese dolor infernal. A continuación respiró hondo <<no pudo haber ido muy lejos>>. En ese momento escuchó una risa suave.

-Hola hermoso-Uriel miró hacia arriba, la Srta. A. se encontraba en el tejado y sólo tenía asomada su cabeza.

Uriel le sonrió-¿por qué no bajas de ahí y charlamos tu y yo un rato?

-en primera instancia no sé porque me persigues hermoso

Uriel se echó a reír-eres principal sospechosa del asesinato del marqués de Sussex

-¿asesinato?-sus verdes se agrandaron-¿yo? Creo que me confundes hermoso

-no lo creo hermosa-le dijo él recalcando esa palabra. Le gustaba como la palabra 'Hermoso' salía de sus labios. Y de inmediato desechó ese pensamiento.-un testigo te dibujó y eres la del retrato

-¿En serio? Vaya... nunca me han dibujado ¿me lo podrías regalar hermoso? Ya sabes, como disculpa por haber dejado escapar a ese infeliz

-desconozco la situación pero si vienes conmigo y me lo explicas, mandaré agentes a que lo atrapen.

Srta. A. se echó a reír-no me digas que eres uno de esos perros de Bow Street. Vaya... pero si hasta pareces uno de esos muñecos plásticos de la aristocracia, ni siquiera tienes el acento cockney, debí darme cuenta.



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En el texto hay: espias, nobleza, detectives

Editado: 07.06.2020

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