Uriel no podía creer que por una maldita broma del destino la hija de Wallase sea la asesina de marqueses. <<Aitasis...>> era un nombre bastante extraño. El dije de la A brillaba como nunca en el pecho de aquella mujer, a Uriel le inquietó su serenidad y el brillo inocente de sus ojos en el momento en que dijo "Encantada milord, Soy Aitasis Wallase" arrastró las palabras suavemente sin el más mínimo acento cockney de East End. O la chica era una excelente actriz o habían dos como ella.
<<Eso es imposible, por supuesto que es ella>> pero ¿Cómo decirle a Wallase que la luz de sus ojos era una asesina? Aquí era donde se dividían el camino de la justicia y de la amistad y Uriel siempre estaba en el camino justo sin importar qué o quién, sin embargo...
-Uriel ¿me estás escuchando?-le dijo Wallase. Este lo miró-¿por qué te quedas mirando así a mí hija? La estás incomodando
Aitasis tenía la cabeza cabizbaja y Uriel hizo sonar su garganta.
-le pido que me disculpe Srta. Wallase-le dijo este y ella asintió
-es obvio que el conde a quedado eclipsado por la belleza de Aitasis-comentó Elizabeth y Wallase gruñó
-no cabe duda que es una mujer muy hermosa-logró decir Uriel
-muchas gracias milord-le agradeció ella
Uriel no pudo evitar mirarla de nuevo <<esto es increíble>> pensó.
-lo que viene ahora es un vals-informó Elizabeth-Aitasis ama el vals milord
-Elizabeth por favor-la regañó su esposo
Uriel la miró. Era el momento perfecto para un interrogatorio.
-si la Srta. Wallase y no tiene comprometida esta pieza...-comenzó a decir Uriel
-lo siento milord-le dijo Philips, el cual Uriel había ignorado por completo. El hombre era el tercer hijo de un barón-he quedado dar un paseo con la Srta. Wallase por el jardín
-así es milord-añadió Aitasis-escuchamos que está adornado con faroles y quiero verlo
-les pedimos un permiso entonces-dijo Philips y al decir esto se fueron
Elizabeth no estaba nada contenta y no lo disimuló.
Uriel le sonrió-yo también les pido un permiso, dejé a mi hermana menor sola y debe estar echando humo
-¿vino con su hermana milord?-le preguntó Elizabeth
-así es Sra. Wallase y con mi hermano el duque
Esta se llevó una mano a los labios- ¿el duque de Westhampton está aquí?
-yo no lo he visto Uriel-le dijo Wallase-lo cual es muy raro porque Westhampton se hace notar
-está en la sala de fumadores-le informó Uriel-les pido un permiso, los veré más tarde
Uriel se dirigió a dónde tenía que estar Georgia y no la encontró; eso le sacó un suspiro. Se dijo que primero iría por su hermana y luego por Aitasis.
***
-malditos sean Uriel y Wolf-musitó Georgia mientras caminaba por el jardín-¿Cómo se les ocurre dejarme sola con esa masa gris?
El jardín tenía un sendero de faroles donde los invitados podían caminar. La brisa helada acariciaba su rostro, su vestido era de color ámbar de mangas largas; Georgia siempre llevaba su cabello suelto sabiendo que era una falta de respeto mostrar su cabello con ese descaro, pero nunca le importaba. La sociedad no se atrevía a cuestionarla ni a juzgarla ya que era hija y hermana de un duque.
Visualizó una pareja como a dos metros de distancia, al parecer estaban discutiendo. Georgia se acercó con sigilo y se colocó detrás de un árbol.
-no entiendo por qué no acepta mi propuesta-le dijo el hombre a la rubia-ya es considerada una solterona, lo que yo le ofrezco no se lo dará nadie
-canalla...-susurró Georgia
-no le permitiré que me ofenda de esa manera-le dijo la rubia-me temo que su compañía ya no me agrada señor Philips. Me quedaré aquí un rato más, puede volver al salón
-usted me ha ilusionado, por lo menos debió decirme que yo no le gustaba
-¿le he demostrado lo contrario?
-¡por supuesto que sí!-exclamó él furioso mientras se acercaba a ella-las mujeres como usted son...
-cuide sus palabras señor Philips-lo interrumpió ésta-sino quiere meterse en problemas
Este la tomó por los hombros y la iba a besar a la fuerza. En ese momento Georgia salió en escena y lo que vio la dejó helada. La rubia le pegó en los testículos y luego le asestó un gancho de derecha.
En ese momento su mirada se encontró con la de Georgia.
-esto...-comenzó a decir la rubia-yo...
-¡Sensacional!-exclamó Georgia mientras se acercaba a ella-ese gancho de derecha fue magnífico
-G-Gracias
Georgia le tomó las manos-pensé que era la única en hacer eso, supongo que las mujeres no estamos tan perdidas después de todo
-¿se refiere al molde de insulsas que se reproducen cada día?
-no las soporto ¿sabe?
-ni yo, pero hay que aparentar serlo o esta sociedad nos señalará de por vida
Georgia le sonrió-Soy Georgia-se presentó mientras le tendía la mano
La rubia se la recibió-Aitasis