Aitasis tuvo que aguantar la cantaleta de su madre sobre su bienestar y salud. En los cuáles tuvo que fingir llanto y miedo por esa “horrible” experiencia. A parte que tuvo que ignorar las miradas asesinas que les arrojaba el conde por su perfecta actuación, este no había dicho nada a lo largo del trayecto a su casa. <<el pobre debe tener una lucha interna>> pensó Aitasis con una sonrisa.
Les había dicho a sus padres que quería retirarse a su habitación. Su padre la acompañó hasta la puerta.
—hija…—le dijo este—de verdad lamento mucho que hayas pasado por todo esto. Siento que te fallé
Aitasis tomó la mano de su padre—no fue tú culpa papá
—me atribuyo toda la responsabilidad por no estar al frente de lo que hacían mis hombres—Simon le acarició el rostro—Uriel… ¿se comportó bien contigo?
Aitasis tuvo que reprimir el deseo de emitir una carcajada, por el contrario le regaló a su padre la sonrisa más falsa y radiante de este mundo.
—¡Oh papá! —exclamó—él es un caballero estoy profundamente agradecida con él
Simon sonrió—me alegro mucho hija, Uriel es un buen hombre pero es un don juan, tenlo presente
—¡Papá! ¿De mis labios ha salido que me quiero casar con él?
—sería un buen matrimonio, después de todo él es un conde y pertenece a la familia más antigua de Inglaterra, los Westhampton. Pero quiero que seas feliz
Aitasis miró a su padre <<Si en verdad quisieras mi felicidad me dejarían trabajar contigo en Bow Street>> pensó.
Aitasis le sonrió—no te preocupes, me casaré cuando en verdad esté lista y enamorada
Simon le dio un beso en la frente—descansa princesa
Aitasis le regaló una sonrisa y entró a su habitación, colocó su espalda en la puerta y suspiró. Las cosas no habían salido como pensaban por eso decidió no esconderle su identidad al conde, después de todo nadie le creería por más Conde de Westhampton que sea. Eso le sacó una sonrisa.
En ese momento escuchó los toques de la puerta.
—Señorita—la llamó el ama de llaves
Aitasis carraspeó y abrió la puerta—¿Sí Sra. Cooper?
—Allá abajo hay una mujer que la está buscando—le susurró—pero la señora se niega dejarla pasar
Aitasis la miró—muy bien, gracias
Ésta asintió y se fue. Aitasis se dirigió a las escaleras y escuchó voces en la antesala.
—Señora—insistió una voz conocida—la Srta. Wallase me dijo que podía encontrarla aquí…
—¿Agnes? —preguntó Aitasis mientras bajaba las escaleras con prisa
—¡Srta. Wallase! —exclamó mientras se acercaba a ella
Aitasis la tomó de las manos—¡Saliste rápido!
—fue el conde que la dejó libre a usted
Su madre hizo sonar su garganta—Mamá—le dijo Aitasis—ella es Agnes, la conocí allá en Scotland Yard. Se echó la culpa cuando unos niños robaron comida y por eso la encerraron. Ella… me defendió de unas mujeres que querían golpearme en el calabozo
Elizabeth abrió los ojos como platos—Oh señora muchas gracias—le dijo esta mientras tomaba una de las manos de Agnes.
—no me lo agradezca señora, lo hice porque lo creí correcto—le dijo Agnes con una sonrisa
—Mamá—le dijo Aitasis—me gustaría que Agnes entrara a trabajar como mi doncella y dama de compañía. Después de todo necesitaba una luego de que Alice se fue
Su madre le sonrió—por mí no hay ningún problema
—¿Qué dices Agnes? —le preguntó Aitasis
—¡Yo estaría encantada! —Exclamó ésta—no tengo a dónde ir
—entonces empezarás tu trabajo ahora mismo, vamos a mi habitación
—hablaré con la Sra. Cooper—le dijo Elizabeth—y le asignará una habitación
—Gracias señora—le dijo Agnes
—Vamos arriba—le dijo Aitasis y Agnes la siguió