Agnes caminaba de un lado a otro afuera de la habitación de Aitasis muy temprano en la mañana.
<<¿Será que el Conde no fue a buscarla? no, no, no... él es un caballero... por favor Dios mío que a Aitasis no le haya pasado nada... ¡Todo esto es mi culpa!>>
En ese momento comenzó a recordar a su hija Eris Esmeralda y no pudo evitar que se le llenaran los ojos de lágrimas. Pero se contuvo al escuchar unos pasos hacia ella.
—Buenos días Agnes—la saludó Elizabeth
—Buenos días Señora Elizabeth—le dijo ésta haciendo una reverencia
— ¿Mi hija ya está despierta? —le preguntó
— ¿La niña Aitasis?
Elizabeth sonrió— ¿Hay alguna otra?
Agnes negó con la cabeza—No señora, creó conveniente dejarla descansar por la mala experiencia que tuvo
—Sí, por eso mismo le diré algo que de seguro le levantará el ánimo
Agnes se interpuso en su camino.
—No será conveniente señora, la niña Aitasis no se siente bien desde ayer y no había podido conciliar el sueño. Ahora está profunda, si usted lo desea yo puedo darle el recado
Elizabeth la miró—Agnes voy a entrar a ver a mi hija y yo decidiré si le doy el recado o no ¿Quedó claro?
Agnes bajo la cabeza y asintió—Sí señora, discúlpeme
Elizabeth abrió la puerta y emitió un grito ahogado.
Agnes contuvo la respiración—Señora Elizabeth puedo explicarle...—Agnes se detuvo al ver a Aitasis en la cama.
— ¡Mi niña! ¿Por qué estás tan pálida?
Aitasis tosió un poco—No me siento bién mamá ¿Agnes no le dijiste?
—Si me dijo hija, pero yo estaba preocupada. Pensaba decirte que nos invitaron a un baile
Aitasis negó con la cabeza—Mamá en estos momentos no tengo ganas de asistir a ningún baile
—Entiendo no te sientes bién—le dijo ésta—Después de todo estás un poco enferma. El baile es del Marqués de St. John, según él es uno de los pocos marqueses que están acá en Londres, recuerda que la mayoría se fue al campo hace más de un año por esa asesina. Hace un año no se ha manifestado aquella mujer así que hará un baile celebrando que el peligro ya pasó.
Agnes observó a Aitasis entrecerrar los ojos como si hubiese descubierto algo.
—Mamá creo que toda esta mala experiencia que me pasó en el calabozo me ha dejado trastornada—comenzó a decir Aitasis—Creo que yendo a ese baile, me voy a sentir un poco mejor...
— ¿Eso crees hija? No te noto bién...
—En la noche estaré mucho mejor, solo necesito descansar y comer bién
—Voy a mandar a que te preparen el desayuno—Aitasis asintió—Agnes acompáñame
—Si señora—le dijo ésta
— ¡No! —exclamó Aitasis—Manda a una criada mamá, Agnes me ayudará a quitarme la ropa para darme un baño
—Está bién—le dijo su madre y se fue.
Ambas esperaron a que se cerrara la puerta.
Aitasis salió de la cama y abrasó a Agnes.
— ¡Agnes! ¿Cómo estás? —la saludó.
— ¿Qué cómo estoy? ¡Pues muerta del pánico! Aitasis casi me da un ataque al corazón, tienes que contarme todo por favor
—Claro que te contaré todo Agnes, pero necesito un favor tuyo
Agnes rodó los ojos— ¿Qué podrá ser?
Aitasis se echó a reír—No pongas esa cara, recuerda que me juraste lealtad absoluta sino tendré que matarte
—Aja
—Necesito que vayas a Bow Street y le entregues personalmente la nota que te daré a Uriel
Agnes la miró como si estuviese loca— ¿Quién demonios es Uriel?
— ¡El Conde de Westhampton!
Agnes se cruzó de brazos—Vaya, vaya ¿Ahora lo llamas por su nombre de pila? Así que fue a buscare después de todo... ¿Qué pasó entre ustedes Aitasis?
Ésta la miró exasperada mientras tomaba papel y pluma.
—Agnes te contaré todo con lujo de detalles. Tenemos que hacer esto rápido porque no tenemos tiempo ¿De acuerdo?
— ¿Por qué? ¿Qué pasó?
—Aquella "Cazadora de marqueses"... no estoy segura pero... creo que es muy probable que aparezca en este baile
***
Uriel se encontraba fumando un puro con Wallase en la sala de fumadores de Bow Street.
—Uriel te agradará saber que pudimos atrapar a los contrabandistas de opio y su cabeza principal—le informó Wallase
—Y todo... ¿Gracias a quién? —le dijo Uriel sonriendo mientras alzaba las cejas
Walla echó una calada de humo y lo miró— ¿De dónde sacaste esa información? Ni siquiera estabas trabajando en ese caso
—Es un don Wallase ¿Qué te puedo decir? Soy un genio