Aitasis jugaba con su trenza mientras miraba un punto fijo en su habitación con Agnes al día siguiente. Ésta se sentó junto a ella y le pasó una mano por los hombros.
—Entonces ¿El hermoso dijo que teníamos que decirle todo a tú padre? —quiso saber Agnes
—Aja, aunque aún lo está pensando
—¿Y estás mal por eso?
Aitasis se puso de pie—No Agnes, no me importa. Sé perfectamente que mi padre no creerá una sola palabra
—Muy bien, entonces ¿Qué te tiene así?
Aitasis la miró a los ojos—Cuando... Uriel y yo estuvimos juntos ayer—Agnes asintió—Él me dijo que yo... que yo...
—¿Qué tú...?
Aitasis pasó una mano por su cabello—Dijo que yo era suya—Agnes alzó las cejas—¿Comprendes Agnes?
Ésta frunció el ceño—Creo...
—Yo no soy de nadie ¿De acuerdo?
Agnes asintió—Vale ¿Se lo dijiste?
—¡No! —Exclamó ésta—No... y no sé por qué
—Bueno díselo
Aitasis la miró y asintió—Lo haré
Agnes se puso de pie—¿Dónde está el hermoso ahora?
—Está en su habitación con Georgia—Aitasis miró a Agnes—Espero recibir la carta de mi tía lo más pronto posible. He tomado la decisión de irnos a Escocia
Agnes suspiró—Como quieras
—Y no te preocupes, no volveré a dormir con Uriel
***
Uriel colocó la cabeza en el regazo de su hermana y se llevó una mano a sus ojos. Georgia estaba sentada en la cama de este mientras le acariciaba el cabello, su hermana no siempre era ruda, su lado dulce sabe cuándo tiene que salir.
—Por lo que veo este asunto de Lizzie te ha dejado muy mal—comentó ésta
—Ni que lo digas
—Te preocupas demasiado, ella conoce Bow Street y como dijo en esa nota, sólo pueden retenerla por tres días
Uriel suspiró—Lo sé
—¿Entonces?
Un Uriel de veintidós años guardó su arma al ver como otros agentes se llevaban al criminal que él con tanto esfuerzo había atrapado.
—Todo está listo milord—le había dicho Gervase
—Voy a investigar el área para asegurarme de que esté limpia ¿Podrías decirle a Sir Wallase que mañana le entregaré el informe?
Este asintió—Muy bién, nos vemos
Uriel asintió, se colocó el sombrero y se puso en marcha. Las calles estaban muy poco transitadas y a raíz de los disparos la gente se había refugiado.
Uriel suspiró—Es hora de ir a casa
—¡Auxilio! —Escuchó un grito femenino. Una chica de piel blanca y cabello negro laceo se acercaba a él corriendo y Uriel la atrapó. Éste la miró y ella se encontraba toda golpeada, había recibido una paliza brutal.
—¿Qué sucede? —Le preguntó Uriel preocupado—¿Quién te hizo eso?
Ésta lo miró con sus grandes ojos miel—Ayúdeme señor, me quieren matar
Efectivamente se acercaron tres hombres y detuvieron a un metro distancia.
Uriel alzó las cejas—¿Algún problema?
El mayor de los hombres lo miró—¿la conoce?
Uriel miró a la chica y ésta tenía lágrimas en los ojos, este supuso que tenía aproximadamente unos dieciséis años.
—Si—respondió Uriel—Es mi prima
—¡Su prima nos ha robado! —le gritó el otro
—Tenía hambre—le susurró ésta
Uriel asintió, sacó una bolsa de monedas y se la arrojó al hombre mayor—¿Es suficiente?
—Yo sólo robé un pan—le informó la chica
—Es suficiente—le dijo el hombre—y que no se aparezca por mi tienda—y al decir esto se fueron
La chica se separó de Uriel y se puso de rodillas—Gracias señor, muchas gracias
—Levántate por favor—le pidió Uriel y ésta lo hizo—¿Cuál es tú nombre?
—Elizabeth Shaw señor, pero puede llamarme Lizzie
—Cuéntame Lizzie ¿Cuántos años tienes?
—Quince señor
—Quince—repitió Uriel y luego suspiró. Su hermana Georgia tenía diecisiete y la princesa amargada solo siete. Ambas estaban en extrema vigilancia, protegidas por todos. A Uriel no le gustaba ver a una mujer desprotegida.
—¿Dónde vives?
—Yo no conozco a mis padres, yo... me escapé del orfanato