Aitasis se subió un poco las faldas y avanzó con paso rápido. Se miró el pecho y resopló <<Estúpido Uriel>>. Sus padres habían llegado hace dos día a la residencia de su tía Sakura, como siempre su madre fue insípidamente cortés con ella y su padre la mirada con recelo. Su padre invitó a Aitasis a un paseo por el jardín porque quería conversar con ella.
—¿Cómo has estado hija? —Le preguntó este una vez estuvieron un poco alejados de la propiedad.
—Muy bién. Siempre me ha gustado Edimburgo, es muy tranquilo aquí
—Así es. ¿Has sabido algo de Uriel?
Aitasis no iba a morder el anzuelo—¿Del Conde? Hasta ahora no, cuando nos escoltó hasta aquí nos dijo que iba a ver a su familia en Hampshire
Este asintió—¿Y después regresaba a Londres?
—No lo sé padre
—Bien—Este hizo sonar su garganta—Aitasis ¿Recuerdas que hace unos años llegaste a Bow Street diciéndome que querías ayudarme con unos casos?
Aitasis se detuvo de golpe y lo miró. El nudo en la garganta comenzó a crecer lentamente.
—Y que aparte—continuó este—Mencionaste que habías acabado por sí sola con aquellas contrabandistas
Aitasis asintió lentamente—Sí padre
—Estoy dispuesto a escuchar una explicación de tú parte
El nudo en la garganta terminó de construirse y ésta sonrió—¿Aún lo recuerdas padre?
—Por supuesto
—Sabrás de sobra que todo lo hice por llamar tu atención. En ese momento me sentía abandonada por parte tuya y pensé que ayudándote podría estar más cerca de ti
—Entonces fue mentira
—Sí padre
Este se acercó a ella y la abrasó—Aitasis perdóname cariño ¿En ese momento sentiste que yo no te quería? —A Aitasis se le llenaron los ojos de lágrimas, eran lágrimas impotentes de no poder decir quién era en realidad. —Perdóname hija—Le susurró este—Perdóname...
Aitasis sintió una mano que la tomaba por el brazo y la hacía detenerse.—Si no quieres llamarla atención será mejor que vengas conmigo—le susurró una voz conocida
Aitasis lo miró. El antifaz sólo lo hacía verse más varonil, su mano apretaba su brazo y ésta se deslizó sobre él como una caricia hasta llegar a su mano y ambas se entrelazaron. Ella no podía explicar la cantidad de sensaciones que la albergaron en ese momento, simplemente sentía una paz y seguridad que le calentaba el corazón.
Uriel la guio entre la multitud, abrió la primera puerta y ambos entraron.
—O sea que aparte de que arrojas limonada encima de mí, tengo que aguantar tu desfachatez de arrastrarme por toda la...—en ese momento Uriel la besó. Aitasis intentó apartarse pero se dejó vencer fácilmente. Ésta lo rodeó con los brazos y Uriel la atrajo más hacia a él; su lengua acarició la suya y finalizó el beso mordiendo su labio inferior.
—Estaba muy preocupado por ti—le confesó este luego de quitarse el antifaz y ella hizo lo mismo; Uriel no la soltó y acarició su nariz con la suya.—Se suponía que me enviarías una carta—continuó este—Nunca la recibí
Aitasis suspiró—La verdad, no tuve tiempo
—Perdón por todo—le dijo este muy seriamente—Perdóname
Aitasis lo miró. Se mordió la lengua porque quería preguntarle exactamente por qué se disculpaba pero decidió asentir con la cabeza.
—Está bien
Uriel la abrasó—Jamás pensé verte aquí hermosa
—Hace dos días mis padres viajaron a Escocia a decirme que estábamos invitados una vez más al mortalmente aburrido baile de los duques de Hastings y que tenía que asistir—Uriel asintió—Pero les dije que luego del baile regresaría a Escocia
Uriel acarició su mejilla y depositó un tierno beso en sus labios. Aitasis respiró hondo <<Sé valiente>> sé dijo. Había tomado la decisión de seguir el consejo de su tía, se prometió que poco a poco podía avanzar en ese aspecto.
—¿Te... gustaría venir? —Le preguntó ésta—A Escocia, digo, mi tía fue la de la idea porque te quiere conocer. Pero yo le dije que tú estabas ocupado con tu familia y me imagino que...