—¡Ya dije que no! —Exclamó Agnes.
Aitasis y Uriel se echaron a reír. Estos se encontraban en la habitación de Agnes a media noche.—Agnes no es difícil—le dijo Uriel—Sólo tienes que fingir sorpresa en la mañana, la nota la dejamos en la cama de Aitasis
—¿Y no hubiese sido mejor que no me dijeran nada y el asombro fuese auténtico?
—No, porque estarías igual de angustiada—le dijo Aitasis—Deberías de estar agradecida que te estamos contando Agnes
Agnes miró a Uriel—Milord se suponía que usted era el cuerdo
Este hizo una mueca—Ya ves lo que se consigue por pasar mucho tiempo con esta mujer loca
—¡Oye!—Protestó Aitasis
—Shhhh—la mandó a callar Uriel—Te van a escuchar boba
—Idiota—le dijo ésta
—Tonta
—¡Basta!—Exclamó Agnes en un susurro—¿Ya tienen todo listo para partir?
—El carruaje nos está esperando allá abajo—le informó Uriel
Agnes suspiró—Ya que
Aitasis abrazó a Agnes y Uriel también—Saludes a tía Sakura, cuídense mucho
Aitasis y Uriel se echaron a reír al recordar la cara de Agnes tres días atrás. Estos se encontraban disfrutando la cena de bodas que le había preparado su tía. Aitasis llevaba una yukata blanca con bordado de rosas y el lazo del mismo material; llevaba su cabello recogido con el kanzashi que le había dado Uriel. Este se sentía extraño con yukata pero afirmó muchas veces estar muy cómoda; la yukata de Uriel era toda negra y Aitasis no dejaba de verlo. Se veía muy macho con yukata.Su boda fue en Gretna Green ambos vestidos así con sus tíos como testigos. Aitasis no pudo evitar reír cuando Uriel intentó decir muchas veces "Acepto" en japonés y al final como era de esperarse se rindió por completo. Por el contrario había aprendido a coger los palitos muy rápidamente y este se encontraba devorando la comida de su tía Sakura.
—¡Esta es la mejor comida del mundo! —Exclamó Uriel mientras se llevaba un trozo de carne a la boca.
Sakura se echó a reír—Me alegro que te esté gustando hijo
—La comida japonesa es la mejor del mundo—comentó su tío Mathew, esposo de su tía—Lo supe cuando conocí a tu tía, Aitasis
Uriel la miró—Vénganse a vivir con nosotros—le dijo y estos se echaron a reír—después de esto la comida inglesa me va saber horrible
—Los ingleses no saben cocinar—afirmó Aitasis
Mathew hizo sonar su garganta—¿Y piensan vivir en Inglaterra?
Aitasis Y Uriel se miraron. Este negó con la cabeza—Aitasis quiere vivir en Escocia
Sakura abrió los ojos como platos—¡Eso es maravilloso hija!
—¿El condado tiene tierras acá en Edimburgo? —quiso saber Mathew
Uriel asintió—Los administra mi hermano el duque, porque jamás me hice cargo de ellas
—Bueno, ya es tiempo de que lo hagas
—Si señor
—¿Qué tierras son esas? —quiso saber Sakura
—Las que están sujetas al título están a las afueras de la ciudad. Es Westhampton Park
Sus tíos abrieron los ojos como platos—¡¿Westhampton Park?! —exclamaron ambos
Uriel asintió y Aitasis frunció el ceño—¿Por qué tanto alboroto? —les preguntó ésta
—¡Lo más hermoso que tiene Edimburgo es Westhampton Park! —Exclamó Sakura
—Pensé que esas tierras pertenecían al ducado—le dijo Mathew
—Westhampton es el que ve por ellas, pero son del condado—Uriel miró a Aitasis—Sólo podremos vivir diecisiete años puesto que mi cuñada es madre del futuro conde, a menos que Westhampton engendre hijos
—Lo cual es poco probable que eso suceda—añadió Aitasis—No veo que mujer pueda ser tan masoquista para que se case con tu hermano
Uriel se echó a reír—Creo que un gran porcentaje quisieran ser la duquesa de Westhampton
—Es un alivio que no me encuentre ellas
Él le sonrió—Un muy gran alivio, hermosa
—Yo aún no puedo creer que seas condesa de Westhampton—comentó su tía Sakura
Aitasis le sonrió—Créeme tía, que ni siquiera yo puedo creerlo
***
Aitasis se encontraba sumergida en la bañera. Uriel se encontraba abajo tomando un vaso de whiskey con su tío. Este le había dado unos minutos a solas para prepararse. <<De Aitasis Wallase a Lady Aitasis, condesa de Westhampton. Quién lo diría>> pensó. Aitasis suspiró mientras apoyaba la cabeza en la bañera. Se había dicho que tenía dar todo de sí, en el caso de la cazadora de marqueses porque sería lo último que haría. Una punzada de dolor le atravesó el pecho.