Aitasis miró con asco la comida que Eresme había colocado en el suelo. Ésta miró por la ventana y calculó que era aproximadamente las dos de la mañana; Aitasis en sus misiones duraba hasta tres días sin comer así que ella estaba bién, su mayor preocupación era Becky. Ésta estaba junto a ella algo pálida, ambas se encontraban sentadas en el suelo.
—Lo siento—se disculpó Eresme—No habíamos podido conseguir comida
—Prefiero morir antes de probar algo que venga de usted—le espetó Becky
Eresme sonrió—Lastimosamente no puedes darte ese lujo mi lady, matarás a tú hijo—ésta se sentó y comenzó a comer
Aitasis se acercó al plato y miró a Becky—Comeré primero—le informó.
Aitasis tomó el trozo de carne y lo tragó; cerró los ojos y esperó diez segundos. A continuación miró a Becky—Puedes comerla
Becky asintió y se dispuso a comer. Aitasis tomó el otro plato y lo colocó junto a Becky.
—Come el mío también, necesitas reponer fuerzasBecky negó con la cabeza
—Por favor come tú
—Yo estoy bién, tú necesitas comer—Becky negó con la cabeza y Aitasis sonrió—Cómela, hazlo por el bebé
Eresme se llevó un trozo de carne a la boca—Que escena más dulce—dijo eso con la boca llena. Aitasis la ignoró, apoyó la cabeza junto a la pared y cerró los ojos.
—Las personas no hacen las cosas sólo porque si—escuchó que decía Becky—Estoy segura que usted está haciendo todo esto por algo. Me gustaría saber qué es
Aitasis vio como Eresme se comía toda su cena con unos pésimos modales. Becky siguió comiendo lentamente en silencio.
—Mi padrastro me prostituía—comenzó a decir Eresme. Aitasis y Becky y la miraron—Yo tenía doce años y esperó a que mi madre se durmiera; me llevó a una casa abandonada, casi igual a esta—Eresme sonrió—Habían... diez, si fueron diez, eran... marqueses. Había otros niños aparte de mí allí. Practicaban sus perversiones sexuales una vez al mes, con niños especialmente—Eresme las miró. Aitasis jamás había visto una mirada tan llena de odio y resentimiento—Le conté a mí madre, traté de explicárselo pero ¿Qué creen? No me creyó. Me fui de casa... me fui de polizón en un barco. Allí había unos japoneses que estaban encerrados y todos los días me enseñaban algo de japonés a cambio de que les robara comida para ellos. Ellos... escaparon muchas cosas—Eresme miró a Aitasis—donde pongo el ojo pongo la bala, no soy tan buena como tú en el Jiu Jitsu, ni en cualquier arte marcial y creo que es porque tu si viviste en Japón
Aitasis asintió—Mi abuelo tenía un Dōjō
—Eresme—comenzó a decir Becky—lo que te sucedió fue horrible peor aun cuando tú propia madre no te creyó y más si eras una niña. Pero yo te puedo asegurar que mi esposo sería incapaz de hacer algo así
Eresme la traspasó con la mirada—Por uno pagan todos Becky dejó su plato a un lado
—Pero es injusto porque...
—Usted—la interrumpió Eresme—También fue víctima de violación ¿no es así?—Aitasis miró a Becky y ésta estaba pálida.—Cuénteme marquesa ¿Qué hizo usted con el hombre que la violó? —Eresme se puso de pie y se dirigió a la ventana. A Becky se le llenaron los ojos de lágrimas y Aitasis tomó la mano de Becky.
Ésta suspiró—Eresme—comenzó a decir Aitasis—Lo que te pasó fue espantoso, mi padre es el magistrado y a mí esposo no le gustan las injusticias. Podríamos hablar con ellos, estoy segura que...
—No Aitasis, ya es demasiado tarde
Aitasis se puso de pie—Estoy segura que encontraríamos a esos culpables y los haríamos pagar con creces
Eresme la miró. Lágrimas asomaban sus ojos. A Aitasis le dio un dolor en el pecho, sentía que conocía a esta chica de antes.—Les traeré agua—les dijo Eresme y al decir esto se fue.
<<Ya he visto esa mirada antes>> pensó.
Aitasis miró a Becky. Ésta tenía la cabeza apoyada en su rodilla, Aitasis se acercó a ella y le pasó una mano por los hombros. —Becky...
—Yo asesiné a mi tío. Él... me violó muchas veces—Becky la miró—Luego supe que fallé y que estaba vio... yo te llamé "asesina" y yo...
—Becky—la interrumpió Aitasis—Olvídalo ¿sí? Yo ya lo olvidé
Becky asintió y ambas se dieron un abraso—Fue horrible lo que le pasó a Eresme—comentó Becky—Está llena de odio y de sed de venganza... y en parte yo la entiendo
Aitasis asintió—¿Sabes que sentí algo raro? Ya he visto esa mirada antes—Becky frunció el ceño—No sé... es raro