Mientras exploraban más a fondo, Dima abrió cuidadosamente el cuaderno del Doctor Kanoche. Allí encontró diagramas extraños de frascos y líquidos, anotaciones sobre cómo preservar cuerpos y palabras que hablaban de “conservar la esencia del alma”.
—Esto es… perturbador —susurró Dima—. No es solo embalsamar… es algo más.
Marvin observó los frascos que aún quedaban en estanterías rotas. Algunos contenían líquidos que brillaban con un tono verdoso bajo la luz de la linterna.
Tony les advirtió:
—No toquemos nada. Este lugar ha guardado secretos demasiado peligrosos para la curiosidad humana.
Pero los chicos sabían que ya habían cruzado el umbral del miedo. Cada sombra parecía más larga, cada susurro más cercano, y el tiempo dentro de la cripta parecía haberse detenido.
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Editado: 31.08.2025