Mientras avanzaban, Daniel se detuvo a observar una inscripción en la pared.
—¡Chicos, miren esto! —gritó—.
Antes de que alguien pudiera reaccionar, un frío extremo lo envolvió y un fuerte crujido retumbó por toda la cripta. Cuando Tony giró la cabeza, Daniel había desaparecido.
—¡Daniel! —gritó Marvin, corriendo hacia donde estaba—.
Pero solo encontraron un rastro de polvo y un frasco roto. La sensación de horror se apoderó del grupo. Comprendieron que el Doctor Kanoche no descansaba completamente y que nadie podía salir indemne de sus dominios.
Héctor intentó calmar a todos:
—Mantengámonos juntos. Si alguien más desaparece, no tendremos manera de escapar.
El miedo se mezclaba con la adrenalina. La cripta parecía más profunda y oscura que antes, y los susurros ahora eran claramente voces humanas, aunque imposibles de identificar.
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Editado: 31.08.2025