De repente, un golpe seco resonó en la cámara. El aire se volvió denso y los frascos comenzaron a vibrar. Una figura alta y delgada emergió de las sombras: el espíritu del Doctor Kanoche. Sus ojos brillaban con un verde antinatural.
—Han cruzado la línea —dijo con voz grave y escalofriante—. Ahora conocen mi secreto… y deberán pagarlo.
Marvin, Dima, Héctor, Leopoldo y Tony retrocedieron, paralizados por el terror. Cada sombra parecía cobrar vida, rodeándolos. La cripta se convirtió en un laberinto de oscuridad y murmullos.
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Editado: 31.08.2025