Narrado por Riley
Mi nombre es Riley, tengo 17 años, vivo con mi padre y mi amado gato Sir Arrow. Mi madre murió cuando yo tenía 5 años, no sé bien como lo hizo ya que mi papá nunca me quiso decir de que, como o porque murió, siempre fue un misterio para mi.
Desde que cumplí los 10 años soy capaz de reconocer todo lo sobrenatural, es como un don, a veces tengo visiones o simplemente veo un lazo de luz sobre ellos, también cuando estoy hablando con cualquier persona escucho sus pensamientos como si me los tuviera susurrando en el oído.
Papá pensó que ya era hora de cambiar de lugar y de comenzar una nueva vida, mi padre es arqueólogo y también tiene licenciatura en arqueología.
Decidió que viviríamos mejor en un lugar alejado de la ciudad, que sea más tranquilo y que yo me sienta bien. Ya que a veces la fuerza sobrenatural que hay en la ciudad hace que me de jaqueca constantemente.
Vio en Internet un pueblo llamado Norwich, yo ya lo conocía, pero según él es un pueblo chico y tranquilo, perfecto para vivir.
Para mi esta bien, no tengo amigos ni conocidos o algo parecido, ya que soy la "chica rara" de la preparatoria, y siendo sincera esto de ser la chica rara me encanta, nadie me molesta y puedo leer tranquila en los recreos. Ademas de que es muy odioso ver como las personas son falsas tan fácilmente, escuchando sus pensamientos me di cuenta de eso.
Con tal de estar con mi padre y Sir Arrow estoy perfecta. Con papá siempre fuimos muy unidos, y más desde que mi madre falleció.
Desde ese momento hemos sido solo él, Sir Arrow y yo.
A Sir Arrow me lo regaló un vecino unos días después de que mi madre murió, y cada vez que lo veo se lo agradezco, ya que Sir Arrow a sido mi fiel compañero y es el único que sabe de mi secreto, se lo he intentado decir a papá pero siento que el va a pensar que estoy loca, o que es un efecto traumatico por la muerte de mamá.
Sir Arrow es de pelaje color negro, negro como la completa oscuridad, aunque tiene pequeñas motas de pelo más claro, casi como un gris ceniza, ambos colores se mezclan formando un color negro mate. Tiene el pelo largo, lo que hace que parezca esponjoso; en su cara su boca apenas se ve, pasa desapercibida entre tanto pelo, parece un triángulo sin base; su nariz es de color negro. Sus orejas tienen la punta circular, siempre parecen atentas. Uno de sus ojos es completamente celeste, mientras que el otro es mitad celeste y mitad marrón, son hermosos; sus pupilas son especiales, cuando está en un lugar con luz normal se ven como dos perfectos círculos, pero cuando está en un lugar con luz solar muy fuerte o en la oscuridad, sus pupilas se contraen formando un óvalo muy estrecho y apenas notable. Es de tamaño medio, pero su cuerpo pesa más de lo que parece ser. Su cola es larga y esponjosa, en la punta de la cola tiene pelos mas largos por lo que parece más larga. Sus patas son cortas e incluso parecen aún más cortas porque su pelo recubre gran parte de ellas.
―Riley, ¿ya acabaste de empacar?― me preguntó mi padre entrando a la que era mi habitación.
―Si, eso creo― observe toda la habitación para afirmar de que no me olvidaba de nada, en un rincón de la habitación donde todavía se encontraba una vieja mesa de luz había un retrato, me acerque a el y lo sostuve en mis manos― La extraño mucho.
―Yo igual nena, ella hubiera querido que hagamos esto, era amante de los nuevos retos, siempre estaba buscando algo nuevo para hacer, nunca podía estar en algo por más de una semana, siempre eran nuevas aventuras, y por eso fue que me enamore de ella― sonrió mientras miraba con nostalgia el retrato en el que estábamos los tres, mi madre tenia tez pálida, su cabello era de color negro azabache y por la cintura, tenia una sonrisa hermosa que lograba que todos a su alrededor se contagiaran de su alegría, mi padre llevaba el cabello corto y negro, siempre fue muy lindo, unos de los hombres mas lindos de lo que he visto para ser sincera, y yo era apenas una bebe, tenia muy poco cabello, pero mi madre se las había arreglado para hacerme una pequeña palmerita de esas que les hacen a los bebe, atada con una cintita en forma de moña, los tres estábamos con esas sonrisas que se notan a lo lejos que son verdaderas y para nada fingidas.
―Papá― lo llamé, él me observo, guardé el retrato muy cuidadosamente en la mochila―¿Por qué nunca me hablas sobre la muerte de mamá?
―Hija, es que...― comenzó a decir pero el timbre resonó por toda la casa― Iré a ver quien es.
Siempre pasa lo mismo, cada vez que le pregunto sobre la muerte de mi madre y él esta por contarme, algo nos interrumpe, o suena el timbre, o su celular, o me da un terrible dolor de cabeza. La verdad es que no lo entiendo, pero voy a intentar que me diga aunque se me parta la cabeza, necesito saberlo. También intente preguntárselo a otras personas, pero nadie me dice; porque no saben o porque tienen prohibido decírmelo.
Baje mis maletas y me encontré a mi padre hablando con un muchacho en la puerta.
―Oh, Riley hija, él es el encargado del camión que llevara nuestras cosas a nuestra nueva casa en Norwich, él vive allí así que le sera fácil llegar― menciono mi padre, yo al mirar al chico que estaba parado en el marco de la puerta comenzó a dolerme la cabeza, tanto que casi me caigo― ¿Riy, estas bien?.