El Secreto del Héroe

11

Jack

Al fin me han dejado solo después de tratarme como un tonto muñeco, estoy tan débil que ellos no me preguntaron si podían levantarme de la silla o mover mis brazos para medirme por completo, no lo hicieron. Sé que en cuanto me den ese traje me obligarán inmediatamente a participar en sus misiones, lo que para mí es una excelente oportunidad para escapar, la capitana Ramírez lo entenderá dadas las situaciones.

Tal vez pueda hacerlo hoy, me doy cuenta que Red ha dejado su télefono, se fue con tanta prisa que no lo notó, muy idiota de su parte. Está del otro lado de la habitación, a un lado de la puerta, solo tengo que obligar a mi mente a llevarme ese teléfono a la mano, una acción que en sí es sencilla, he levantado carros por los aires, un teléfono no es nada.

Hoy no será sencillo, lo que sea que el señor Martin me inyectó me ha debilitado en todos los sentidos, no solo no puedo correr, mis poderes están fallando y los nuevos no sirven para nada, ¿Y si termino provocando una explosión eléctrica? Casi lo hago mientras esa porquería se metía en cada parte de mi cuerpo.

Me concentro únicamente en este teléfono, todo lo demás desaparece, puedo sentir una conexión con esa cosa, ya lo he tomado, solo falta arrastrarlo hacia mí. Me ordeno a mí mismo mover ese teléfono poco a poco. Comienza su trayecto con movimientos casi imperceptibles, solo alguien con esta clase de poderes puede notarlo. Va avanzando cada vez más y cae directo al suelo, escucho el sonido de la pantalla rompiéndose, espero que no lo deje inutilizable. Lo volteo y la sangre sale de mi nariz, me estoy desgastando por un tonto teléfono, pero por una buena razón.

En un movimiento termina en mi mano, provocándome un pequeño corte producto de un pequeño cristal proveniente de la pantalla.

Al desbloquear el teléfono me doy cuenta de que la única persona a la que puedo llamar es a Lila, no recuerdo bien el número de mis padres y si le llamo a Russel lo voy a poner en riesgo. Estaré revelando mi identidad a mi amiga, pero prefiero correr ese riesgo a que me usen como un soldado. Ella contesta al primer intento.

— Daniel, ¿Lo encontraste? Ya lo hemos buscado y no hay nada, nadie lo vio.

— Soy Jack, por favor, necesito que hagas un favor.

— ¡¿Jack, dónde estás?! Estamos preocupados por ti y Daniel dijo que no te había visto.

— Él trabaja con los infames, luego te cuento, toma mi teléfono y llama a Russel, es una emergencia, dile a mis padres que me tienen secuestrado, ellos quieren que trabaje para ellos.

— ¿Cömo que quieren que trabajes con ellos?

— Los infames, me secuestraron, me inyectaron algo y estoy muy débil para salir, dile a Russel que rastree este teléfono, te explicará todo.

— ¿A qué te refieres? ¿Quién es Russel?

— Solo llama, dile que su compañero ha sido secuestrado y los legendarios harán lo demás.

— Jack… dime que no eres uno de ellos, ¿eres un legendario?

— No podía contárselos por seguridad, pero no he tenido otra opción, los Infames me quieren obligar a trabajar con ellos.

— Está bien, pero dime que todo estará bien, por favor.

— Lo estará, pero dile a Russel que necesito ayuda.

— Está bien, lo haré, oh, que bueno que sigues aquí, te vamos a sacar de aquí. Espero sea pronto.

Me cuelga y tiro el teléfono al suelo justo a tiempo para ver a un Red cubierto de aguas residuales muy feliz, ni siquiera ver su teléfono roto cerca de mí lo puede enojar, solo me cuenta muy feliz lo que fue a hacer.

— Que bueno que te veas mejor, tengo buenas noticias —¿mató a alguien? Ya no sería impactante—. Mastermind se ha retirado, su amigo de hielo me lo contó cuando pensó que me iba a arrestar, por suerte pude quitármelo de encima.

— Mira lo que lo hiciste hacer, espero que estés contento —en cierta parte estoy enojado por haber tenido que dejar a Mastermind atrás, el tiempo libre que tengo no se compara con la emoción de las misiones y la satisfacción de haber hecho el bien.

— Vamos, Jack, él solo se reía de mí, se la pasó todo el combate dicíendome que no era más que un chico tonto —y Red lo es, también yo, ambos no somos más que dos adolescentes intentando hacer algo con nuestra vida a base de prueba y error—. No fue hasta que lo incendié y se tiró a la piscina que me ha tomado como una amenaza.

— ¿Hiciste qué? ¿Acaso estás más loco de lo que pensaba? —si quiere seguir con su torpe venganza contra mí da igual porque ya no seguiré con ese papel, pero meterse con los demás legendarios ya es un exceso y una prueba de locura.

— ¡Tenía que escapar, tampoco quería hacer eso! ¿Es que no tienes compasión?

— Con personas cuerdas, no con homicidas.

— No soy homicida, fue para escapar y ya.

— ¿Y a cuántos más heriste para venir aquí oliendo a basura?

— Para tu información, dejé mi teléfono aquí y no podía pedir ayuda —entonces, después de una acalorada discusión, se da cuenta de que su teléfono está a escasos centímetros de mí—. ¿Qué hiciste?

— ¿Que qué hice? Vomitar y sentir que me va a estallar la cabeza —la hostilidad no sería buena idea, pero como nuestro trato últimamente es así sigo con la actitud por más asustado que estoy.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.