El Secreto del Mausoleo

Guerrera

— Entonces solo te queda subir — cuando la de pelo castaño la miró, la fantasma le sonrió.

— ¿Sabes por qué pasó eso en el Mausoleo?

— El dueño del mausoleo trajo unos poderosos brujos del país del norte, ellos lograron contactar con un portal que se abría solo cuando debía, que te lleva a donde debes estar. A veces uno encarna donde no debe, o tiene que hacer algo muy importante en otro universo o dimensión, esos pasadizos te llevan a donde debes estar. A ese hombre le hicieron cree que lo llevarían a donde su familia muerta, el anciano tenía dinero, lujos, pero solo quería volver a sentirse como cuando sus seres queridos estaban con él, llegó a otra dimensión y ya no pudo volver a la Tierra. Mario debía morir en ese lugar y momento. Gina debe hacer algo muy importante en el lugar donde quedó. Nury y Luis... bueno, su destino ya está marcado.

— ¿Ellos siguen con vida?

— No me permiten decírtelo.

— ¿Quienes?

— Ellos — apuntó al cielo — no puedo decirte más.

— ¿Y tú? ¿Serás un fantasma para siempre?

— Me convertiré en una consejera, ayudaré a muchos, ese es mi destino.

Llegaron al campamento, el guardia la vio hablar sola, como sabía que venía del entierro de la otra extranjera, supuso que estaría pensando en voz alta.

— Ahora debes descansar — Javiera trato de darle un beso en la frente a su hermanita, pero sus cabezas se fundieron.

En la mañana, apenas Ester abrió los ojos lo primero que vio fue a su fallecida hermana, su figura era transparente.

— Buenos días ¿Cómo te sientes?

— Mejor ¿Por qué debo aprender a luchar? ¿Es muy importante?

— Pasó a pasó lo sabrás todo, no comas ansias, ahora ve.

La terrestre encontró en medio del campamento a Arthur, no estaba segura si pedirle que la ayudará, era tan extraño que ella quisiera luchar, sobre todo para ella misma.

— ¿Puedo pedirte que me entrenes para ser una guerrera?

El Príncipe la vio tan delicada, y frágil, desde que la conoció ella solo se la había pasado llorando.

— No sé si será lo indicado para ti...

— Debo hacerlo — lo miró firme.

— Esta bien, le pediré a... — empezó a buscar a alguien con la vista para darle la tarea.

— ¿Podría ser tu esposa la que me entrene? — al ver la cara de extrañeza del otro — ¿Tu prometida? — con la cabeza Ester señaló a Alba, que salió de una tienda

El joven sonrió sonrojado.

— Es mi hermana, la menor de los tres... espera, hablaré con ella — se fue algo avergonzado, y complicado.

Ester se puso nerviosa por su gran equivocación.

— Javiera, creo que metí la pata, y hasta el fondo.

— Y que lo digas — el espíritu miró a su hermana — aunque yo pensé lo mismo que tú, la forma en que la mira — ambas se encogieron de hombros y se sonrieron nerviosas.

— Todavía nos falta mucho que aprender del amor de pareja... mira que confundirnos de esa manera — dijo la fallecida al ver a los hermanos de la realeza juntos.

Durante dos meses la princesa la entrenó, a pesar de eso Ester no logró avanzar mucho. Una noche conversaba con su hermana muerta en el bosque, mientras caminaba para meditar.

— Nunca podré defenderme bien, tal vez deba seguir el consejo de Alba y aprender con el médico, de curación.

— Está bien que aprendas medicina, pero si no aprendes a luchar y ejercitas al máximo tu cuerpo, no estarás preparada para lo que se te viene.

El príncipe Josh, que pasaba por el lugar, escuchó a una mujer hablar, se escondió atrás de un árbol, que extraña muchacha pensó para sí, habla sola. La vio caminar por el bosque, luego que ella apartaba unas ramas, éstas volvían a moverse, cuando piso un charco, vio unos pies invisibles que iban tras ella. Decidió vigilarla de cerca.

— Debes poner más de tu parte, no sabías andar en bicicleta, y ahora cabalgas como una amazona, ya mantienes el escudo y la espada en su lugar.

— Pero no logro atacar, me caigo si quiero moverme.

— Paciencia — le sonrió y trató de tocarla en el hombro, pero la atravesó.

— ¿De verdad esto debía pasar? — recordó a todos, eran tan alegres, solo estaba segura de la muerte de uno, se angustiaba al pensar que estarían pasando los demás.

— Sí, al decidir atravesar ese lugar aceptamos nuestro nuevo destino.

En el campamento, su maestra la andaba buscando para conversar con ella.

— Debo ir a los pueblos del sur a buscar más hombres y provisiones, para seguirte ayudando se ofreció mi hermano Josh — le avisó Alba cuando la terrestre volvió de su paseo.

A Ester no le gustaba ese tipo, era testarudo, y soberbio, siempre estaba en contra de los planes de su hermano mayor, pero sino no podría seguir preparándose. Los días con su nuevo maestro pasaban lentos, Josh era más duro y estricto que su hermana, pero gracias a eso la terrestre por fin avanzó rápido, ya lograba usar la espada montada. Ahora empezó el combate cuerpo a cuerpo.

— Golpea te dije, eres tan débil como un bebé — dijo el hombre.

Ester ya estaba aburrida, toda la mañana la había botado, al parecer sin mucho esfuerzo, ella estaba segura que lo hizo para humillarla, con un grito lo atacó una y otra vez, hasta que lo desarmó y lo hizo caer a sus pies.

— ¿Quién es el bebé ahora?

El otro rió maligno, con su pierna enganchó a la mujer, quien en vez de caer al lado, quedó encima de él, sus rostros quedaron muy cerca, por un momento ninguno de dos se movió, hasta que él se levantó y la ayudó a pararse.

— Sigamos — el príncipe estaba avergonzado.

A la vuelta de la princesa, Ester se manejaba mejor como guerrera, al año ya pudo acompañar a sus majestades en sus batallas.

Ellos fueron despojados de su reino por uno de los caballeros de su padre, quien lo hizo ir al bosque una noche para darle una información de vital importancia, muy secreta, pero en vez de eso lo mató. 



#22633 en Otros
#2986 en Aventura

En el texto hay: esperanza, aventura, muerte

Editado: 02.06.2020

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.