El Secreto del Mausoleo

Un secreto impensado

— Todavía no he... — le empezó a responder Ester.

— Aunque el deseo de la difunta Reina era que Alba se casará con Arthur, y juntos gobernarán está tierra, pero las cosas ya no son como cuando su majestad vivía — suspiró triste Enmanuel.

— ¿Qué dice? ¿Acaso en este Reino los hermanos pueden casarse? — será como los faraones, pensó confusa la muchacha.

— Por supuesto que no, es que... — le contó un secreto que prácticamente nadie sabía en el palacio, y los pocos que lo recordaban no lo dirían por amor al difunto Rey.

A la mañana siguiente, en el desayuno Ester pidió la palabra, agradeció el ofrecimiento, pero lo rechazó amablemente ya que quien debía ser la Reina era Alba.

— ¿...qué dices...? — preguntó nervioso el Rey.

Enmanuel habló hacía la joven princesa que lo miraba confundida.

— No eres hija de los reyes, cuando naciste tu verdadera madre murió, y tu padre, el Caballero Carlo, que era uno de los más queridos por el Rey, a petición de la Reina te trajo a Palacio para que ella se hiciera cargo de ti, entonces Arthur y Josh solo tenían tres y dos años respectivamente. Tu padre, protegiendo a nuestro monarca en una emboscada murió seis meses después, mientras agonizaba pidió que no te desampararán, así que nuestros monarcas decidieron criarte como si fueras suya... la Reina quería contarte la verdad cuando cumplieras 18 años y comprometerte con su hijo mayor, pero murió antes... tu padre adoptivo, nuestro amado Rey, te quería tanto que nunca quiso que te dijeran que él no era tu verdadero padre.

Sobre la habitación cayó un silencio sepulcral, todos estaban digiriendo la información que escucharon.

— Nunca te falte al respeto, siempre te trate como a una hermana, aunque en mi corazón nunca dejaste de estar — el futuro Rey le tomó las manos a la morena.

— Yo también te trate como a mi hermano, aunque te he amado desde que éramos niños — los ojos de Alba brillaron de felicidad.

Finalmente el matrimonio quedó concertado para una semana más, Josh hizo una señal a todos para dejar a la pareja sola un momento. Él y la terrícola caminaron por el jardín.

— Mi hermano tiene razón al decir que si no fuera por ti nunca hubiéramos ganado la guerra.

— No hice nada importante, solo les dije lo que vi, además ustedes también me han ayudado mucho.

El joven se arrodilló frente a ella, que quedó descolocada.

— Cásate conmigo.

— Agradezco tu intención, pero no es necesario, pronto me iré a seguir mi destino.

— ¿No le preguntas a tu consejera invisible si debes aceptar? — preguntó irónico, mientras se levantaba molesto por la negativa.

— ¿Cómo sabes de ella? ¿La puedes ver? — la terrestre estaba asombrada.

— ¿Qué es?

— El espíritu de mi hermana.

— ¿Ella te dijo que no me aceptarás?

Ester estaba muy enojada.

— Yo tomó mis decisiones. Hasta mañana.

En la alcoba del Palacio donde alojaba la joven, ésta conversaba con Javiera.

— ¿Decidiste si pasarás al siguiente mundo?

— Lo haré, si no hubiera llegado, los príncipes estarían muertos y su reino en manos de un usurpador. No he olvidado que si no sigo muchas personas inocentes van a sufrir.

— Bien, pero ¿No te gusta ni un poco Josh? — la espectro la miró fijamente.

— Es un buen guerrero — respondió Ester sonrojada.

— No te pregunté eso.

— Hasta mañana — la hermana menor se dio media vuelta y se hizo la dormida.

Luego del enlace real, Ester se despidió de sus amigos a la espera de entrar por la siguiente puerta que estaba en medio del bosque.

— Por favor, cuídate mucho ¿De verdad no puedes quedarte? — Alba la quería mucho, porque si no fuera por ella nunca hubiera sabido que no era hermana de Arthur.

— Debo seguir, gracias por ayudarme, ahora me siento preparada para enfrentar lo que sea — le sonrió la terrestre.

Cuando iba a entrar un grupo de soldados se dirigió corriendo hacia ellos, iban persiguiendo a Mary que logró fugarse del calabozo, antes que nadie pudiera evitarlo intentó escapar traspasando el portal abierto, pero en el instante que puso un pie allí cayó muerta.

— Que Dios se apiade de su alma — dijo Javiera.

— ¿Qué ocurrió?

El espectro le explicó a su hermana, y ella lo repitió a todos.

— Quien no debe pasar por el portal, si lo intenta muere.

Todos quedaron en silencio mientras los guardias retiraban el cadáver.

Ester miró a los jóvenes con tristeza, pasó a su lado casi dos años, y hacia uno de ellos desarrollo un sentimiento muy especial, pero como ella debía irse no podía ser.

— Adiós amigos — cuando iba a entrar, su hermana se quedó atrás.

— En este mundo debo cumplir mi misión de consejera, éste es mi lugar.

— Pensé que siempre me acompañarías.

— Nada es para siempre, fue un placer ayudarte hermanita, ahora me contactaré con Arthur, lo ayudaré, será un gran Rey.

Ester lloraba triste, pero entendía que contra el destino no se podía luchar.

— ¿Volveremos a vernos?

— No, una vez que dejas un mundo nunca más puedes volver.

— Entonces nunca volveré a la Tierra. Te extrañaré hermana.

— Me alegro que tú hayas sido la primera persona a la que ayude. Ahora te daré mi último consejo, nunca olvides no todo es lo que parece. Te amo Ester.

Cuando la terrestre ya había caminado un poco dentro del portal, sintió que alguien le tomó la mano.

— ¡¡¡Josh!!! — estaba asombrada.

— Voy contigo.

— Pero... ¿Dejarás todo? Te arriesgaste mucho al seguirme.

— Vi un mensaje sobre la entrada, por eso supe que debía venir, vamos — le tomó la mano, y se acercaron a la luz.

Ester se puso frente a él, lo miró a los ojos.

— No estabas obligado a entrar ¿Por qué lo hiciste?

— Sigamos — no quiso responder.

Él decidió entrar al túnel para ayudarla, y tratar de conquistarla, no le importaba dejar sus privilegios, sin Ester a su lado nada le importaba, sabía que lo que sentía por ella era verdadero, pero como lo rechazó antes decidió irse con calma ahora.



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En el texto hay: esperanza, aventura, muerte

Editado: 02.06.2020

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