El Secreto del Mausoleo I I. Gina

Parte 3

— Ahora veras miserable sabandija — el gigante tomó a Gina entre sus manos y se dirigió a la aldea.

— ¿Qué haremos Jobek? — preguntó angustiado Luca — debemos salvarla.

— Sígueme, que los demás vuelvan a los acantilados.

Ambos jóvenes siguieron al ser enorme, cuando pasó por un gran cañón, subieron por ambos lados y se tiraron a la cabeza, con antorchas. Lo primero fue tratar de quemarle los ojos, mientras el de cabello celeste estaba en eso, el de plomo puso algo de pólvora en el oído y lo detonó, del dolor por fin abrió la mano y Gina cayó, que como pudo se arrastró a un escondite para escapar de las pisoteadas, mientras se sujetaba las costillas, estaba segura por el dolor que al menos tenía un par rotas, además del tobillo doblado.

Apenas él ser cayó revolviéndose del dolor, los hombres tomaron a la joven y corrieron lo que más pudieron, cuando sintieron que llegaban más gigantes.

— ¿Estas bien?

— No lo creo Luca, me duelen las costillas.

— Las tienes rotas, escondámonos hasta que se vaya, debemos estabilizarlas antes de seguir — Jobek asintió, se quedaron cubriendo a la mujer.

Por suerte los colosos no se interesaron en buscarlos, solo tomaron al herido y se fueron, refunfuñando que los pequeños se estaban volvieron cada vez más atrevidos.

Luego de vendar a la mujer, se turnaron para llevarla en la espalda, así demoraron el doble de lo normal, llegaron al amanecer.

— Por fin están de vuelta ¿Todos están bien? — preguntó al verlos llegar Zoila, con uno de sus hijos en brazos.

— Sí, pero Gina tiene costillas rotas y doblado el tobillo — Jobek la tomó en brazos y la acomodó en un lecho.

— Estaré bien, no es tan grave ¿Y los demás?

— Todos llegaron bien. Estábamos preocupados por ustedes.

Por un tiempo la líder tuvo que quedarse en los acantilados, Luca y Jobek tuvieron que dividirse el mando en las incursiones de caza, por eso decidieron que de ahora en adelante sería un triunvirato quien dirigiera a los humanos, ya que los tres habían demostrado valor, inteligencia y compromiso para ayudar a sus compañeros.

— Gracias a los dos, sino fuera por ustedes, seguro ya estaría muerta — la mujer ya estaba mejor, pero todavía le dolía al correr.

— No hay de que, no podía dejar que le pasara algo a mi madrina de bodas — rió contento Luca pensando que pronto se uniría a una rubia que había llegado de la Tierra, que esperaba para unos meses más al primer hijo de ambos.

— Como padrino de la boda debía cuidarte, madrina — sonrió feliz Jobek.

— Lamento que por mi estado de salud debieron posponer la ceremonia.

— No digas eso, por ti todos estamos bien, era lo menos que podíamos hacer por ti.

Ya por fin repuesta la mujer se hizo por fin la boda, todos estaban contentos, era como el festejo de su libertad también. Los padrinos de boda bailaron toda la noche felices.

— Voy afuera, tengo calor — dijo la mujer casi al amanecer.

— Te acompaño Gina.

Se sentaron en un mirador.

— Pensabas en tu prometida durante la ceremonia ¿Verdad?

— Algo así — la miró sonrojado.

— No te preocupes, encontraremos como podamos volver a nuestros hogares, te lo prometo.

En eso vieron algo moverse abajo, eran varios gigantes, uno de ellos tenía el ojo izquierdo quemado, era el que atrapó a Gina.

— ALERTA, NOS ATACAN — la pareja avisó a todos.

Con la fiesta, los guardias habían dejado sus puestos, total no los atacaban hacía mucho, algunos de sus inmensos enemigos estaban vigilando hacía tiempo, cuando vieron que preparaban una celebración decidieron atacar en ese momento. Por suerte por el aviso a tiempo pudieron contraatacar, ninguno de los humanos fue capturado.

— Debemos buscar cómo protegernos mejor, hoy tuvimos suerte, pero no siempre será así.

— ¿Y qué podemos hacer? — la pregunta quedó dando vuelta, el anciano iba a decir algo, pero luego se fue en silencio.

Unas semanas después un grupo que estaba haciendo los planos de las cuevas llegó con una caja, de 40 por 30 por 20 de alto. Lo encontraron en un hueco en una pared.

— ¿Qué será? — preguntó la descubridora, una pelirroja que había sido policía.

Todos intentaron leer alguna de las inscripciones de los costados, pero no les eran conocidos los símbolos a nadie.

— Abuelo ¿Usted sabe qué idioma es?

— No — dijo entre molesto, y asombrado, todos se dieron cuenta que había algo más, pero era tan introvertido que prefirieron no seguí insistiendo.

— Debemos seguir intentando descifrarlo, tengo la impresión que nos puede ayudar.

Mientras seguían agregando gente de los que llegaban, los gigantes seguían intentando atraparlos, pero con los balines en los ojos, y los líquidos calientes en sus caras y cuerpos, las escaramuzas eran cada vez menores.

Una noche que estaba de guardia Gina, tenía la cosa misteriosa en sus manos, Jobek llegó a su lado. De repente un brillo en un sector les llamó la atención, en ella apareció un nuevo dibujo.

— Esto parece una imagen de mi planeta desde el espacio.

— Y este del mío.

Al tocar ambos la superficie, sintieron como eran absorbidos a un lugar oscuro.

Aparecieron en una ciudad de grandes calles, nadie se veía, las casas eran modernas, pero todo estaba callado, era tan inquietante, recorriendo el lugar miraban todo incrédulos. Encontraron un gran edificio con el mismo signo que el del libro, entraron, siguieron un pasillo, que tenía estatua de hombre y mujeres en cada costado, parecían haber sido importantes en ese lugar, cuando estuvieron en el centro de una amplio anfiteatro el piso brillo y un hombre de unos 25 años apareció frente a ellos.

— Hola elegidos.

— ¿Quién eres? — preguntó el hombre poniéndose protectoramente frente a Gina.

— Soy la imagen holográfica de alguien de este pueblo, los superiores eligieron esta forma para que no se asustarán.



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En el texto hay: lucha, esperanza, muerte

Editado: 27.01.2021

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