El Secreto del Mausoleo I I. Gina

Parte 4

— O sea es nuestra libertad de este lugar, o ayuda para defender a nuestros amigos — preguntó  meditando el joven.

— Así es — respondió la imagen.

— ¿Y si sólo uno se va? — consultó Gina pensativa

— Algo de su poder quedará, pero no les mostrará todos sus conocimientos.

— Jobek, vuelve a tu mundo.

— ¿Y tú?

— Los que trajimos confiaron en mí, les di mi palabra que los protegería, no puedo irme y dejarlos a su suerte.

— ¿Pero y tu familia?

— Para ellos seguro fue un alivio no tenerme, estoy segura que ya ni se acuerdan de mí, en cambio tú si tienes gente que te espera y te extraña.

Por un rato el hombre pensó todo.

— ¿Cómo hacemos para volver al campamento? — preguntó al final.

— Pero... — trató de hablar la mujer.

— Estoy donde debo estar, además también prometí cuidarlos.

— ¿Y tu novia?

— Encontrará otro amor, es una buena mujer, hace tiempo que ya no siento lo mismo por ella, ahora que podría irme me di cuenta, me duele más volver a mi planeta que quedarme.

— Tomaron su decisión — consultó el holograma.

Él le tomó la mano a Gina, quien se sonrojó.

— Nos quedamos — respondió firme el varón.

Todo de nuevo estuvo oscuro hasta que despertaron al lado de la hoguera.

— Ustedes son los elegidos ¿Verdad? — estaba el más anciano de los rescatados frente a ellos — liberarán a los humanos de esos monstruos.

— Anciano ¿Cómo sabes dónde fuimos? — lo miraron fijamente y se dieron cuenta que la imagen holográfica era de él cuando joven — usted pertenecía a esa raza, la que se enfrentó a los seres de luz — dijo asombrado el joven.

— Así es, fuimos soberbios, nunca pensé que yo, quien se río de los luminosos fuera el último de mi raza con vida, tuve que ver morir a mis amigos y familia, mis hijos, no creí al verte llegar — le dijo a la joven — que por fin esto terminaría — cayó cansado, los jóvenes lo acomodaron en el piso — ahora dirijan a los demás con humildad, yo me deje llevar por el poder y la soberbia, y por eso mi pueblo desapareció.

— ¿Sabe cómo podemos usar esto? — le mostraron la caja.

Puso su mano en un sector de un costado, al abrirse vieron un libro, al ojearlo cada uno lo leyó en su idioma.

— Solo ustedes podrán entenderlo, tiene todo el conocimiento de mi pueblo, y lo que hay al fondo del contenedor — vieron un rectángulo — encuentren la fuente y tendrán como destruir a esos seres, no les tengan piedad, nos comían cuando no encontraban animales — murió con expresión tranquila.

— ¿Cómo encontraremos ese poder que mencionó el viejo? — conversaba Gina con Jobek, luego del funeral del anciano.

Cuando el hombre metía la mano, no podía despegar el objeto. 

— Espera... — la mujer meditó — intentémoslo juntos — apenas sus dedos tocaron el rectángulo, lo sacaron sin problemas, al ser expuesto al sol se convirtió en un mapa.

— Mira, esto lo conozco, es cerca de la aldea de los gigantes, copiémoslo, iré sola, es mejor por si fallo, si es así que otro lo intente luego, es muy peligroso mandar un grupo.

— Iré contigo — dijo firme el hombre.

— Pero si nos pasa algo ¿Quién cuidara de todos? Mejor quédate.

— Luca — llamó al recién casado — te quedas a cargo.

— ¿Dónde van?

Le explicaron rápidamente la situación.

— Voy con ustedes, si es verdad lo que suponen, sería nuestra salvación para dejar de temer los ataques de esos malditos.

— No, necesitamos a quien cuide a los demás si no volvemos, y que coordine quien vaya a buscar la fuente de energía, has demostrado ser muy capaz, además pronto tendrás familia.

— Bueno, nos veremos a la vuelta, sé que les irá bien — Luca pensó en su esposa, ya con 5 meses de embarazo, necesitaba de él.

La pareja comenzó a caminar al anochecer, se escondieron en cuevas de los posibles ataques de animales salvajes y los gigantes.

— Mira — dijo la mujer al amanecer — debemos llegar a esa colina, dentro debe estar lo que buscamos.

Pasaron lo más sigilosos que pudieron cerca de la aldea. Al anochecer salieron de su escondite, y fueron al lugar, sin usar antorchas. Dieron con un muro de piedra donde vieron el signo del libro. Tocaron ambos el lugar y una puerta se abrió, al fondo del pasillo había una gran caverna. en medio vieron un contenedor del tamaño de un termo, con paredes transparentes, de un color verde, al tomarla Jobek activo sin saber una trampa, Gina lo empujó, fue ella quien recibió el láser que atravesó su pecho. Cayó al piso, el hombre la tomó angustiado.

— ¿Por qué? — le preguntó él en un susurro.

— No podría veré morir, te amo

— Yo tambi...

— No es necesario que lo digas si no es verdad, por favor cuídalos, con esto podrán defenderse y por fin atacar y liberarse del peligro de los gigantes

— Tú eres quien hizo todo esto, deberías vivir para disfrutarlo.

— Muero tranquila, nunca pensé que lograría dirigir una rebelión, protegí a todos, mis padres siempre me dijeron que nunca haría nada bueno con mi vida, que era solo una mujer bonita, pero hueca. Ahora sé que simplemente ellos nunca se preocuparon por mí, por conocerme, por ayudarme a dar todo lo que podía, y yo les creí, y deje que dictarán mi futuro, debí hacer mucho más en mi planeta.

— Eres increíble, una gran mujer a quien amo.

— Por favor no te quedes solo, hay muchas buenas mujeres con quienes podrías formar una familia.

— No digas eso, te salvarás, tendremos una boda preciosa, y varios hijos y nietos que alegrarán nuestra vejez — trataba de no llorar, pero le era imposible.

— No sabes mentir, me hubiera gustado que fueras mi esposo.

Él le tomo la mano, la tenía fría.

— Gina ¿Me aceptas como esposo?

Rió  la moribunda.

— Sí, y tú ¿Me aceptas como esposa?

— Sí, unidos en la vida, unidos en la muerte. Te amo.



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En el texto hay: lucha, esperanza, muerte

Editado: 27.01.2021

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