- Jared -
Nada como un intento de asesinato por parte de una de tus alumnas para empezar a valorar lo que tienes. Después de que literalmente vi pasar toda mi vida frente a mis ojos en el momento en el que Violeta aceleró sintiéndose parte de la Fórmula 1 y que prácticamente se pasó un alto, me di cuenta de que ya tiene un tiempo que no he visito a mi familia. Razón por la que ahora me encuentro en la carretera con la idea de pasar el fin de semana con mis padres y mi hermana.
Después de conducir por un poco más de una hora ya me encuentro en las afueras de la ciudad a unas cuadras de la casa donde crecí. Siempre me a gustado esta casa, no es muy grande pero es bastante acogedora, la fachada es de color crema con un mármol de un tono lila, los balcones que se asoman por la planta alta tiene barandales blancos que hacen juego con las puertas que en su mayoría es de cristal. Pero lo que más me gusta es el enorme jardín que la rodea, con rosales, árboles frutales y enredaderas florales. Apenas entro por la puerta y mi hermana Cristhal me recibe con un fuerte abrazo.
- Red que bueno verte hace años que no venías ya nos tenías abandonados - me dice con una gran sonrisa
Un dato interesante es que mi hermana siempre me ha llamado Red por dos razones, una porque es un diminutivo de mi nombre y dos porque mi color favorito es el rojo.
- Tan exagerada como siempre, si seguido hablamos por teléfono - me excusó
- Pero nunca nos vemos - rezonga
- Bueno bueno ya estoy aquí qué es lo importante y tenemos todo el fin de semana para convivir en familia - comento para que deje de reclamarme
- Que bien, eso quiere decir que esta noche nos vamos de fiesta hay un bar increíble que acaban de abrir y estaría genial que fuéramos juntos - sugiere emocionada
- Pero Criss... -
- Nada de peros la vida es para disfrutarla, no te estas haciendo mas joven y cuando te des cuenta ya serás un viejito amargado que nunca se divirtió así que hoy nos vamos de reven y no acepto un no por respuesta - sentencia mientras me jala de la mano a la cocina
Yo mejor ya no digo nada sé que cuando a Cristhal se le mete una idea a la cabeza no hay poder humano que la haga cambiar de opinión, su personalidad siempre ha sido muy eufórica y relajada todo lo contrario a mi. Aunque no es lo único que nos hace diferentes ya que ella es un poco mas blanca que yo, su cabello es un poco ondulado de un tono castaño a diferencia de el mío que es lacio y completamente negro y sus ojos son color miel mientras que los míos son grises y saben que es lo más curioso, que se supone que somos mellizos. Para mi que esta es adoptada. Aunque también puede que seamos tan diferentes porque yo me parezco a mamá y Cristhal a papá, no sé, yo sigo pensando en que es adoptada.
Al llegar veo a mi mamá, Bianca, preparando un pastel y no porque sea una fecha especial ni siquiera por que yo esté aquí, es más ellos ni sabían que vendría, lo que pasa es que mi mamá es fanática de la pastelería y siempre está haciendo todo tipo de postres. Me paro atrás de ella y le tapó los ojos.
- ¡No puede ser! Mi niño, Jared que bueno que estas aquí no sabes como te hemos extrañado - dice emocionada aún con los ojos tapados
- ¿Cómo es posible que sepas que soy yo si ni siquiera he dicho nada? - pregunto sorprendido
- Cómo crees tú, soy tu madre, yo te di la vida, ¿Crees que ya se me olvido que siempre me cubrías los ojos cuando llegabas de la escuela? Lo haces desde que llegaste a mi estatura - lo dice en tono de reproche pero yo se que está feliz de que esté aquí
- Ahora resulta que eres adivina ¿Dónde escondes tu bola de cristal? - me burlo
- Se le llama sexto sentido, ya lo sabrás cuando te cases y tu mujer sepa todo de tus hijos - yo sólo ruedo los ojos por su comentario
Si supieras que a quién quiero como mujer aún no lo es.
- Y ya quítame las manos de encima que le bizcocho está en el horno y se va a quemar por tu culpa - me reclama
En ese momento me doy cuenta que en todo este rato le he estado tapando los ojos al soltarla ella se da la vuelta y me da un gran abrazo materno de esos que te fractura las costillas.
- Me da gusto verte má ¿cómo te ha ido? - preguntó después del abrazo
- Muy bien mi vida ¿Y tú?... No, no hace falta que me digas tú cada vez te mas guapo se nota que tu padre y yo los hicimos con mucho amor y esfuerzo - contesta efusiva
- ¡MAMÁ!! - gritamos Cristhal y yo al unísono
- Gracias por dejar esa desagradable imagen en la cabeza de tú y papá... haciéndonos... Que asco - dice Cristhal con cara de querer vomitar y no la culpo yo estoy en las mismas
- Ay si que asco, como no dicen eso cuándo usted lo están haciendo... -
- ¡¡MAMÁ!! - volvemos a gritar interrumpiéndola a lo que ella solo se echa a reír por nuestra reacción
Mientras seguimos conversando escuchamos a mi papá Alberto llegar.
- ¿Cómo están las mujeres más hermosas de esta casa? - saluda al entrar
- Qué pasó mi viejo, lo de hermoso no te lo niego, pero eso de mujer a mi no me queda - le digo haciendo que preste su atención en mi
- Hijo, qué estás haciendo por aquí no te había visto - contesta mientras me da un abrazo
- Si ya lo note, ya hasta de género me estas cambiando - comento con falso desagrado
- No es para tanto, yo no tengo la culpa de que tengas abandonada a tu familia - se queja
Ahí vamos de nuevo, sin importar cuanto tiempo pase siempre están en desacuerdo de que yo me haya ido a vivir solo. Son de la idea de que uno solo se puede ir de la casa estando casado por eso mi hermana a sus 26 años sigue viviendo aquí. Pero eso no va conmigo por eso decidí mudarme.
Después de comer la deliciosa comida que preparó mamá, nos la pasamos toda la tarde platicando de todo un poco, la escuela, el trabajo, el restaurante. Todo va muy bien hasta que empieza el interrogatorio familiar.