El Secreto del Profesor

¿Y si te secuestro?

- Jared -

 

Regreso a mi departamento con una desagradable mezcla de emociones. Estoy muy molesto por la imprudencia de Violeta pero también me siento abatido por mi reacción, no estuvo para nada bien lo que le dije. Principalmente porque ninguna de mis palabras son verdad, haberme enamorado de ella ha sido una de las mejores cosas que me han pasado en la vida y esa misma actitud tan suya de actuar sin importarle lo que otros piensen fue lo que me hizo amarla. Desgraciadamente mis palabras demostraron todo lo contrario y aunque me arrepentí y traté de reparar mi error, ella simplemente no me lo permitió, solo se fue.

Trato de dejar el tema a un lado pero me es imposible, todo me recuerda a ella y por ende a nuestra pelea. Al ducharme recuerdo la mañana en la que vino a mi casa y me vio casi desnudo, abro el armario y al ver la ropa deportiva pienso en todas las conversaciones que tuvimos mientras corríamos por el parque. Bajo a la cocina y mientras busco algo que comer veo la taza personalizada que me regaló. Me desespera saber que en tan poco tiempo Violeta ha entrado en mi vida arrasando con todo como si de un huracán se tratara y a la vez sembrara nuevos recuerdos en mi mente y corazón.

Pero lo que más me aterra es no saber qué pasará con lo nuestro después de nuestra discusión, las palabras de ambos apuntan a que todo se terminó. No quiero perderla, la amo, la quiero en vida, pero también sé que no todo fue mi culpa. Ella nunca debió decirle nada a Tara, ya bastaba con que Brisa lo supiera como para que ahora lo sepa alguien que bien podría usarlo en nuestra contra. Y lo peor es que cree que realmente Tara quiere ayudarnos, como si de la nada su odio por ella se hubiera esfumado por completo. Es que como puede ser tan ingenua, definitivamente mi enojo está más que justificado ¿verdad?

 

Subo a mi auto para dirigirme a la escuela, aunque eso es lo que menos quisiera hacer en estos momentos. Anoche no pude dormir nada por pensar en todo lo que había sucedido y no sé si fue el cansancio pero en algún punto de la madrugada empecé a cuestionarme si mi reacción fue la correcta. Ese debate interno me está acabando siento que un tren me pasó por encima y no conforme con eso en mi pecho hay un gran vacío como si hubiera perdido una parte de mi.

Llegó a la escuela y mientras me dirijo al salón me encuentro a Anabel a cierta distancia, ella al verme intenta acercarse a mí pero para mi sorpresa Tara la intercepta tal y como lo hizo ayer en la cafetería. Las veo conversar un momento para luego alejarse perdiéndose de mi vista y las preguntas del por qué está haciendo eso y si en verdad ha cambiado me vuelven a invadir. Ahora que lo recuerdo ayer planeaba preguntarle a Violeta porque se habían sentado con ella y el porqué se acercó a Anabel, pero todo pasó tan rápido que ni siquiera tuve tiempo de recordarlo.

Ya en el salón de clases me siento en la silla frente a mi escritorio en espera de que la campana suene y todos los alumnos entren. Bueno, a decir verdad a quien más deseo ver llegar es a... ¿Mi novia? ¿O debería decir ex novia? ¡No! Todo menos eso. Cada que escucho entrar a alguien dirijo mi mirada a la puerta esperando que sea ella, pero no es así. Al cabo de unos minutos veo entrar a Brisa y me preparo para verla entrar con ella, pues en estos días a llegado juntas y a muy buena hora. Pero esta vez Brisa viene sola, ella al verme su expresión se torna molesta como si quisiera colgarme y no precisamente del cuello y he de suponer que Violeta le contó lo que pasó ayer.

Al sonar la campana terminan de entrar los alumnos faltantes, a excepción de Violeta. En su lugar entra Tara y me vuelvo a sorprender al ver que me mira igual o incluso más molesta que Brisa. ¿Será que también le contó a ella? Si eso es debería verse contenta pero es justo lo contrario ¿estará actuando o en verdad está de lado de Violeta? 

Cuando estoy por iniciar la clase la puerta se abre dejando ver a Violeta, aunque en estos momentos no parecería ser ella y lo digo por su vestimenta. He notado que acostumbra a usar colores vivos pero esta vez es todo lo contrario, su ropa es completamente negra desde sus tenis hasta la liga que sujeta su despeinada coleta. Sus jeans están rasgados por todos lados, tanto que parecería que se los quitó a un vagabundo, está usando lentes oscuros evitándome ver sus ojos verdes azulados. Pero lo que más llama mi atención es su sudadera con la frase "PUDRANCE" en la parte de enfrente y un cuchillo lleno de sangre dibujado en la espalda simulando estar clavado en su corazón. No sé porque pero presiento que no está de muy buen humor.

- Llegas tarde Violeta - le hago saber

Pero ella ni se inmuta, solo sigue su camino hasta llegar a su silla ignorando por completo mi reclamo.

- Violeta por favor quitate esos lentes - intento de nuevo llamar su atención pero sin obtener resultados

Esto ya me está preocupando, ella nunca se queda callada ya era para que hubiera refutado mis palabra con alguna frase típica de ella pero no es así. Debo aceptar que su silencio e indiferencia me afecta más que si me estuviera gritando.

- No te lo vuelvo a repetir Violeta, quitate los lentes - exijo desesperado

Pero mi desesperación no es por su desobediencia, a esa ya estoy acostumbrado. Lo que en verdad me tiene así es su indiferencia y el no poder ver sus ojos por lo oscuro de sus lentes me desespera aún más.

- No sabia que el reglamento prohibiera usar lentes de sol -  escucho hablar a Tara

¿Está defendiendo a Violeta? Eso no tiene sentido aunque a estas alturas ya no se ni que pensar.

- Déjalo, bien lo dijo en un principio. Su salón, sus reglas - interviene Violeta 

Se quita los lentes dejando ver sus ojos que hoy tienen un tono verde esmeralda pero que se esconde detrás de sus párpados que están hinchados y rojos. Pareciera que no durmió en toda la noche o que estuvo llorando, aunque bien podrían ser las dos.




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