- Jared -
Vaya que esta semana ha estado agotadora, cada día tengo algo que hacer, preparar los exámenes, asistir a juntas de maestros, repasar apuntes con los alumnos, etc, etc...
Si creía que la temporada de exámenes era estresante cuando era estudiante, ahora como maestro sé que incluso puede ser deprimente. Pero qué más da, para eso me pagan. Lo único que me hace sentir feliz en estos días dentro de la escuela, es ver a mi novia, mi pequeña Violeta sentada justo frente a mi, eso convierte a mi trabajo en algo perfecto ¿Me pregunto si me gustaría tanto mi trabajo si Violeta no estuviera aquí? Bueno, quiero pensar que si.
El día ha pasado tortuosamente lento, y apenas estamos en la hora del almuerzo, necesitó vacaciones.
- Hola Jared - escucho a alguien "muy preciado para mí" nótese el sarcasmo
Y yo que creía que este día ya era difícil.
- ¿Qué se te ofrece Anabel? - pregunto lo más cortés que puedo
- La pregunta correcta sería, si tú quieres darme lo que se me ofrece - suelta con tono coqueto
- Dejate de bromas, o vete de aquí - sentencio malhumorado, mientras sobo mi cien y es que el solo verla me provoca dolor de cabeza
- Esta bien, lo siento, solo quería saber si te gustaría cenar conmigo esta noche - cuestiona sentándose en el escritorio, odio que tenga esa manía, solo Violeta puede hacerlo
- Anabel, ya te dije que te quiero lejos de mí, no quiero cenar contigo, no quiero hablar contigo, no quiero nada que tenga que ver contigo ¿En verdad es tan difícil entender eso? - hablo cada vez más fuerte, hasta que prácticamente le estoy gritando
- ¡¿Qué pasa contigo?! - me grita, levantándose del escritorio - yo solo intento ser amable, trato de que nos llevemos bien -
- No, no es verdad - la enfrento poniéndome de pie - tú solo me quieres en tu cama, al igual que todos los otros maestros con los que te has acostado. Pero te aviso desde ahorita que eso no va a pasar, ya cometí ese error una vez y no pienso volverlo a hacer -
- No puedes hablarme de esa manera - dice con un falso sollozo - sé que cometí un error, pero era joven y estúpida... -
- Y aún lo eres - la interrumpo - bueno, solo lo de estúpida. Y no te pongas a llorar por favor, por una vez en tu vida ten el valor de aceptar tus errores con madurez y deja de autoproclamarte como la víctima mientras culpas a otros -
- Eso ya me lo hiciste una vez y no pienso permitir que le hagas de nuevo - sentencio
Me doy la vuelta con la intención de alejarme, pero parece ser que Anabel no está dispuesta a dejarme ir, porque me jala del cuello de la camisa. En cuanto siento el tirón, manoteo apartándola de mí y tomo su brazo con brusquedad. Ella se queja al sentir el dolor que provoca mi agarre, pero aun así no la suelto. Cuando estoy por decirle un par de cosas que no se le debería a ninguna dama, aunque pensándolo bien, ella no cumple con los requisitos para entrar en esa categoría. El caso es que alguien llega a interrumpirnos.
- ¿Que está pasando aquí? - Sí, la directora llegó y se ve enojada, igual que siempre
- Nada relevante directora, Anabel ya se iba - contesto soltándola del brazo
En ese momento Anabel me lanza una mirada que solo he visto una vez en mi vida y sé que después de casi 10 años, la historia está por repetirse de nuevo.
- No es verdad directora, lo que pasa es que desde que entré a trabajar Jared no ha hecho otra cosa que agredirme, al principio solo eran palabras, pero ahora incluso me lastima - acusa mostrando su brazo, que para mi desgracia, aún tiene la marca de mi mano en el
Es ahí cuando me doy cuenta de que caí en lo que justamente acabo de decir que no caería. Anabel se esta haciendo la víctima, como si no hubiera sido ella quien ha estado detrás de mi como si fuera mi sombra, y ahora, solo por mi maldito arranque de ira, tiene una base más que suficiente para culparme de, agresión, acoso, violación y conociéndola, hasta de intento de homicidio.
Pero ni crea que se lo voy a permitir, esta vez no pienso quedarme callado, voy a defenderme, como no lo hice antes.
- No mientas Anabel, yo lo único que he hecho es dejarte claro, de todas las formas posibles, que te quiero lejos de mi, algo que al parecer tú no entiendes - aclaro tratando de mostrar la calma que no tengo
- Entonces ¿Si soy yo quien se pasa la vida acosandote, porque me retenías a la fuerza, al grado de lastimar mi brazo? - cuestiona molesta
- La respuesta es muy simple, tú me jalaste de la camisa en la necedad de siempre ser tú quien tenga la última palabra, yo solo me defendí - doy a saber restándole importancia, algo que al parecer la hace enfadar aún más
- ¡Deja de culparme de todo, maldito cobarde! - me grita aún más alterada
- ¡¿Yo soy cobarde?! mira quien lo dice, ¡cómo puedes ser tan hipócrita! - ahora si perdí el control - fuiste tú quien me culpo de retenerte a la fuerza y violarte, aún sabiendo que todo era tu culpa, yo solo te seguí porque te amaba -
- Y creí que tu también me amabas, hasta que la señorita tuvo miedo que su papi la castigara por haberse fugado con su novio, perdiendo su virginidad en el intento, así que decidiste culparme para salvar tu pellejo - le reclamo sin medir ni mis palabras, ni mi tono de voz, que para ese momento ya era bastante alto
- ¡Ya basta! - escuche gritar a la directora, llamando nuestra atención - no voy a permitir que se peleen como perros y gatos en MI escuela, les di la oportunidad de enmendar su pasado, esperando que ambos se comportaran con madurez y profesionalismo, pero está claro que eso no va suceder, así que tendrán que acatar las consecuencias -
- ¿Qué quiere decir? - pregunto aterrado ante su respuesta
Desgraciadamente, la campana sonó antes de que siquiera pudiera terminar de formular la pregunta, avisando así, que el almuerzo había terminado y que los alumnos no tardarían en volver a sus salones.