- Jared -
Al salir del restaurante a eso de las 9:30, subimos al auto para dirigirnos al departamento, Violeta se ve algo nerviosa desde que le recordé lo de la apuesta y aunque yo trato de disimularlo, estoy igual o incluso peor que ella. No sé qué vaya a pasar cuando estemos encerrados entre cuatro paredes toda la noche y en la misma cama, sé que no voy a obligarla a hacer algo que no quiera, el problema es que si, sí quiere, no podré controlarme y si después se arrepiente, no habrá forma de cambiarlo.
Cuando llegamos al edificio, nos encaminamos al elevador en silencio.
- ¿Has notado que siempre nos quedamos callados en el elevador? - pregunto en un intento de hacer conversación
"No bueno, qué forma tan inteligente de hacer plática. Eres mi héroe"
Tú no te metas.
- Si, ya lo había notado - me da la razón
- Deberíamos cambiar eso - comento sin pensarlo mucho
- ¿Y que tienes en mente? - pregunta con interés
Me pongo a pensar por un momento sin ningún resultado y en un impulso de valentía o estupidez, detengo el ascensor, provocando un brusco movimiento.
- ¿Qué pasa, está todo bien? - me pregunta Violeta confundida
- Eh, yo... pensaba, emm - lo confirmo, fue una estupidez
Sin permitirme pensarlo con detenimiento, la acorraló contra la pared, cargo su cuerpo sujetándola de la cadera y la beso con fervor. Nuestros dientes llegan a chocar por la desesperación, aún así me da acceso total a su boca, la cual recorro con mi lengua. Ella me corresponde mordiendo mis labios y acariciando mi paladar con su lengua. Siento sus piernas anclarse a mi cadera pegando más nuestros cuerpos, si es que eso es posible, sus manos jalan mi cabello y las mías aprovechan la amplitud de su vestido, para acariciar su piel.
Después de un par de minutos de besos y caricias, ella intenta alejarse para tomar aire, pero no se lo permito, ambos necesitamos respirar pero no quiero que este momento se termine. Así que tendremos que aprender a respirar entre un beso y otro y si no lo conseguimos, bueno, que mejor manera de morir que ser asfixiado por sus besos.
- Es... espera - la escucho jadear - a... aquí no -
Tres palabras, algo tan simple, que cualquiera podría pasar por alto, pero yo no. Y es que Violeta tiene tanto control sobre mí, que al oír sus palabras, tiro a la basura todos mis deseos y me separo, concentrándome en ella. Es ahí cuando me percato de la situación.
Violeta está en el suelo con las piernas abiertas y con el escote de su vestido, más abajo de lo debido. Por otro lado, yo estoy sobre ella, con la camisa desabotonada y mis manos sosteniendo sus muñecas. Y su expresión me dice que esto no era lo que tenía en mente, eso me basta para reaccionar por completo y alejarme de ella.
- Perdóname - le pido sentándome en la esquina opuesta - no quería incomodarte -
- No lo hiciste - me dice sentándose a mi lado - es solo que, hay una gran diferencia entre besarse y tener relaciones, algo que yo nunca he hecho, por lo que estoy algo nerviosa. Tal vez creas que soy patética pero, tener sexo en el elevador, no era mi idea para mi primera vez -
Me detengo a observarla, tratando de procesar sus palabras y la veo juguetear sus manos, además noto un sonrojo en sus mejillas, junto a una mirada que nunca antes había visto, muestra nerviosismo, pena e inseguridad. Y entonces lo sé, no está lista.
- Lo entiendo y tienes razón, este no es el lugar más adecuado, ni el mejor momento - le digo con tranquilidad, obligando a mi cuerpo ha entender esas palabras
- Quiero que sepas que no hay otra cosa que desee más que hacerte el amor - le digo con total sinceridad - pero no lo haré hasta que esté seguro de que tú no solo quieras lo mismo, sino que también estés lista para ello. Quiero que cuando eso pase, sea perfecto y lo recuerdes, siempre de la mejor manera -
- Sé que así será - me dice feliz
Dicho eso, se acerca a darme un beso en la frente, algo que me parece muy tierno y se levanta para reactivar el movimiento del ascensor.
Ya en el departamento, subimos a la habitación. Dejo a Violeta en el cuarto para que pudiera hablar con sus amigas y sus padres, mientras yo me doy un baño y me alisto para dormir. Me obligo a ponerme un pijama, bueno, en realidad, solo es un pantalón holgado de algodón, pero es eso, o que Violeta me vea como dios me trajo al mundo. Cuando termino de cambiarme, me dirijo al cuarto para encontrarme a Violeta y decirle que ya se puede tomar un baño.
- El baño ya está listo para que puedas ducharte - le comento llamando su atención
Ella voltea a verme un poco sorprendida. Supongo que es por el hecho de que no traigo camisa y lo sé porque sus ojos están fijos en mi torso desnudo. No piensen mal, no planeo seducirla, solo quiero dormir cómodo, además no es la primera vez que me ve así, es... la segunda.
- Amm, ok gracias - responde carraspeando un poco
Cuando Violeta se ha metido al baño yo bajo a la cocina a distraerme con algo. Y no pensar en la imagen de ella desnuda bajo el agua. Ya me pasó en la mañana, que mientras ella se cambiaba, yo estaba haciendo zanjas en la sala, por la ansiedad de querer estar con ella. En algún momento terminé tocando la puerta, rogando en mi mente que me dejara entrar. Y cuando me dijo que aún no estaba lista, estuve a nada de abrir la puerta.
Después de unos 20 minutos, subo a la habitación con te's y unas galletas. Cuando entro, me encuentro con una Violeta en pijama de color blanco, que consiste en un pequeño short y una blusa de tirantes con encaje en el escote. Está recostada boca arriba, con la cabeza en la parte baja de la cama, su cabello cuelga aun húmedo y sus piernas están cruzadas sobre el respaldo.