El Secreto del Profesor

Solo mía

- Jared -

 

Regreso a casa hecho una miseria, desde que hablé con Cristhal, había estado pensando en qué hacer con mi relación con Violeta. Por muy doloroso que fuera, no tenía otra opción, debía terminar nuestra relación. A partir de ese día, estuve evitando a Violeta de todas las formas posibles, me era imposible verla a los ojos sabiendo que en cualquier momento rompería su corazón.

Y ni qué decir de besarla, mis besos con Violeta siempre habían sido expresivos y llenos de sentimiento, por lo que tenía miedo de que si la besaba, ella se diera cuenta de lo que tenia pensado hacer y terminara confundiendo las cosas al no dejar que le explicara, así que trataba de hacerlo lo menos posible.

Sin embargo, hoy no pude resistirlo más, ella ya estaba empezando a sospechar que algo pasaba y si no se lo decía, las cosas se pondrían muy feas. Con lo que no conté es con que me sería tan difícil decírselo, no solo porque sabía el daño que le haría, sino porque realmente no quería hacerlo. Es por eso que decidí besarla, sabía que ella sentiría el dolor que esto me causaba, eso evitaría que pensara que solo la había estado usando y así quizá ella podría entender mis razones.

No ha pasado ni una hora y ya la extraño. Y estar en mi departamento sin nada que hacer no me lo pone más fácil, todo me recuerda a ella, a lo que hemos vivido en estos meses.  ¡Dios, ya me estoy arrepintiendo de haber terminado con Violeta! Hago a un lado esos pensamientos y me adentro a la cocina, por una botella de whisky. Me dirijo al balcón y lo abro de par en par, el viento del atardecer me invade de inmediato, pero no le tomo importancia, tal vez el frío congele mi corazón y así evite que el dolor me consuma.

Lleno mi vaso de alcohol y lo bebo lo más rápido que puedo haciéndome toser en el acto, no soy muy afín a beber, ya que la última vez que me emborrache, perdí mi virginidad con una mujer que decía amarme y termino traicionándome en cuanto tuvo la oportunidad. Lo que me recuerda a Violeta y el hecho de que tal vez no seré yo quien la haga mujer.

 

Lo hice por ella, es por su bien.

 

Me repetía lo mismo vez tras vez, pero eso no me hacía sentir mejor. Yo no quería esto, juro que no lo quería, no me importa ser su maestro, no me importa que sea menor de edad, yo la amo y sé que ella también me ama a mi, eso era lo único que me importaba.

 

No tengo idea de cuánto tiempo ha pasado, pero ya estoy por acabarme el whisky y nada qué puedo olvidar a Violeta. Claro que no esperaba sacarla de mi corazón en una sola noche usando como tratamiento un coma etílico. Pero al menos esperaba sentirme un poco mejor, verle el lado positivo, o ponerme a reír de mi desgracia. Pero en vez de eso estoy que me tiro por el balcón y no precisamente por depresión, sino por la cantidad de mareos que la borrachera me está provocando.

Me asusto al oír el teléfono sonar dejando ver la fotografía de Violeta reluciendo en la pantalla. El saber que es ella me pone de piedra y me debato en si contestar o no. Mientras decido que hacer, la llamada se termina pero en cuestión de segundos otra llamada vuelve a entrar, me sorprende que Violeta insista ya que ella no es así y lo que más me inquieta es que ya pasa de medianoche. Lo que me termina de convencer de contestarle.

- ¡Hola, Violeta, ¿Que paso?! - contesto con preocupación

- ¡¡Ho...la novio mío, o... querré decir ex no...vio!! - saluda arrastrando las palabras

Su voz no era para nada la que yo estaba acostumbrado a escuchar, se oía mucho más aguda y algo distorsionada. Logré escuchar la música a todo volumen, por lo que pude deducir que estaba en una fiesta, pero lo que más me inquietaba era que no parece estar en sus 5 sentidos. Creo que está peor que yo, lo que ya es mucho decir.

- ¿Qué sucede? ¿Cuánto has tomado? - cuestiono sin rodeos

- ¡No sep.... perdí la cuenta después de 8 canciones! - responde con total alegría

 

¿8 canciones, a qué se refiere?

 

- ¿Dónde estás? - interrogó molesto

Aunque no es precisamente su comportamiento lo que me tiene así, sino el hecho de que yo la haya acarreado a eso.

- Estoy... estoy, ¿Dónde estoy? - responde confundida

Estuve a punto de contestar su pregunta con algún comentario sarcástico, pero la voz de un hombre me para en seco.

- Estas en mi casa preciosa - lo escucho decir con un tono seductor que me hace hervir la sangre

 

¡¡Maldito imbécil!! Cómo se atreve a coquetearle a mi novia.

 

"Ex novia mi buen amigo, ex novia, no se te olvide que tú mismo terminaste con ella, hace menos de 10 horas"

 

Tú cállate metiche. Violeta es mía y solo mía, no pienso prestársela a nadie.

 

- ¡¿Con quién estás, quién es ese tipo?! - inquiero perdiendo los estribos

- ¡Es mi amigo! - responde entre risas - ¡Oye, dile a mi amigo que si me amas, dile que no me vas a dejar! -

La escucho sollozar y el corazón se me comprime.

- ¡¿Tú me amas verdad?! - cuestiona entre llanto - Yo te amo mucho, no quiero que me dejes ¿No me vas a dejar cierto? -

- Pequeña... -

- ¡¡NO ME LLAMES PEQUEÑA MALDITA SEA!! - me grita rompiéndome los tímpanos - ¡¡¿CUANDO VAS A ENTENDER QUE NO SOY NINGUNA NIÑA? ¿QUE TENGO QUE HACER PARA QUE ME VEAS COMO LA MUJER QUE SOY?!! -

¿Cómo puede pasar de la alegría, a la tristeza y de ahí al coraje en menos de 3 minutos? Espero que sea la borrachera y si no, entonces ya se volvió loca. Bueno un poco más de lo que ya estaba.

- Yo si te veo como mujer... y una muy hermosa - le dice el desgraciado con lascivia




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