El Secreto del Profesor

Tres palabras para el amor

- Violeta - 

 

Despierto en los brazos de mi madre, como cuando era pequeña, con la diferencia de que esta vez mi padre no está a mi lado para acariciar mi cabello hasta quedarme dormida y aunque me duela en el alma aceptarlo, ya no estará más con nosotros. Aún no soy capaz de asimilar su muerte, siento que estos días han sido una verdadera pesadilla de la que no puedo despertar. 

Todas las lágrimas que había guardado durante las pasadas 3 semanas, han exigido salir los últimos 4 días. Y lo peor es que la situación está lejos de acabarse, hoy enterraremos a papá. No pudimos hacerlo antes porque el lugar del accidente fue en Manchester y alguien debía viajar hasta allá para reconocer el cuerpo de mi padre. 

Cómo era de esperarse mi madre no quiso ir, decía que no podría soportar ver al amor de su vida en una fría plancha de hospital y que prefería recordarlo como aquel hombre que la esperaba frente al altar decidido a unir su vida con la de ella. Yo por el contrario intenté pasar por encima de todos con tal de ir por mi papá y demostrarle a todos que estaban equivocados y que mi padre estaba vivo, pues para mí era imposible aceptar la realidad. Aún así, sin importar todos los argumentos y amenazas que lancé, no me dejaron subir al avión, según ellos porque no estaba en condiciones de presenciar ese tipo de escenas, además de que por mi edad, no me dejarían entrar a verlo. Ya estoy harta de que mi edad sea un impedimento para todo.

Fueron Noah y Miguel los que decidieron ir, mientras que Erick se quedaba con nosotras. Aunque era un viaje relativamente corto, pues sería dentro del país, el papeleo, las investigaciones, el acta de defunción y los permisos de traslado, les llevó 2 días, sin contar las horas de vuelo de ida y vuelta. Cuando por fin llegaron, deseé que jamás hubieran vuelto, me sentí la peor hermana del mundo por pensar así, pero su regreso solo confirmó lo que yo tanto me negaba a creer. Mi padre había muerto y verlo entrar dentro de un ataúd por la misma puerta por la que días atrás había salido por su propio pie, fue una prueba irrefutable de ello.

- Cariño, ya es hora de levantarse - escucho decir a mi mamá mientras sacude levemente mi brazo 

Abro los ojos lentamente y en el acto, caen algunas lágrimas que al parecer se habían mantenido contenidas bajo mis párpados.

- Oh! Mi niña, me duele tanto verte así - me dice con pesar tratando de contener sus propias lágrimas 

- Perdón mamá, no es mi intención hacerte sentir más mal de lo que ya te sientes - le pido mientras seco con mis pulgares las lágrimas necias que brotan de sus ojos, igual como ella lo hace conmigo

- No mi amor, no tienes nada de qué disculparte, sé cuánto dolor te produce el haber perdido a tu papá y tienes todo el derecho a desahogarte, sé que solo así podrás seguir adelante - me dice acariciando mi cabello, tal como lo hacía papá

Yo solo la abrazo con fuerza, dejando que las lágrimas vuelvan a salir, igual como lo hace ella.

 

Si tan solo supieras que no es solo su muerte lo que me provoca tanto dolor.

 

Unos golpes en la puerta nos hacen separarnos.

- ¿Ya despertaron? - pregunta mi tía Celeste al asomarse - les traje el almuerzo -

Entra con una charola en las manos y otra más que trae mi tío detrás de ella.

- Gracias Cely, yo no tengo hambre, pero denle a Lila - dice mi mamá intentando levantarse 

- Yo tampoco tengo apetito - comento en voz baja 

- Tienes que comer hija - demanda mi mamá con ternura 

- Las dos tienen que comer - insiste mi tía, haciendo sentar a mi mamá - en unas horas más iremos al cementerio para el entierro de mi hermano y ambas necesitan reunir energías para poder sobrellevarlo -

- Comer no me va a quitar el dolor - comento con tristeza mirando de reojo a mi mamá y por su mirada sé que ella piensa lo mismo

- Sé que así es Lila, pero estoy segura de que tu padre no le hubiera gustado verte así, a ninguna de las dos - razona mi tía alternando su mirada entre mi mamá y yo

- Es verdad, Roberto podría aparentar ser muy macho, pero siempre se derrumbaba si te veía triste - me dice con un sonrisa nostalgia 

Y eso en vez de ayudarme, solo logra lastimarme más, pues me recuerda lo mal que le hice pasar sus últimos días con mis arrebatos emocionales, mi rebeldía y mi distanciamiento. Si tan solo hubiera actuado diferente, si no hubiera sido tan egoísta.

Sin responder nada me dedico a comer, al igual que mi mamá, mientras mis tíos y ella cuentan algunas anécdotas de papá. Mi tía Celeste tiene 8 años menos que papá, por lo que ella solo era una niña de unos 10 años cuando mis padres se casaron, aún así eran muy unidos. Al grado que 10 años después, papá hiciera colgar de espaldas a mi tío desde la azotea, sujetándolo solo de su corbata y haciéndolo jurar que no lastimaría a su hermana cuando éste fue a pedir su mano. Un poco excesivo, si me lo preguntan, pero al final de cuentas el susto le funcionó, mis tíos han estado felizmente casados por más de 15 años, junto a mis primos.

¿Me preguntó si hubiera hecho lo mismo con Jared si se hubiera enterado de nuestra relación? No, a él lo mandaba a encerrar en Alcatraz, valiéndole que ya no estuviera en uso. En fin, supongo que debo resignarme a nunca saber cuál habría sido su reacción. 

 

Nunca en mi vida había deseado tanto retroceder el tiempo, o por lo menos detenerlo, después de tantos contratiempos, visitas y palabras de consuelo que no consuelan nada, nos dirigimos al cementerio. Muchas personas ya están ahí, otras vienen con nosotros y algunas más llegarán a acompañarnos en cualquier momento. Lo sé porque hace un par de horas publiqué un estado en el que daba a conocer la noticia, muchos ya me han llamado o escrito para darme el pésame, pero quien quería que se contactara conmigo, ni siquiera ha dado señales de vida. A mi mamá le dije que lo había publicado porque tenía muchos contactos que llegaron a apreciar a papá y me parecía justo que supieran lo que había pasado y aunque en parte si había algo de eso, la verdadera razón fue esperando que Jared se enterara y al menos así se dignara a aparecer.




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