Tomemos un momento para repasar cómo han sido mis días hasta ahora. Desde un inicio mi intención era no llamar la atención, pero mis compañeros han hecho de ese simple objetivo la cosa más difícil del mundo. A pesar de mi timidez y que me avergüenzo sólo por hablar con chicas, últimamente he estado rodeado de muchas.
Ahora tengo una imagen en mi cabeza, en donde estoy rodeado y no tengo ninguna salida. Donde el espacio cada vez es más pequeño y las paredes que me encierran son aquellas chicas que tanto temo y repiten mi nombre mientras se pegan más a mí.
Llega el punto en que siento que me hundo en lo profundo del mar. Aunque esa sensación es lo más cercano que he sentido a tranquilidad... no estoy en paz.
Cuando por primera vez decidí abrir mi corazón, el resultado fue un doloroso choque con la realidad. Cuando pensé que podría formar una amistad, el resultado fue un peligroso acercamiento que pudo terminar mal.
—Ya no sé qué está bien... y qué no —hablo entredientes mientras miro al techo de la sala.
En este momento, lo que en un principio vi como un sueño, ahora es más parecido a una pesadilla.
—Conque le gusto, ¿eh? Yo... de verdad le gusto a una chica —levanto mi mano y separo mis dedos—. Debería sentirme feliz, ¿no? Entonces... ¿Por qué no siento nada?
Unas horas antes...
—Allen... estoy enamorada de ti.
—¿Eh? ¿Por qué?
—¿"Por qué", preguntas? —inclina su cabeza a un lado.
—Si, ¿por qué? ¿Qué tengo de especial? Sólo soy un chico simple —me altero un poco y levanto mi tono de voz—. No destaco en nada y soy muy débil... se supone —mi cabeza decae y vuelvo a bajar la voz—. Se supone que soy un... cero a la izquierda.
—No digas esas cosas —ella vuelve a poner su mano sobre la mía—. ¿crees que lo que necesitas para conquistar a una chica está en tu exterior?
—Nunca he sido capaz de entender lo que piensan las chicas... p-por eso me ponen tan nervioso cuando estoy con ellas.
—Ya veo.
—¿Puedo hacerte una pregunta? —pregunto y la miro de reojo.
—Seguro.
—¿Por qué yo?
—Hmm —mira al cielo mientras piensa—. Allen, eres un chico especial, aunque no lo notes. ¿recuerdas lo que te dije que debe tener un chico para que me guste?
—Esto... él debe ser respetuoso con todos, sobre todo con sus padres... y también... esto... que le interese cuidar del ambiente... y... olvidé el resto.
—Su trato hacia las demás personas —dice y me mira con sus pómulos un poco sonrojados—. También dije que el físico o su apariencia son lo de menos.
Siento un poco de vergüenza y aparto la mirada.
—Allen. Eres el chico más respetuoso que he visto. También recuerdo el primer día de clases cómo trataste a tu madre; me pareció tan tierno ver como no te importó demostrarle que la amas en frente de todos. Jamás te he visto tirar basura en los pasillos o el patio, al contrario, ayudas a limpiar. Y la razón por la que empecé a tener estos sentimientos es porque eres tan dulce, amable y lindo cuando estás conmigo... ¿A qué chica no le gusta que la traten bien?
—Tantas cosas... ¡Y yo ni por enterado!... Karin... la verdad yo.
—No te estoy diciendo estas cosas con la intención de que me des una respuesta. Sólo es algo que me oprimía el pecho... desde hace mucho —dice y se levanta de la banca—. Woah —ella bosteza mientras estira sus brazos hacia arriba—. No espero una respuesta ahora...
—¿Hm? —levanto la mirada y ella se acerca a mí.
—Pero cuando tengas una respuesta para mí —dice poniendo su mano en mi cabeza y acaricia mi cabello—. Házmelo saber, ¿sí?
—E-Está bien —siento mi rostro caliente y miro hacia otro lado.
—Hm —sonríe levemente—. Tus reacciones cuando te avergüenzas también son muy lindas... ahora vamos a casa.
—D-De acuerdo.
Actualmente...
—Karin... ella es una chica increíble. Es tan dulce, amable, es inteligente y además es linda. Debería sentirme feliz de que alguien como ella esté interesada en un tipo como yo, pero...
Al caer la tarde, prepararé la cena y dejé todo listo para recibir a mi madre, pero olvidé hacer mis deberes. Pensar que todo lo que decía Will era cierto aún me tenía un poco impresionado. En este momento todo cobra sentido para mí. Ahora entiendo muchas de las cosas que ella hacía por mí.
Cuando cae la oscuridad y se hace de noche, yo espero sentado en el sofá. Sin darme cuenta, los minutos pasaron. Estoy tan distraído que no me doy cuenta del momento que llega mi madre.
—¿Allen? ¿Qué sucede?
—¿Eh? —reacciono—. ¡Ah! Esto... no es nada. Solo estaba perdido en mis... en mis recuerdos... eso es todo.
—Ya veo. Me sorprendió verte tan inmerso. Fue como si tu mente estuviera muy lejos de aquí.