💞Sofía💞
Buscaba comprender la razón de por qué James, me presionaba tanto. Qué necesidad tenía de comprometerme de esa forma para mantenerme a su lado, cuando me ha dejado ver de mil maneras que me odia sin motivo ni razón.
Detestaba esta sensación de zozobra que desde hace tanto tiempo no sentía. Y lo curioso es que él siempre estaba presente de alguna manera en los peores momentos de mi vida, pero no como apoyo, sino como el causante de los mismos.
—Saca de tu mente todo lo que te dijo esa mujer. —aconsejó, Ròs, sacándome de mis pensamientos, cuando nos quedamos a solas los tres, sentados en las gradas del solitario campo.
Fue una sorpresa verla con Callum, no lo esperé. Sin embargo, así era mi amiga. Me escuchó triste cuando hablamos por teléfono mientras conducía hasta aquí, y no dudó en venir. Lo que no sabía es que lo haría estando acompañada.
—No puedo sacarlas de mi mente porque de cierta forma tiene razón. Ella, como todos los demás, defiende sus intereses. Unos que supuestamente yo represento.
—Pero eso no le da permiso de presionarte de la forma en que lo hizo. —insistió, molesta.
Sabía que tenía sus razones para estar así. La señora Pratt, prácticamente, me achacó toda la responsabilidad de lo que pasara, si fallara, cosa que de seguro sucederá, ya que no estoy preparada para el reto que James me impuso. Y pese a eso, la entendía, porque lo que ocurría tenía muchas realidades, y la mujer reaccionaba frente a la suya.
—Lo sé, pero entiende que ella reclama lo que cree justo, y yo no puedo decirle que todo esto es por mi pasado —mis ojos se humedecieron por la malsana sensación de culpa—. James solo se está burlando de mí, es lo único que puedo pensar.
—¿A qué te refieres? —cuestionó, Ròs, al lado de un silente Callum.
—Él tenía que saber que no me gradué, porque gracias a su madre perdí la beca, y aun así, me pidió presentar un proyecto sin tener los conocimientos para hacerlo. Es obvio que solo busca volver a humillarme y lo detesto más por eso. —mascullé, pasando de la culpa a la rabia, cargada de impotencia.
Oxford pasó de ser mi mejor bendición, a mi mayor infierno.
—Sofi —intervino por primera vez Callum, mirándome a la cara, y lo que vi reflejado en sus ojos no me gustó—. ¿Ese hombre es el padre de Abby? Por favor, dime la verdad. —cómo negarme a responder si él se había ganado el derecho a saberlo. Así que, asentí, con un deje de vergüenza, luego de pensarlo unos segundos.
—Sí, es él. —confesé, notando su molestia.
—Le partiré la cara a ese desgraciado.
En ese momento se levantó como un rayo y comenzó a caminar hacia la salida con Ròs y conmigo, detrás de él, intentando darle alcance.
—¡Detente, hombre de las cavernas! —gritó, mi amiga.
—Callum, por favor, espera. ¡Solo me meterás en más problemas! —logré detenerlo, y sin poder evitarlo comencé a llorar.
Él me abrazó fuerte, por un corto tiempo, y se sintió bien estar bajo el refugio de un hombre, aunque solo fuese un buen amigo.
—No quiero meterte en problemas, al contrario. Quiero mandar al causante de ellos bien lejos de tu vida. —aseguró, y di un paso hacia atrás.
—De verdad te lo agradezco, pero esta no es la forma. —fui consciente de que mi respuesta lo molestó, así como lo hizo con Ròs.
—Él solo quiere apoyarte, nena —ella me abrazó, por los hombros y comenzamos a caminar hacia los autos—. No estás sola, Sofi, nos tienes a nosotros.
Estaba demasiado sensible, mi corazón estaba tan arrugado como una pasa, al saberme cuidada por ellos dos. Algo que, ni siquiera mi madre, se dignó a hacer.
—Sí, nos tienes a nosotros —secundó Callum—. Es por eso que quiero ofrecerte un empleo. Conmigo estarás bien, ganarás un buen sueldo y sabré comprender cuando necesites cuidar de Abby. Tú sabes que las quiero.
Me odiaba a mí misma. Detestaba ser tan tonta para algunos y tan recta para otros. Él me estaba ofreciendo la salida perfecta, pero yo sabía el sentimiento que había detrás de ella, ya lo habíamos hablado antes, y lo apreciaba tanto que no quería lastimarlo creándole falsas expectativas sobre algo que no ocurrirá porque, por más que lo he intentado, solo puedo verlo como un amigo.
—Te lo agradezco mucho, sabes que sí, pero…
—Pero nada —me interrumpió—. Sé que antes me has dicho que no, cuando te pedía dejar a Charles. Varias veces te he confesado lo que siento por ti, por favor, no hagas que sea eso lo que siga deteniéndote.
—Escúchalo, amiga. No tienes empleo y no puedes trabajar con ese hombre.
—Denme un momento, ¿sí? —pedí—. Ha sido demasiado de ayer para hoy. Recuerden que no solo perdí un empleo, sino que llevo el peso de la comunidad sobre mis hombros.
—¿Entonces, qué harás? —insistió, Ròs
Quizás no lo entenderían, pero si quería trabajar con Callum, debía aclarar las cosas con mi pasado. No era justo que un grupo de niñas pagaran por culpas que no tenían.
—Aplastar al villano, como diría Abby, eso haré —sonreí, al recordar a mi chiquita—. Acepto tu empleo, Callum, pero comenzaré en dos días cuando ponga todo en orden. Hablaré una última vez con James Bennett, por el bien de las niñas.