El Secreto Entre Nosotros

Capítulo 10

Habían pasado las cuarenta y ocho horas que James le dio a Sofi como plazo, el día que se encontraron en el campo de soccer y, por fin, ella había podido dormir mejor. Ya estaba segura de que había tomado una buena decisión. Entendió que trabajar con Callum le daba, de cierto modo, la tranquilidad que necesitaba.

Ahora solo debía ir a hablar con su pasado, pero eso lo haría mañana, quería hacerlo esperar un poco más. Si fuese por ella, cumpliría lo que se prometió de no pisar de nuevo ese edificio, pero no podía hacerle eso a las niñas y a todos los otros pequeños que jugaban allí. Sobre todo a aquella chiquilla de cabellos color miel, que dormía entre sus brazos porque se había pasado de madrugada, a la cama de su mamá.

Sofi la miraba con adoración, acariciando con mimo su cara, viendo en sus facciones parte de ella y de él. Abby era una mezcla perfecta de ambos, y cuando la niña abrió sus ojos, un recuerdo fugaz pasó por su mente.

Flashback

Estaba en el campus, sentada debajo de un gran árbol junto a James. Había sido una semana dura para ambos, por la cantidad de parciales que tuvieron. El joven lo llevaba mejor que ella, él era un genio, al que le faltaba poco para graduarse y Sofi apenas comenzaba.

La cabeza de este estaba sobre las piernas de la chica, y la espalda de ella, descansaba en el tronco del árbol. Él tenía los ojos cerrados, disfrutando de las caricias que recibía en su cabello, algo ondulado, mientras Sofi, solo podía pensar en lo mucho que lo estaba amando. Nunca se había enamorado de esta forma y lo único que deseaba era ser suya, aunque no tuviera idea de qué hacer cuando llegara ese día.

—¿Qué? —preguntó, sonriente y en buen tono, cuando abrió los ojos, de repente, y la encontró mirándolo.

Ella supo que enrojeció al sentir el calor en sus mejillas, pero la vergüenza duró poco cuando se perdió en el color tan fascinante de su mirada.

—Me encantan tus ojos —se vio diciendo, sin poderlo evitar—. Son de un color tan claro y tan hermoso.

James agarró su mano, conmovido, y la besó, antes de sentarse, arrodillarse frente a ella y acorralarla contra el tronco.

—A mí me encantas toda tú —delineó su boca con los dedos, mirándola a los ojos—. Sé que mi vida será a tu lado, no tengo dudas de que te amaré para siempre.

Se acercó un poco más, con gracia y cuidado para dejar en los labios de Sofi, un beso dulce y delicado que la hacía cerrar los ojos para poder disfrutar de la mágica sensación de sentir que volaba, junto al chico más guapo de todo Oxford. Su novio, el hombre que amaba.

—Buen día, mami —la dulce voz de su hija, la sacó de sus pensamientos—. Me gusta que no trabajes, así podemos quedarnos abrazaditas más tiempo. —eso le pegó un poco en el alma.

Era duro ser madre soltera. Las faltas eran largas y los permisos eran pocos. Las ausencias no se podían evitar porque había que trabajar. Por eso, Sofi se dedicó a ella, para compensar un poco, aquellas tantas veces que sus obligaciones de adulto no le permitieron estar.

—Sí, me encanta estar así, muy pegadita a ti. —la apretó, con la fuerza justa, dejando varios besos en sus mejillas, disfrutando del olor de la que siempre será su bebé.

—El tío Callum va a ser un mejor jefe y podrás estar más tiempo conmigo. Me gusta que ya no trabajes para Charles. —a ella también le gustaba, era optimista en que le iría mejor.

—Sí, el tío Callum será mi jefe, pero no puedo abusar de su confianza, eso estaría mal. ¿Lo entiendes, verdad? —Abby fingió pensarlo, lo que le causaba gracia.

—¿Y si abusas un poquito, así de chiquito? —casi juntó sus deditos para que viera lo poco que sería y su madre rio.

—Ya veremos; mejor vamos a desayunar que tienes práctica temprano. —eso la hizo saltar de la cama como un resorte.

Hoy no tenía clases en el colegio, y el entrenador había pautado las prácticas a media mañana.

—¿Irás conmigo?

—Te dejaré allá con tu niñera. Haré algo rápido y volveré por ti.

Abby no fue tan feliz con esa respuesta, pero de igual modo le regaló su mejor sonrisa a su mamá. Ambas eran el mejor equipo, la niña sabía entenderla la mayoría de las veces. En ocasiones resultaba muy madura y en otras no tanto.

💞⚽💞

El tiempo comenzó a pasar, y mientras Sofi dejaba a Abby en el campo de soccer y partía a reunirse con miembros de la comunidad, un melancólico y desesperado James, no dejaba de pensar.

Estaba ansioso, esperando la llamada de Spencer. El investigador era muy bueno, y apenas llegó comenzó a trabajar en su encargo, y tarde en la noche quedaron en que hoy le llamaría, pero la espera se le hacía eterna.

Saber lo más que pudiera de Sofía le causaba intriga y algo de miedo, porque no sabía cómo reaccionaría si descubría cosas que lo hicieran odiarla más. Además, estaba esa niña, esa pequeña aguerrida y excelente delantera que tampoco salía de su cabeza. Abby Cruz era para él como un gran misterio que resolvería muy pronto. James no era un sujeto que creía en las casualidades, y esta no le encajaba. Tal vez ellas eran familia y quería comprobarlo.

—Ya estamos aquí, señor. —anunció el chofer.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.