·̇·̣̇̇·̣̣̇·̣̇̇·̇ • •୨୧┈┈ capítulo 23 ┈┈୨୧• • ·̇·̣̇̇·̣̣̇·̣̇̇·̇

˚· ༊ Aelis ༊·˚

Han pasado unas semanas desde que rózala ha dejado el reino, he enviado a mis guardias a su choza para que procuren cada uno de sus pasos como de sus hijos y su esposo, además de que anteriormente la había visitado suplicándole que regresara al reino. Al final ella es como mi segunda madre, pero se negó rotundamente ante mis peticiones, detuve a mis soldados para que no la obligasen a hacer algo contra ella por desobedecerme, pero me entristece el hecho de que ya no esté a mi lado como mi dama de compañía. Que sea la única mujer con la que he olvidado por un segundo mi estatus como reina, si no, como una simple mujer destrozada y con la soga en el cuello a punto de caer de un pequeño banco para terminar con todo este sufrimiento.

Pero se niega, realmente pareciera que este dolor de perder a rózala es el mismo que de haber perdido a mis padres aquel día.

Me encontraba sentada en una de las habitación leyendo un momento, mis damas ahora parecían ser más infelices ya no hablaban o reían como antes, ahora murmuran en casi un susurro inaudible para mí, o solamente se quedan calladas esperando cualquier movimiento que hiciera, aunque del mismo modo en que se encuentran ellas me encuentro yo en este momento, pero tengo que fingirlo totalmente… por ser la reina.

Deje mi libro dejando escapar un suspiro bajo.

-majestad_ las mire acercarse a mi_ ¿sucede algo?

- no_ negué_ no pasa nada, pueden dejarme sola un momento por favor

- claro, como ordene su majestad_ salieron dejándome sola. En total silencio en aquella habitación me encontraba, con el pequeño libro recargado entre mis piernas y la mirada fija en mi vientre aun plano.

Había visto algunas veces entre los pasillos o entre las ventanas del palacio cuando su vientre podía notarse demasiado, tan grande y cuando pasaba su mano por este esperando con una gran sonrisa la llegada de su bebe. de su hijo, ahora que yo tendré un bebe. que un pequeño príncipe o princesa, la nueva heredacion de la familia largus quien gobernaría el reino estará creciendo en mi vientre aún más me duele saber que es el fruto del amor de dos amantes poderosos. El fruto del amor que siento por aleksanteri como el dolor que ahora siento por no poder compartir esta felicidad a su lado por estar obligados a mantenernos al margen por nuestras coronas.

Deje escapar un suspiro bajo viendo que una lagrima cayo en mi libro, pase mi mano por mi mejilla viéndola mojada. realmente estoy mostrando mi dolor por no estar alado de aleksanteri por medio de mis lágrimas. la muestra del dolor y la tortura que está sufriendo mi corazón por no estar a su lado.

-aleksanteri_ susurre, pero levante la mirada a las grandes puertas oscuras al escuchar diferentes voces. Me levante de mi silla para saber que estaba ocurriendo, pero se abrieron abruptamente paralizándome.

Estaba frente a mí, su traje elegante parecía estar un poco desacomodado, sus cabellos estaban de igual forma desordenados, paso sus manos repetidas veces por estos. Su mirada era llena de rabia y temor de igual forma que su pecho se elevaba y bajaba por su respiración agitada. estaba alterado, pero… no entiendo porque motivo estaba aquí. Frente a mí.

-aelis

- aleksanteri

- su majestad_ mire a mi general y a otros soldados

- déjenlo_ alce la mano deteniéndolos_ está todo bajo control, hablare con él en privado

-como ordene majestad_ salieron cerrando las puertas dejándonos solos. Nuestras miradas se fijaron sin decir una sola palabra, aunque con solamente ese acto parecía que gritáramos todo lo que hemos callado

- aleksanteri_ se acercó a mi hasta quedar frente a frente. Su respiración podía ser aún más notoria al tenerlo tan de cercas

- es verdad

- ¿a qué te refieres? _me tomo de ambos brazos acercándome más a mi

- dime que es verdad aelis. Es verdad que estas embarazada_ me impacte, quien se lo habrá dicho_ dime aelis, es verdad

- ¿Quién te lo dijo?

- es lo menos importante ahora, pero dime ahora mismo aelis. Es cierto que estas embarazada,ese bebe es…_ asentí interrumpiéndolo

- sí, es verdad, estoy embarazada..._ sus brazos me rodearon callándome, podía sentir una gran presión sobre estos, pero de igual forma podía escucharlo reír en bajo... estaba feliz por esta noticia lo que destrozaba más mi corazón

-aelis, mi hermosa reina_ su voz era baja y dulce cercas de mi oído_ esto es una bendición para los dos, nutotish y dretasan serán bendecidos con un heredero

-aleksanteri, este bebe no es...

-calla hermosa_ se rio en bajo_ no creas que me creeré esa mentira que ese bebe no es mío, al único hombre con el que has estado estos últimos meses fue conmigo, no has tenido algún otro amante como no has vuelto a estar en intimidad con tu... esposo_ se separó mirándome sonriendo_ yo soy el padre de este bebe_ llevo su mano a mi vientre_ nuestro príncipe o princesa heredera. y por tal motivo es que hare esto aelis_ alejo su mano de mi vientre para llevarlo al bolsillo de su pantalón, no pude evitar abrir mis ojos lo más posible ante tal radiante gema que al brillo del sol podía relucir aún más aun siendo tan pequeña en ese anillo plateado_ el anillo que creado a base de las perlas más hermosas que nutotish tiene_ lo mire_ la gema fue concedida del abismo más profundo de las oscuridades, una hermosa reliquia que te podrían brindar la belleza como la frialdad, como las nevadas_ tomo mi mano_ aelis, quiero que seas ahora mi emperatriz

era hermoso, era el sueño que por tanto tiempo estaba anhelando que sucediera entre aleksanteri y yo, finalmente ser esposos más haya de solamente amantes. pero... esto podría traer demasiadas repercusiones entre las dos naciones, en cuanto este bebe nazca podría causar severas guerras entre el reino y nutotish. al final, son dos coronas y un solo heredero, podríamos terminar en una terrible guerra si llegáramos a permitir que este bebe nazca siendo heredero a dos tronos sobre todo si... acepto casarme con aleksanteri, ahora dretasan será la nueva nación de nutotish, ya que como reina no tengo derecho en nutotish. en cambio, aleksanteri con solamente una palabra puede tomar la nación más baja que el guste.