El secreto prohibido, renace

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˚· Aelis·˚

no se realmente cuanto tiempo hemos pasado remando, me estaba doliendo demasiado las manos. mis brazos me estaban doliendo demasiado de tan solo estar remando. otros esclavos seguían cayendo. las gotas de la lluvia al caer por la madera encima de nosotros era lo único que refrescaba mi garganta. solamente podía escuchar ese tambor seguir sonando por toda la trayectoria.

- ¡alto! _indico un soldado, todos respiramos para poder descansar un momento.

sentía el aire faltar de mis pulmones, me acerque un poco a donde salía el remo viendo las torres de seguridad del imperio, finalmente hemos llegado a nutotish. pronto ya podre estar junto a mi emperador.

- ¡remen! _ordeno, todos seguimos remando que ahora luchaba en sacar más fuerzas de la que mi cuerpo podía tener para poder ver a aleksanteri

no demoramos demasiado en que detenernos en el muelle de nutotish, finalmente pude entrar a tierras del imperio. las puertas se abrieron deslumbrándonos que a muchos comenzaron a desencadenarnos entre ellos a mí, me sujetaban de una manera brusca para hacerme salir del barco.

mis manos estaban lastimadas y sentía un cosquilleo en estas, mi rostro aun mojado de sudor como sucio de las veces que pasaba mi mano para limpiarme un poco. aunque al bajar al muelle donde los soldados del imperio estaban ahí con un carruaje como si fueran a transportar a un caballo.

más bien diría que es para transportarnos a nosotros.

-estos son todos los esclavos_ menciono el soldado que nos tenía esposados

-bien_ tomo una tablilla que comenzo a señalar a los esclavos que se llevarían. me preocupe al ver que me salto, mi respiración comenzaba a agitarse y mi corazón a latir con fuerza

-ahí están todos los esclavos

-sí, son los dictados_ se acercó entregándole un bolso con monedas de oro

-súbanlos_ nos empujaron para regresar al barco, intentaba detenerme, pero los demás esclavos me empujaban para subir aquella tabla

- ¡alto! _nos detuvimos_ aquí faltan esclavos y les hemos dejado en claro que estén sanos

-no entendemos que quiere decir_ se acercó tomando a dos para alejarlos de los demás

-están enfermos de lepra _los empujo al suelo

-esos fueron los esclavos que acordamos_ tomo su espada acercándose a el soldado

-al imperio nadie se atreve a burlarse_ se acercó jalando de los brazos a otros esclavos entre ellos a mí. me sentí feliz de que me hayan elegido_ con estos esclavos estamos de acuerdo

-oiga..._ lo golpeo haciéndolo caer al suelo y enterrar con fuerza su espada a su lado

-no quieras volver a intentar vernos la cara o el emperador amara cortarte la cabeza_ separo su espada de él_ lárguese ahora mismo_ se acercó a donde estábamos_ rápido, suban_ aun estando atados por los grilletes nos ayudábamos para subir a aquella carreta. ya estábamos demasiado apretados, pero aun así lo cerraron para comenzar el viaje.

me quejaba de los pisotones que recibía de los demás esclavos, entre los empujones que recibíamos de otros, pero podía ver el hermoso pueblo del imperio. algunas personas ignorándonos, gritándonos barbaridades o lanzándonos tomates manchándonos. no me importaba realmente, solamente quería ver a aleksanteri. pude ver mis manos rojas, maltratadas y al parecer sangrando por la madera vieja de los remos, en el vestido pude ver un pequeño corazón pintado.

-rózala_ hable en bajo dejando caer una lagrima, no por el hecho de haber perdido todos los prestigios que tenía en el reino, sino por haber dejado atrás a rózala aunque no me creyera al principio sé que ella confiaba en mí, aun mas que mi padre

- ¿es tu mamá? _mire a mi lado a otra esclava de cabellos claros demasiados descuidados, su piel clara estaba lastimada por cicatrices y su rostro sucio

-si

-debiste quererla mucho_ sonrió tristemente_ mi mamá murió cuando yo fui vendida como esclava, no soporto el verme siendo golpeada y murió

-lo lamento mucho

-descuida_ sonrió_ me llamo sira

-un gusto_ no puedo estrechar su mano por el estrecho espacio que teníamos

-ser esclava es un infierno o algunas veces lindo

- ¿lindo? ¿en qué sentido?

-algunas naciones nos pueden tratar bien en el hecho de no golpearnos, pero hay otros que se divierten al azotarnos

-entiendo

-oye. tienes muy bonitos ojos_ la mire_ más bien diría que eres demasiado hermosa

-gracias_ sonreí, pero me volvieron a empujar_ el imperio...

-debes cuidarte mucho_ menciono mirando a los soldados que no nos miraban para seguir caminando portando las banderas del imperio_ dicen que la familia cadfan están malditos ya que han muertos muchas personas ahí dentro y que con los cuerpos de los esclavos que se atrevieron a desafiar las órdenes del emperador serán alimentados por la feroz bestia que ocultan_ menciono, mire el imperio no creyendo ello. aleksanteri en mi vida pasada me habría hecho mención de ello. al cabo éramos amantes.

al haber llegado al imperio nos bajaron a todos algunos a tirones haciéndolos caer al suelo, al haberme jalado del brazo hicieron que cayera de rodillas. me levante para acercarme con los demás esclavos, formados en línea nos hicieron caminar dentro del imperio. las veces en que era recibida como reina e incluso los soldados bajaban la mirada al pasar, ahora nos gritaban y golpeaban en ocasiones con sus lanzas.

al haber entrado en quedar en el centro de un salón en una fila manteníamos las miradas bajas ante los soldados que con solo la mirada nos atemorizaban.

-general_ todos dijeron, otro soldado con una armadura mejor se acercó mirándonos

-ahora ustedes servirán al imperio_ menciono_ no tienes derecho en dirigirse a cualquiera de sus majestades o sus altezas, no tienen derecho de verlos, no tienen derecho de abandonar sus labores y quien se atreva a romper alguna de estas reglas será castigado o ejecutado ¡entendido! _asentimos todos




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