El Secuestro de Ivette

Capítulo 12.

Estirada sobre el suelo mantenía las extremidades estiradas, sueltas, y no intentaba hacerle ninguna fueza, su mente estaba divagante y su visión borrosa. El leve olor a vino que exhalo de sus labios la hizo volver a sollozar, sintió dolor desgarrando su pecho y su garganta. Temblo por dentro, no supo de qué, pero tembló.

Su corazón estaba partido, su mente borrosa y su cuerpo exhausto.

 

La tierra tembló, fue un movimiento imperceptible bajo sus pies que la paralizo por unos leves nanosegundos, quedo con el cuchillo en la mano y la tostada en la otra, su respiración, anormal en aquellos días, se desacelero hasta casi no sentirlo y ahogarse. Dejó lo que tenía en las manos suavemente sobre la mesa y luego se sujeto a los bordes de esta.

De nada le servía ahora tanta paciencia, tanto serenidad ni tanta disciplina, las desgracias vienen sin que le llamen y se van solo cuando se les obliga, de manera intermitente. Acepto la visita de un inspector español sin saber porqué, sin embargo tenia curiosidad y en su mente albergaba la pequeña, por muy minima que fuera, esperanza de que se tratará sobre Edna. Se decidió recibirlo en el estudio de Alessio, su mente y cuerpo le estaban diciendo a gritos que algo no iba bien.

Y se dio cuenta tarde de que tener razón y esperar lo que no se sabe que se espera tiene el mismo efecto en la vida, cuando las cosas se salían del carril y se perdían en la lejanía de todo lo bueno que alguna vez hubiera sentido o experimentado en toda su vida. Despidio al tal inspector Sánchez sin romperse, sin soltar una sola lagrima, ni proferir ninguna maldición. Su mente se negó a procesar, ni siquiera lo pensó, no reaccióno. Entro en un trance consciente, era muy fácil perder, no aceptar.

Se dejo caer en el sillón más grande con el sobre en la mano, su fuerza de voluntad fue lo único que la impulso a abrirlo, toda la fuerza, las buenas intenciones y la disciplina habían desaparecido de un momento a otro.

 

Para: Mi dulce en la vida.

Fecha: No importa.

De: Edna Rodriguez de Montalva.

Cuando esto llegue a tus manos, ya yo no estaré y no hablo de manera figurada, de verdad ya no estaré viva.

Y por eso te escribo. Recordarte que te amo con una locura sobrehumana. Has sido mi hermana y mi confidente, mi ángel y mi demonio. Has sido lo más significativo y puro que me ha podido pasar en toda la vida. Justo por eso te escribo, tengo la fiel esperanza de que esta carta llegué antes que el CD, porqué estoy muy segura de que llegará, y rogarte, suplicarte, pedirte con el  corazón en las manos, que no hagas nada en su contra.

Él me ha enseñado lo fácil de amar en cuerpo y alma, de darlo todo y recibir a cambio lo mismo que das en solo tres meses me hizo experimentar cosas que de otro modo nunca hubiera sentido. Es mejor vivir tres meses de pura intensidad que toda una vida en la absoluta monotonía.

Tú más que nadie sabes todo lo que he pasado y lo que esto significa para mí.

Prómetelo, prométemelo que no harás nada y yo te prometo que seré tu ángel guardián, tu cuidadora y aun desde el cielo te daré la fuerza para seguir, cuando yo ya no este físicamente junto a ti.

Recuerda lo que dice ese versículo que tanto nos gusto en Francia:

No juzguéis, y no seréis juzgados: no condenéis, y no seréis condenados: perdonad, y seréis perdonados.
Lucas 6:37

Te amo desde la tierra y lo seguiré haciendo desde el cielo.

PD: Si en alguna otra vida nos hubiéramos casados ese hubiera sido mi nombre, llevaría tu apellido y tu siempre me cuidarías.

PD2: Te amo por miles y millones de lejanías.
 

—¿Ivette? —Se deslizo sin hacer más ruido del necesario, su mayordomo lo había esperado en la puerta como de costumbre, pero en esa ocasión su rostro estaba palido y se podría casi describir como triste. —¿Hermosa?

No hubo respuesta de su parte, no había ninguna luz encendida. Todo estaba sumido en el peor de los sentidos. Alessio cerro la puerta detrás de si y espero que su vista se acostumbrará a la oscuridad. Estaba preocupado, su alma se estaba encogiendo mientras más tenía que esperar. La vio tirada en el suelo, tendida como quién pierde una batalla y ya no tiene fuerzas para luchar una guerra. Exhausta y vencida. Se acerco a ella tratando de evitar la botella de vino y buscando estar más cerca de ella.

—¿Qué pasa cariño? —Se sentó a su lado, le quito el papel de las manos y la fue levantando hasta tenerla entre sus brazos y abrazarla, recostó la cabeza de ella en su hombro y le permitió llorar, como él estaba seguro que nunca haría otra vez en su vida.

El único sonido que escapaban de sus labios eran sollozos, ella se agarro a Alessio con todas sus fuerzas, las pocas que le quedaban para seguir viviendo de aquella forma. Alessio acariciaba su espalda y miraba a su alrededor, tardo más de la cuenta en darse cuenta. Había un sobre, leyó las pocas letras que pudo de encima y la abrazo más fuerte. La luz roja de DVD parpadeaba constantemente, quito una de sus brazos alrededor de ella y agarro el mando a distancia, pulso el play.

—Recuerda que te amo por miles y millones de lejanías... —Salio la voz de una chica, supuso que era de Edna, segundos después sonaba la canción.

Deja que hable, deja que hoy te cuente
Como quema que te vayas entre lágrimas me duele
Déjame verte, una despedida y ya me quedo en
Este infierno al ver que hoy me olvidas

—Se fue Alessio, él me la quito. Me la quito Alessio —sollozó contra su cuerpo.

La canción siguió sonando, la repetían, ella lo hacía. Quería. escuchar su voz, que era lo único que le quedaba, no estaba su amuleto, no estaba ella y ahora estaba perdida en su propio dolor.




 



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En el texto hay: secuestro, escapes, amor pasion

Editado: 16.04.2024

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