Ya habían pasado dos meses desde que a Ivette se la habían llevado, Alessio había removido cielo, mar y tierra para saber de su paradero y no había podía encontrar nada, el termino "se la trago la tierra" encajaba perfectamente en aquella situación. Llevaba noches sin dormir bien, entre el "trabajo" y la desaparición de Ivette le estaba costando mucho estar en paz consigo mismo. No paraba de pensar en lo que podría estar pensando ella, le había jurado protegerla y no lo hizo, los votos matrimoniales retumbaban en su cabeza dia tras dia:
—Yo Alessio, prometo cuidarte y protegerte de todo el mal que pueda pasarte, prometo respetar todas tus decisiones, nunca mentirte y jamás hacer nada que pueda dañar tu integridad física, moral y emocional. Prometo dejarte marchar cuando te quieras ir y nunca dejar de amarte cuando empiece a hacerlo.
>>Juro y prometo serte fiel y estar en las malas y las peores, en las buenas y las mejores. Te prometo que intentaré ser el esposo que te mereces y necesitas...
Había fallado en todo lo que prometio, no la estaba cuidando y no le estaba dando todo lo bueno que sabía que se merecía, su mente y corazón le estaban atormentando de la peor de la manera. Su estómago estaba inquieto y no podía estar tranquilo.
Aun la podía sentir rodeando su cuerpo con fuerza mientras murmuraba una y otra que Edna ya no estaba, que la había dejado y que no tenía nada. El CD aún seguía en el reproductor, la escuchaba de vez en cuando y le entraban ganas de llorar, un momento la tenía en sus brazos y luego. Luego ya no estaba, fue todo tan rapido, tan, tan desgraciado.
¿Por qué se tuvo que levantar?
Se había levantando con la idea de hacer unas llamadas, pedir unos favores y buscar respuestas para Ivette. Para que al fin pudiera descansar, necesitaba buscar algunas respuestas para ella. Había salido de la casa y lo siguiente fue una alarma y la cama vacía, ya no estaba Ivette. El movil sono a su lado.
—¿Alessio? —Su voz fue melodiosa a traves del aparato.
—¿Ivette? —Se puso recto en la silla y dejo la copa que tenía en la mano, no estaba preparado para escucharla.
—No hables solo escucha —De pronto fue fría, su voz, su actitud —. Sólo llamo para pedirte que no me busques, no sigas insistiendo —Se quebro unos segundos y volvió a rematar —. Te suplico que hagas tu vida, consigue alguna chica que te quiera y te cuide, que sepa escuchar y demuestre cada día lo mucho que te ama.
»Te suplico que ya no sigas insistiendo en encontrarme. Ya no podemos estar juntos. Cuidate de quién te rodea...
—Sabes que no voy a hacer...—Le interrumpió.
—Tienes que hacerlo, lo prometiste el día que nos casamos ¿recuerdas? —Suspiro a través de la línea, hizo una leve pausa y siguio —Cuidate mucho y que seas muy feliz en el futuro.
Colgo antes de que él pudiera reaccionar, se quedo mirando la pantalla y lo dejo caer en el escritorio mientras se recostaba de su silla. Tenía que dejar de buscarla, definitivamente se habia ido. El telefono vibro.
Guardarropas derecho abajo, falso fondo. IR¹.
Se precipitó por las escaleras sin respirar siquiera, llegó a la habitación y fue directo al guardarropas de ella, abrió ambas puertas y se quedó mirando unos segundos, todas sus cosas estaban ahí pero no estaba ella. Puso a un lado la inseguridad y tanteo donde ella le había dicho, no recordaba ningún falso fondo en esos lugares, sin embargo se trataba de Ivette y con ella todo parecía una posibilidad. Lo encontró debajo de un trozo de piel muy bien sujeto al fondo.
Un sobre azul muy bien sellado estaba en ese lado, lo tomo entre sus dedos y camino hasta la cama y se sentó.
Tanteo el sobre con curiosidad e insertidumbre antes de abrirlo, había una carta y una memoria USB.
Hola Alessio, finalmente estás aquí.
Si estás leyendo esto es porqué el desastre de mundo en el que vivimos se ha salido de control y no estoy a tu lado, lo cual es muy lamentable, al final me estaba acostumbrando a ti.
Ahora mismo estoy sentada en el suelo de nuestra habitación, tú estás durmiendo y creí necesario hacerte está carta porque aunque ayer prometiste cuidarme siempre y yo prometí estar contigo siempre, ambos sabemos que posiblemente no será así, desde mi punto de vista es muy lamentable. Porque mientras te miró dormir te podría asegurar que haría lo que sea por cuidarte y algo me dice que tú harías lo mismo por mí.
En el USB hay una canción, si alguna vez te hago falta puedes ponerla y solo recuérdame sonriendo o abrazándote, durmiendo o peleando. Recuérdame feliz, porque cada vez que yo escuché esa canción te recordaré ayudándome a pasar el estrés, discutiendo, o dejándome ir cuando nadie más me había dado esa opción, tú me has hecho experimentar más emociones que el resto de toda mi vida y estaré eternamente agradecida.
Espero de todo corazón que después de mí encuentres la felicidad y vivas plenamente.
Mi felicidad siempre serás tú.
Siempre tuya.
Ivette Ricci.
Ivette rompió el celular luego de enviar el mensaje. Sentía una especie de alivio y consternación, le estaba diciendo a adiós a algo que de verdad quería y por otro lado sabía que está haciendo lo correcto. Tener a Alessio buscando su rastro empeoraría todo.