El Secuestro de Ivette

Capítulo 40

Tres pasos a la derecha, dos a la izquierda, cabeza gacha y la respiración tan suave que apenas si creía que respiraba; empuñó la pistola con ambas manos y no movió ningún musculo más. Su corazón que segundos antes estaba descontrolado, volvió a acompasarse.

Las balas volaban sobre su cabeza, uno de aquellos proyectiles impacto muy cerca de su cabeza apenas rozándole, y otra le impacto en el brazo izquierdo, Alessio empujo sus labios uno contra otro para no gritar.

El proyectil había impactado en su antebrazo, no podía moverlo y estaba seguro que no podría sostener la pistola con esa mano. Escucho a sus hombres gritar, se movió todo lo rápido que pudo más cerca de su coche, el brazo seguía sangrando. Maldijo por lo bajo, había estado en situaciones mucho peores que aquella y  estaba vivo, ahora, al parecer iba a morir desangrado por una bala en un brazo. Maldita ironía.

De la suerte y de la muerte no se escapa nadie, y la suerte le acompañaba.

Un cuerpo se posicionó frente a él, conocía esa espalda, pero no recordaba de donde, seguía desangrándose y apenas si podía estar consciente mientras lo arrastraban al Jeep más cercano. Los tiros empezaron a sonar muy lejanos, su mirada parecía no querer perderse pero sus ojos se perdían cada vez más. Estaba muy seguro de conocer esa presencia, esa energía, esa sombres de alma. En algún momento en medio de toda su reflexión perdió el sentido de todo.

James pensó en lo débil, o más bien, menos peligroso de Alessio cuando estaba totalmente despierto con los ojos abiertos y la mente clara y ahora, inconsciente en el asiento de atrás de un coche que no era de él.

—¿Qué hago contigo ahora? —Por unos milisegundos el pánico absorbió todos sus pensamiento.

Condujo hasta la farmacia más cercana, compro gasas, desinfectante, pastillas para el dolor y golosinas. No tenía muy claro lo que iba a hacer, sin embargo sabía que de una manera u otra tenía que llamar a Ivette.

Pero primero tenía que escoger muy bien lo que iba a decirle, pensó en varias opciones. 

Bien podía decirle que había salido a correr o dar una vuelta o mejor aún, podría decirle que tenía curiosidad sobre ella y Alessio y que por eso llevaba un mes siguiéndole y que gracias a eso le había podido salvar la vida. Casi podía sentir la mirada de reprobación de ella, Podía sentir su piel erizándose por desobedecer.

James le tomo el pulso a Alessio, era muy suave, así que era ahora o nunca. Saco el móvil de su chaqueta y pulso el 1 de su móvil en el marcado rápido respiro profundo varias veces, al segundo timbrazo respondió.

—¿Sí?


—Necesito que me ayudes —James le soltó todo de golpe —, tengo a Alessio desmayado en los asientos de atrás, tengo muchos motivos y ceros excusas iah! también tiene un brazo herido. pare la hemorragia pero hay que sacar la bala y no sé hacerlo.

—No sabes hacer muchas cosas —Y seguir ordenes eran una de ellas. Le dio una dirección y una lista de cosas que comprar antes de colgarle, dio cinco minutos más de boxeo y luego salió del gimnasio con su mejor cara de "todo me importa un comino" mientras que por dentro estaba ansiosa, indecisas y la estaba torturando la conciencia.

Sabía que había sido un error que James conociera a Alessio, fue un  hecho que no había podido controlar y ahora estaba en una situación que no tenía muy claro si podía manejar. Se ducho más rápido que nunca en su vida, tomo las llaves del coche y salió sin darle explicaciones a nadie, como era de costumbre.

No volvió a llamar a James, y en veinte minutos estuvo tocando la puerta del motel que le había dicho.

En sus ojos había una mezcla de emociones y palabras no dichas que era imposible no notar desde un primer momento. Aún así James la abrazo, su gratitud y admiración hacia ella habían aumentando sustancialmente.

—Tienes muchas explicaciones que darme James —Ivette se quitó la chaqueta, las botas y los pantalones, no quería que le cayeran sangre en caso de que todo saliera mal.

Alessio estaba tendido en la cama, su rostro estaba pálido, su brazo estaba estrangulado, pero ya no sangraba. Reviso su pulso y respiro profundo cuando éste fue medianamente normal, desinfecto sus manos, las pinzas que iba a usar y lo dejo todo a su alcance.

James se sentó en el suelo al lado de la puerta con una Glock cuarenta y siete en las piernas y no se movió de ahí para nada. Si algo había aprendido de Ivette, era que en los momentos difíciles se tenían que cubrir la espalda y en los días buenos, los pocos días buenos, entonces solo disfrutaban como si nada mala hubiera pasado nunca, ni como si nada malo pudiera pasar nuevamente.
 

 

Para: Colombo

 

«Jefe hemos tenido varios inconvenientes, tenemos que pasar al plan B» 

 

 

 


 

Las mentiras, las omisiones, las malas emociones y luego el resumen de todas ellas en una sola situación podía empeorar las mejores situaciones del mundo. En medio de todo esta trama oscura, una pequeña bala era extraída del brazo izquierdo de Alessio, diez hombres morían acribillados por sujetos a los que no le habían hecho o dicho nada en su vida, pero así era la vida.

Las personas que no se conocían se asesinaban por personas que no se querían ni ver. 

La ironía seguía siendo el son cantante dentro de los millones de remolinos de la vida.

¿Morir o matar?

Ivette vendo el brazo y se quedo de rodilla frente a Alessio, una lagrima solitaria se deslizo por su ojo derecho mientras aun sostenía la mano de él entre las de ella.  Todo aquello tenía que acabar.

—¿Qué paso? —Ivette se sentó al lado de James quien seguía sin moverse, parecía una estatua.

—Lo estaba siguiendo y entraron a un almacén, así que me fui y di una vuelta luego volví como media hora después y escuche los disparos, me asome lo suficiente para verlo arrastrándose fuera de aquel lugar. —Arrastro sus manos por su rostro.



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En el texto hay: secuestro, escapes, amor pasion

Editado: 16.04.2024

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